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Críticos y espectadores de ambos lados del Atlántico se han alineado para elogiar a «Chernobyl«, una dramatización de los acontecimientos que rodearon el peor accidente nuclear del mundo, pero las reacciones de algunos de los sobrevivientes han sido menos complacientes.
Sergii Parashyn, el entonces presidente del Comité del Partido Comunista de la Central Nuclear de Chernóbil, dijo que la miniserie de HBO, estrenada esta primavera en Estados Unidos y Reino Unido, describió de buena manera la incredulidad inicial de la magnitud del desastre.
«No entendí lo que estaba pasando hasta el amanecer, cuando vi con mis propios ojos que todo estaba destruido«, dijo a periodistas en el bunker de comando que se utilizó como centro de crisis tras la explosión el 26 de abril de 1986.
La serie culpa a la excesiva burocracia y el secretismo por parte de la Unión Soviética, sin embargo, Parashyn dijo que hubo fallas en la forma en que se representó a los trabajadores de la planta, en particular sobre su gestión.
El ingeniero en jefe adjunto de Chernóbil, Anatoliy Dyatlov, interpretado por el actor inglés Paul Ritter como tiránico y arrogante, «no se comportó tan terriblemente con la gente como lo muestra la serie«, dijo Parashyn. «Era duro, sí, todos le obedecían sin cuestionarlo … Pero era justo«, añadió.