La inflación 2021 rondará el 40% y el gobierno deberá hacer equilibrio entre el dólar, las reservas, la brecha cambiaria y problemas de abastecimiento

Según Gabriel Rubinstein, deberá seguir absorbiendo pesos con Leliqs. La economía podría crecer más de 6% si el FMI es “contemplativo”. Pero el actual precio de los bonos, advirtió, implica una probabilidad de default del 60%, El PBI crecerá en torno del 6%, pero con poca inversión no puede ser la base para una recuperación sostenida.



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“En todo el mundo las materias primas son solo una fracción del precio final de los productos y no explican la inflación”, dijo ayer el economista Gabriel Rubinstein. En Brasil, agregó, los productores de soja no tienen retenciones y reciben unos USD 500 (el precio internacional) por la tonelada de soja, mientras que en la Argentina un productor recibe unos USD 170 por tonelada de soja, debido al doble efecto de un tipo de cambio “oficial” muy inferior al paralelo y los “alternativos” y retenciones del 33%. Y en 2020, Brasil tuvo una inflación anual similar a la que la Argentina tuvo en cada uno de los últimos dos meses.

En el valor de los bienes finales importa la logística, el empaque, el transporte, el “costo Moyano”, la incidencia de insumos importados que a menudo no se pueden conseguir al dólar oficial y toda una serie de desafíos hasta llegar a las góndolas de los supermercados, que el gobierno parece ignorar, dijo Rubinstein, quien señaló que en vez de ver la demanda exterior como un problema el gobierno “debería tener una actitud vigorosa de apoyo a las exportaciones”.

En declaraciones radiales, Rubinstein consideró poco probable que la inflación baje, como pretende el ministro de Economía, Martín Guzmán, ya que el BCRA seguirá expandiendo la base monetaria al 60% anual, tasa de la que podrá restar unos 20 puntos colocando Leliqs, una herramienta de “esterilización” monetaria, con lo que la inflación tendrá una tendencia cercana al 40 por ciento. El gobierno podría incluso rebanar unos puntos más al ritmo de los precios con su política de represión y controles, que incluye ahora la presencia física de piqueteros y “organizaciones sociales”, pero el resultado no estará muy lejos del 40%, dijo Rubinstein. Si el gobierno busca una inflación del 29%, como figura en el presupuesto, “a los palazos”, habrá problemas de abastecimiento y faltantes en las góndolas.

Los precios se pueden controlar hasta cierto punto, dijo Rubinstein: los riesgos son una excesiva brecha cambiaria, que aumenta los riesgos de devaluación y crisis financiera, y problemas de abastecimiento. Para que la brecha no sea excesiva, explicó, el gobierno necesita una inflación más alta que la meta oficial. Todo eso configura “un plan electoral evidente: llegar a las elecciones con el menor ruido económico posible” e incluso con una respetable tasa “estadística” de crecimiento.

Fuente: Infobae



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