«La tigresa marca su territorio e indica su presencia para su especie, usando glándulas olorosas», explicó Dina Matiújina, empleada del departamento científico de la reserva natural. «Si el oído y la vista del felino se utilizan principalmente durante la caza, su sentido del olfato es la herramienta más importante para la comunicación dentro de la especie», agregó.
Lo más extraordinario es que se trata de una fotografía obtenida con cámara oculta. El equipo fue instalado en el bosque y permaneció allí durante meses, a la espera de capturar una imagen cuando pasara un tigre.
Por supuesto, Gorshkov debió saber cuál era el mejor ángulo para retratar al animal, y ahí es donde entra en juego la habilidad de un fotógrafo de vida silvestre experimentado.
Los tigres del este de Rusia fueron cazados hasta casi la extinción y probablemente ahora solo sean unos pocos cientos los que quedan.
Fuente: Minuto Uno