Babasónicos colmó el Campo de Polo y exaltó a más de 55 mil personas en el show más convocante de su carrera

30 canciones para recorrer 30 años de clásicos y éxtasis con un lugar en el rock nacional que ninguna otra banda ocupa, porque Babasónicos es Babasónicos, un género en sí, no tienen comparación y ellos son su propio estilo.



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«Alguna noche de estas nos van a venir a buscar y vamos a haber salido de la trinchera, porque lo que sigue es cuerpo a cuerpo», dijo Adrián Dárgelos, un frontman que no se destaca por grandes conversaciones o demostraciones explícitas con el público, que solo se expresa a través de su música, bailes y letras, pero en la noche del Campo de Polo frente a 55 mil personas sus ánimos fueron diferentes a ocasiones anteriores y eso que, quien escribe, ha tenido más de varias oportunidades de poder disfrutar semejante banda en vivo en diferentes contextos.

La alegría y disfrute del artista no escatimó en manifestación explícita de una noche que clamaba de éxtasis un recorrido de años de hits y un lugar en el rock nacional que ninguna otra banda ocupa, porque Babasónicos es Babasónicos, un género en sí, no tienen comparación y ellos son su propio estilo.

30 canciones para recorrer 30 años, de «Montañas de agua» a «Tajada», este show en el que por convocatoria fue el mayor recital de la historia del grupo.

Adrián Dárgelos, Mariano Roger, Diego Tuñón, Panza Castellano, Carca (Hernán Carcacha), Tuta Torres y Diego Uma junto al clásico show de luces de Sergio Lacroix, convirtieron el escenario en una especie de triángulo pinkfloydezco que dejaba a todo el campo bajo una inmersión psicodélica de efectos y luces.

A tono con sus últimos lanzamientos discográficos, Trinchera y Trinchera Avanzada, el show arrancó con «Anubis» y a lo largo de casi dos horas fue pasando por casi todos los temas de ese disco (que les valió dos nominaciones a los Grammy y seis a los Gardel), con puntos de recarga para el frenesí popular como «La izquierda de la noche», «Mimos son mimos» y «Bye Bye».

A lo largo del set, el tono celebratorio permaneció siempre ahí, apuntalado por versiones desfachatadas de «Microdancing» o «Deléctrico», intensamente acompañadas por los efectos visuales y los bailes hipnóticos y sensuales de la mano del histriónico Adrían Dárgelos que estuvieron presentes como en un boliche al aire libre, pero también como en un videoclip y, de a ratos, como en una simulación de computadoras.

Aunque así como esos caballos, esas yeguas y esos faunos que son parte de la imaginería de la banda, Babasónicos es un grupo con tracción a sangre, capaz de plantar un show de estas dimensiones casi sin dar respiro, con un tema detrás del otro, casi sin espacio entre hits como «Los calientes», «El colmo», «Pendejo», «Irresponsables» o «La Lanza», en la que Adrián se acercó a cantar junto al público.

El set se redondeó con temas sin bozal como «Once» «Sin mi diablo», pequeñas delicatessens como «Vampi» y una de las canciones más icónicas de la última década, como «La Pregunta».

Con un agradecimiento especial a Popart por todos los años compartidos junto al sello discográfico, la banda comandada por Dárgelos, coronó una noche a pura sonrisa, de esas que se esbozan cuando se logró un objetivo con satisfacción, cerrando al calor de los aplausos, el show más convocante de su carrera. Y así, el grupo plantó bandera y demostró que son dueños de lo clásico pero también la vanguardia que está en su ADN compositivo y escénico.

Fuente: Filo News

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