Tinder, la aplicación de citas en rápido crecimiento, explota una verdad muy antigua

Ni algoritmos ni formulas mágicas: la clave está en la foto, y en la información que aporta sobre el otro.



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Ni algoritmos ni formulas mágicas: la clave está en la foto, y en la información que aporta sobre el otro.




Mientras estaba sentado en la entrada de un edificio de oficinas pobretón aquí, esperando que me condujeran al loft de Tinder, la aplicación de citas en fuerte crecimiento, advertí que cada pocos minutos entraban mujeres jóvenes en remera, shorts de jean deshilachados y chancletas, que inmediatamente sufrían una transformación radical.

Cambiaban las chancletas por zapatos estileto, se cubrían los labios con mucho brillo, y se ponían camperas de cuero. Luego del cambio de vestuario en 30 segundos, estaban listas para sus citas en la agencia de modelos en la planta baja. La misma chica, dos personas muy diferentes.

Luego de un breve viaje en ascensor, mientras participaba de una reunión de un grupo de ejecutivos de Tinder, se me hizo claro que el rápido cambio que había presenciado abajo, aunque no relacionado con Tidner, de todos modos se emparentaba mucho con lo que sucedía aquí. Lo que visten, junto con otras claves visuales que presentan en sus fotografías, pueden decir miles cosas diferentes acerca de la gente.

Y Tinder cree que estos indicios son la clave para las citas online.

En los dos años desde que empezó a funcionar Tinder, la aplicación para teléfonos inteligentes ha explotado, procesando más de mil millones de pasadas de dedo a izquierda y derecha cada día (a derecha significa que alguien le «gusta», a izquierda significa que no) y conectando a más de 12 millones de personas en el mismo período, según la compañía. Tinder no dio a conocer el número exacto de gente que usa el servicio, diciendo que está a la par con otras redes sociales que funcionan desde hace dos años. Pero una persona con conocimiento de la situación me dijo que se aproxima rápidamente a los 50 millones de usuarios activos.

Es impactante la manera en que Tinder atrapa a la gente. La compañía dijo que, en promedio, la gente utiliza la aplicación 11 veces al día. Las mujeres pasan hasta 8,5 minutos arrastrando el dedo a izquierda y derecha por sesión; los hombres 7,2 minutos. Todo esto puede sumar 90 minutos diarios.

Si bien los sitios de citas online convencionales existen desde hace más tiempo, no se acercan a la popularidad de Tinder. Científicos y especialistas en relaciones que estudian las citas online sugieren que no se trata de lo que Tinder está haciendo bien, sino más bien lo que anteriores sitios de citas han hecho mal.

Servicios como eHarmony, OKCupid y Match.com han proclamado que sus algoritmos les permiten calcular el amor verdadero, o que las ecuaciones matemáticas de algún modo podían escoger dos extraños que pasarían a vivir juntos y felices para siempre. Eso parece ser más ficción que realidad.

Todo lo que importa realmente, según investigadores científicos de la Northwestern University y la Universidad del estado de Illinois con los que hablé, al menos al comienzo de la relación, es el aspecto de una persona. (Por supuesto que estas compañías no están de acuerdo).

Antes de que alce las manos y proclame que tal afirmación es indicativa de la sociedad degenerada de hoy, lo que está sucediendo en Tinder en realidad es mucho más complicado.

«¿Cuándo fue la última vez que entró a un bar y alguien le dijo: ‘Disculpe, puede llenar este formulario y le encontraremos una pareja aquí?'», dijo Sean Rad, cofundador y CEO de Tinder, en referencia a los cuestionarios en la mayoría de los sitios de citas. «Eso no es cómo pensamos acerca de conocer gente nueva en la vida real».

 En promedio, la gente utiliza la aplicación 11 veces al día. Las mujeres, 8,5 minutos por sesión; los hombres 7,2 minutos. 

En Tinder no hay cuestionarios para llenar. No hay discusiones de su camino favorito para caminatas, su signo estelar o sus inclinaciones sexuales. Simplemente uno se loguea a través de Facebook, elige unas cuantas fotos que lo describen bien y comienza a pasar el dedo.

Puede parecer que lo que sucede a continuación es predecible (la gente de mejor aspecto es la que más «me gusta» recibe, el resto es descartada rápidamente), pero los expertos en relaciones de Tinder dicen que sucede algo enteramente diferente.

«Las investigaciones muestran que cuando la gente evalúa las fotos de otros, trata de encontrar compatibilidad, no solo a nivel físico, sino a nivel social» dijo Jessica Carbino, la experta de Tinder en citas y relaciones. «Tratan de entender si tienen algo en común con tal persona».

Carbino, que recientemente obtuvo su doctorado en la universidad de California, en Los Ángeles, donde centró su investigación en citas, relaciones románticas y lo que atrae a hombres y mujeres cuando evalúan una pareja, ingresó a Tinder este verano para ayudar a la compañía a entender qué tipos de indicios visuales llevarían a una persona a decir que sí o que no con el pase del dedo.

Descubrió que los usuarios de Tinder decodifican un conjunto de rasgos sutiles y no tan sutiles antes de decidir para que lado arrastrar el dedo. Por ejemplo, el estilo de ropa, la manera de arrugar los labios e incluso la postura, dijo Carbino, nos dicen mucho de su círculo social, si les gustan las fiestas y su nivel de confianza.

Tinder también realizó estudios para tratar de entender más de la conducta de los usuarios. En un estudio se le pidió a mujeres que pasaran una serie de fotos de modelos masculinos atractivos. En casi todas las instancias las mujeres pasaron el dedo a la izquierda , rechazando los hombres con rostros esculpidos. Cuando se les preguntó por qué, las mujeres dijeron que los hombres se ven demasiado egocéntricos o desagradables.»Los hombres con línea de la quijada menos marcada muestran más compasión», dijo Carbino.

Los hombres también juzgan el atractivo en base a factores que van más allá de la anatomía, aunque en general los hombrees son tres veces más proclives a decir que «me gusta» pasando el dedo a derecha (en un 46 por ciento de los casos) que las mujeres (14 por ciento).

«Como comunidad científica no creemos que estos algoritmos funcionen. Son una broma y ningún científico de relaciones puede considerarlos seriamente como la aplicación de ciencia de las relaciones»

«Existe la idea de que la atracción surge de una visión muy superficial de la gente, lo que es falso» dijo Rad. «Todos son capaces de registrar miles de señales de estas fotos. Una foto de un tipo en un bar con amigos alrededor da un mensaje muy diferente que la foto de un tipo con su perro en la playa».

Los servicios de citas digitales están lejos de ser algo nuevo. Encontrar pareja por vía de la computadora comenzó en la década de 1960, con ecuaciones matemáticas en la computadora que ayudarían a la gente a encontrar su amor verdadero con un espolvoreo de unos y ceros. «Por 3 a 6 dólares, los formadores de parejas por computadora prometían presentar los nombres -y direcciones o teléfonos- de entre 3 y 14 o incluso 100 parejas ideales» decía un ariculo de 1966 en el Toledo Blade, describiendo un predecesor similar a Tinder llamado «Pick ‘em cuter by computer» (Elíjalos más lindos por computadora).

Pero desde esos tiempos, mientras las computadoras se han vuelto incalculablemente más inteligentes, la capacidad de las máquinas y los algoritmos de encontrar pareja a la gente se ha mantenido igual de inútil según la opinión de científicos independientes.

«Como comunidad científica no creemos que estos algoritmos funcionen»,dijo Eli J. Finkel, profesor adjunto de psicología social de la Universidad Northwestern. Para él, sitios de citas como eHarmony y Match.com son el elixir mágico moderno. «Son una broma y ningún científico de relaciones puede considerarlos seriamente como la aplicación de ciencia de las relaciones».

Los sitios de citas convencionales cuestionan esto. En un comunicado eHarmony reconoció que sus algoritmos son propios, pero dijo que sus métodos han sido probados por expertos académicos. La compañía también rechazó las afirmaciones de Finkel, diciendo que sus puntos de vista no son parte de «debates significativos que puede haber acerca de cómo puede medirse y predecirse la compatibilidad». Match.com no respondió a un pedido de comentarios.

Finkel trabajó más de un año con un grupo de investigadores tratando de entender cómo estos servicios de citas basados en algoritmos podían reunir gente, como afirman. El equipo analizó más de 80 años de estudios científicos acerca de las citas y la atracción y no pudo demostrar que las computadoras puedan vincular personas.

Si bien compañías como eHarmony afirman que tienen un «enfoque científico» para ayudar a la gente a enamorarse, algunos sitios de citas comienzan a reconocer que lo único que importa para unir amantes es la foto de la gente. Este año OkCupid analizó sus datos y concluyó que la foto de perfil de la persona, según una nota en su blog Oktrends, «vale las famosas mil palabras, pero las palabras valen… casi nada».

Pero esto no significa que la gente más atractiva es la única que encuentra su amor verdadero. Por cierto, en muchos sentidos, puede ser a la inversa.

Este año Paul W. Eastwick, profesor adjunto de desarrollo humano y ciencias de la familia de la universidad de Texas en Austin, y Lucy L. Hunt, estudiante de posgrado, publicaron un trabajo señalando que el aspecto único de la persona es lo más importante cuando intentan encontrar pareja.

«No hay consenso respecto de quién es atractivo y quién no lo es» dijo Eastwick en una entrevista. «Alguien que a usted le resulte especialmente atractivo puede no serlo para mí. Pero eso también vale para las fotos». El equipo de datos de Tinder se hizo eco de esto, señalando que no hay una mentalidad de escuela secundaria en el sitio, donde un grupo de usuarios se queda con la mayoría de los «me gusta».

Si bien Tinder parece haber hecho muchas cosas bien, la compañía también ha cometido muchos errores. Por ejemplo, algunas mujeres se han quejado de ser maltratadas en el servicio. La compañía ha tenido sus propios problemas de malos tratos sexuales en la oficina. Y tanto arrastrar el dedo ha dado a Tinder el apodo «la aplicación del enganche», por su reputación de armar salidas de una sola vez, aunque la compañía trata de distanciarse de esa etiqueta.

Una cosa es segura: que Tinder sea usado para un encuentro nocturno o para encontrar un alma gemela depende tanto del que pasa el dedo como de la manera en que la gente elige representarse.

Esto quedó perfectamente ejemplificado cuando terminaba otra visita a las oficinas de Tinder. Cuando salí del ascensor en la entrada, vi a dos mujeres que salían de la agencia de modelos. Una se detuvo para quitarse los tacones y la campera para volver a la remera y las chancletas, mientras que la otra se quedaba con la ropa glamorosa, saliendo al exterior como si estuviera entrando a un club nocturno o a una pasarela.

La misma gente: dos personas muy diferentes.

Fuente: La Nacion

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