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El caso de Nahir Galarza llegó esta semana a la etapa final con el inicio de los alegatos de los defensores de la joven acusada de matar a su novio Fernando Pastorizzo, después de que la fiscalía pidiera ayer prisión perpetua.
«Fernando tenía la personalidad de los abusadores», afirmó esta mañana Ostolaza, defensor de Nahir en su alegato.
Avanzada la audiencia, la defensa técnica sostuvo que no está probado el vínculo ni la alevosía, aunque manifestó que existió violencia de género, psicológica y física.
Ostolaza, habló de un permanente acoso por parte de Pastorizzo a Galarza: «La llamó 250 veces en 18 días», además de enviarle mensajes.
Por otro lado, recalcó que existió «una afectación del derecho de defensa» de Galarza al señalar que «sistemáticamente no les dejaron probar elementos que hacían al caso». En concreto, lo mencionó cuando se refirió a la prueba de sensibilidad del arma denegada por el juez de Garantías, algo similar a lo que ocurrió con el peritaje psicológico de Pastorizzo.
Machismo y violencia de género
En otro orden de cosas, Ostalaza habló del «machismo» presente en la relación que mantenían Nahir y Fernando. Exaltado, mirando a los jueces del Tribunal, dijo: «La tuve que zamarrear (a Nahir) de los brazos dos o tres veces para que me cuente la verdad, porque para ella era normal que un tipo la llamara 250 veces en 18 días. Nahir no entendía lo que pasaba», reveló el defensor, a la vez que aseguró que la violencia física está acreditada.
Para Ostolaza, «entre el 15 y el 18 de diciembre del 2017 -días antes del descenlace fatal- Pastorizzo recrudeció la violencia contra Nahir, aunque nadie constató la lesión, ni el médico policial ni el médico judicial. Agregó que todavía tiene la marca en la pierna, ya que – adujo- el violento busca dejar su huella en ese cuerpo que cree que le pertenece.
«Hoy en día en la tele se habla de Darín como un violento de género porque le gritó a una compañera de trabajo: y esto, no es violencia?», dijo el defensor.
Llanto permanente
Durante la audiencia la madre de Nahir se mostró conmocionada y lloró en reiteradas oportunidades. Su marido, en tanto, la consolaba a la par.
Además de los padres de la joven, en la sala, estuvo presente la familia de la víctima. Se trata de la primera vez que ambas familias se encuentran sentadas en público, en simultáneo.
Fuente: La Nación
