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El capitán de la selección argentina utilizó su cuenta de Facebook para comunicar su más íntimo deseo: “Jugaremos el partido más importante de nuestras vidas con esta camiseta”.

Las sensaciones y los estados de ánimo del simpatizante en una instancia decisiva son entendibles, pero las estupideces lo que hacen es generar reacción. Y escuchar de los argentinos decir “que todavía esperan que aparezca Messi”, más allá de la certeza de estar ante una estupidez gigantesca, lo que alimenta es las ganas de hablar de fútbol. Y la intención no es opinar a la altura de los jugadores profesionales porque ninguno de ellos diría una burrada tan enorme.

No hace falta ir muy lejos en el recuerdo de este mismo Mundial para refrescar a los que les falla la memoria que el astro de argentina fue el máximo responsable de que el Seleccionado Nacional esté en esta instancia en duelos claves como los de Bosnia, Irán, Nigeria, Suiza y Bélgica. Cuando algún descolgado del juego le dijo a Sabella que con los belgas La Pulga no había sido tan decisivo recibió una respuesta llena de fútbol: “Cada vez que él tiene la pelota el equipo respira, descansa, se ilusiona”.

Y para los que se quedaron con la imagen de un Mascherano impresionante cerrando los caminos ante Holanda, hay que refrescarles que las mejores acciones de ataque de Argentina en ese mismo partido tuvieron como protagonista a Messi. Y si los hombres de Van Gaal no se abalanzaron despreocupadamente hacia el arco de Chiquito Romero también fue porque el “10” tiene la camiseta de Argentina.

Se entiende que un tipo como Gary Lineker, que se dice un gran admirador del rosarino diga en la BBC: “Soy un gran fan del capitán de Argentina. Es el jugador más talentoso desde Diego Maradona. Pero me decepcionó lo que vi aquí en Brasil. Tuvo algunos momentos mágicos, pero en términos generales su actuación fue irregular. Cuando lo vi jugar esta temporada en el Barcelona tuve la sensación de que se estaba guardando para el Mundial. Pero está claro que no está en su mejor forma física”.

Lo que no se comparte es con aquellos que vivieron la mágica época de Diego y pretendan en su imaginario que Messi debe jugar con el tobillo destrozado para entrar en la consideración de ídolo, para sacar chapa de caudillo. Algo que seguramente Messi ni siquiera está pensando.

Que salga y desde el verbo se enfrente al mundo poderoso, Lionel no es así. Lo suyo es acariciar la redonda con la zurda y darle destino incierto, apilar rivales y hacerles creer que los puede gambetear a todos mientras prepara un gambito que deja a Di María, Agüero o Higuaín cara a cara con el arquero.

El entrenador de Alemania, Joachim Low no se puede dar el lujo de menospreciar, por eso no tiene temor al analizar: “Messi es el jugador que puede decidir un partido, pero ahora está organizado y bien acompañado”.

“Mi sueño es jugar para la Selección Argentina”, dijo La Pulga en la televisión de Rosario y todavía no tenía ni diez años. Se cansó de repetir en España que cambiaba todos los títulos del Barcelona por ganar un Mundial con la Selección, mientras en su país lo silbaban en la Copa América porque decían que no jugaba igual que en España. Los más disparatados llegaron a decir que en Europa no lo marcaban, que en el fútbol argentino no podría hacer la cantidad de goles y récords que pulverizó.

Es tremendo el público argentino. Te eleva a categorías impresionantes por tirar una pelota a la tribuna o te destroza por no hacer la jugada imposible porque se imaginó que así debía ocurrir.

De lo único que estoy seguro es que Messi no necesita demostrarle nada a nadie y que tenemos que estar agradecidos al destino que se ponga la “10” de la Selección Nacional. Y que ojalá que hoy en el Maracaná pueda cumplir su sueño porque es el mismo que tienen todos los argentinos.

Fuente: Infonews