Algunos consejos para evitar los excesos y el estrés en las fiestas

Navidad y Año Nuevo suelen asociarse con el exceso de comidas y el aumento de tensiones propias de esta época



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Navidad y Año Nuevo suelen asociarse con el exceso de comidas y el aumento de tensiones propias de esta época




Entramos en los últimos días del año, donde el estrés acumulado de doce meses se conjuga con el apuro de finalizar las cosas pendientes. Y todo ello se entremezcla con la celebración de dos fiestas importantes que acarrean aumento de tensiones y una posible mala alimentación o excesos de comida muchas veces no tan sana para nuestro cuerpo.

Según los especialistas, el producto del estrés tan propio de esta época del año es la ansiedad, que conduce a muchos a la comida, sobre todo de cara a las Fiestas. Así, emociones y comida están ligadas fuertemente.

«La ansiedad aumenta los niveles de adrenalina, neurotransmisor que reduce la capacidad de autocontrol y aumenta la tendencia a comportamientos no saludables. También, al disminuir la serotonina aumenta la tendencia a desear alimentos dulces», explicó a LA NACION el doctor Norberto Russo, especialista en nutrición neurobiológica, que alertó las claves para manejar mejor el estrés de fin de año y llegar a las vacaciones más livianos.

El experto precisó que incorporar a la alimentación, nutrientes como magnesio, triptófano y vitaminas del grupo B, ayuda a que se atenúe la ansiedad. También realizar actividad física ayuda a sentirse bien porque libera endorfinas, favorece el funcionamiento general del cuerpo, la movilidad, la fuerza de los músculos, la vitalidad, la respiración, el ingreso del calcio a los huesos. Además, ayuda a controlar la ansiedad y el estrés.

Russo indicó que es clave para una buena alimentación hacia fin de año, que no falten frutos secos, nueces, legumbres, cereales integrales y verduras de hoja, ya que contienen magnesio que por tener propiedades relajantes, controla el ritmo cardiovascular y resulta un buen complemento dietético para calmar la ansiedad.

Las frutas (como la banana o ananá) y un aporte de proteínas animales (carnes, pescados o huevos) en la cena: contienen triptófano, un aminoácido componente de las proteínas, que se transforma en serotonina mediante complejos ciclos metabólicos.

También resaltó que el germen de trigo y levadura de cerveza en el desayuno o añadido a ensaladas o jugos contienen vitamina B6, que participa en la síntesis de serotonina a partir del triptófano, como así también en la formación de las vainas de mielina de las neuronas, necesaria para que estas células transmitan correctamente los mensajes.

SIN GRASAS TRANS

El 2014 es el año de una Argentina libre de grasas trans dado que a partir del 10 de diciembre de comenzó a regir en su totalidad el cambio en el Código Alimentario Argentino a partir del cual la industria de alimentos no puede fabricar ni comercializar productos que contengan grasas trans

«Esta decisión está destinada a combatir la creciente epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles, que tiene como prioridad prevenir los trastornos alimentarios, el sobrepeso y la obesidad», explicó la licenciada en nutrición, Alejandra Caponi, del Centro Terapéutico Dr. Máximo Ravenna.

«Las Grasas Trans se encuentran en los alimentos elaborados industrialmente con aceites vegetales parcialmente hidrogenados y se encuentran en aperitivos y snacks salados, como papas fritas, palitos, galletas, pizzas, margarinas, barritas de cereales, hamburguesas, magdalenas, alimentos fritos, dulces, entre otros. Básicamente, y para que todo el mundo lo entienda, las grasas trans son un tipo de grasa que se forma cuando el aceite líquido se transforma en una grasa sólida por el añadido de hidrógenos. Este proceso se llama hidrogenación y sirve para incrementar el tiempo de vida útil de los alimentos», precisó Caponi.

La especialista destacó que el estado nutricional de la población es la consecuencia de diferentes aspectos multidimensionales, entre los que se incluyen el acceso a alimentos en cantidad y calidad y su selección individual. En este sentido, la responsabilidad del Estado es promover la formación de estilos de vida y hábitos alimentarios saludables en la población en forma directa o a través de agentes de salud u otros responsables de la sociedad, para que una vez asegurado el acceso a los alimentos, la selección de los mismos por parte de la población sea la adecuada.

CONSECUENCIAS DE SU INGESTA

«El mayor consumo de grasas trans se asocia a un aumento del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares como cardiopatía coronaria, por que tienden a aumentar el colesterol sanguíneo. Además pueden inducir el desarrollo de diferentes tipos de cáncer. Otro efecto perjudicial es que las grasas trans impiden que los ácidos grasos esenciales omega 3 y 6 (w-3 y w-6) adquieran sus formas activas dentro del organismo», afirmó Caponi.

Y agregó: «Estas grasas esenciales nuestro cuerpo no las puede producir y deben ser ingeridas con los alimentos, y son transformadas hacia otros compuestos bioactivos de gran importancia: las grasas trans impiden esta transformación. Además elevan el ‘colesterol malo’ (LDL) y disminuyen ‘el bueno’ (HDL), se adhieren en las paredes de arterias y venas de todo el organismo incluyendo corazón y cerebro. Se las asocia también con el riesgo de padecer diabetes tipo 2».

Las grasas comestibles resultan irresistibles porque son capaces de producir dependencia, como si se tratara de una droga o tabaco, etc. Personas muy obesas entran en un ciclo de adicción, porque necesitan consumir más cada vez para tener el mismo efecto que les causó la primera vez que las consumió.

ESTRÉS DE FIN DE AÑO

Las fiestas de Navidad y Fin de Año son un momento repleto de emociones en donde la mayoría de las personas, voluntaria o involuntariamente, realiza un balance. Una mezcla de nostalgias por el tiempo que no vuelve, porque se va un año que quizá no fue como deseábamos, a lo que se suma el cansancio por el ritmo laboral.

«En muchas ocasiones esta época se vive con estrés y cualquier demanda se vuelve imposible de sobrellevar. Prestarle atención resulta muy importante dado que puede contribuir, directa o indirectamente, a la aparición de trastornos generales o específicos del cuerpo y la mente», explicó a LA NACION la licenciada Adriana Alonso psicóloga de la Fundación Cardiológica Argentina.

La especialista en Psicocardiología comentó que «Las evidencias sugieren que el estrés tiene un papel preponderante en varios tipos de problemas crónicos de la salud, particularmente en las enfermedades cardiovasculares. La irritabilidad, el mal humor, el cansancio y el malestar generalizado son sólo algunas de las manifestaciones que puede provocar si no se toman los recaudos necesarios. Por eso, resulta fundamental tener en cuenta algunas pautas para hacer del encuentro con nuestros seres queridos un verdadero motivo de disfrute».

Juan Pablo Costabel, jefe de la Sección Guardia Externa del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) explicó que el estrés es definido como la consecuencia de una presión psicológica frente a situaciones a las que no podemos hacer frente o que nos desbordan, y se manifiesta bajando las defensas, produciendo agotamiento físico y favoreciendo el desarrollo de enfermedad coronaria.

«Es así que el estrés es considerado como un factor que se suma al riesgo cardiovascular. El estrés severo está claramente asociado con el infarto agudo de miocardio, y se entiende en la actualidad como un factor de riesgo tan importante como la hipertensión arterial, el tabaquismo y el colesterol elevado», agregó el especialista.

CONSEJOS ÚTILES PARA MANEJAR SITUACIONES QUE NOS «DESCOLOCAN»

Tratemos de identificar aquellos motivos que nos generan estrés.

Intentemos cumplir con nuestras propias expectativas, sin adherir a exigencias exageradas ni de otros.

Pongamos metas realistas y posibles de llevar a cabo para el año que comienza. Lo fundamental es no castigarse con los balances.

Aprendamos a organizar correctamente el tiempo estableciendo objetivos y prioridades.

Prestemos atención a nuestros deseos y prioricemos nuestro bienestar.

Intentemos no forzar situaciones y tratemos de vincularnos privilegiando el diálogo y aceptando al otro con sus particularidades.

Tomemos como alternativa encuentros más íntimos y más gratificantes con nuevas seres queridos.

Escuchemos opciones y establezcamos acuerdos para decidir qué hacer en cada fecha, procurando que todos se sientan cómodos y no se generen disputas.

Por último, recordemos que las fiestas son un buen motivo para fortalecer los lazos familiares y mejorar la comunicación con los que nos rodean. Manifestar aquello que queremos, necesitamos, nos gusta o disgusta nos va ayudar a cuidarnos y poder disfrutar de estos momentos sin dañar nuestra salud.

Fuente: La Nacion

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