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Marcos Rojo cierra este martes su llegada al Manchester United a cambio de 20.000.000 de euros y el préstamo por una temporada del portugués Nani al Sporting Lisboa. «Es un lujo que me dirija Van Gaal», dijo.

«El Mundial me cambió la vida”. Esa fue la frase que más veces repitió Marcos Rojo en sus vacaciones en su La Plata natal. Si hasta lo distinguieron como destacado de la cuidad… Pero las sorpresas continúan en la vida de este zurdo de 24 años. Porque si lo que sucedió en Brasil lo convirtió en un ícono del esfuerzo de los argentinos, pasar al ¡Manchester United! en 20.000.000 de euros (más el préstamo de Nani) en qué lo transformará… “Es un sueño jugar en el United y un lujo que me dirija Van Gaal. No fue fácil salir del Sporting”, confirmó anoche, en una entrevista en radio Continental.

En Europa gozaba de una valoración distinta a la que le daba la mayoría de los argentinos en la previa del Mundial. Su buena temporada en Sporting, jugando como segundo marcador central, lo puso en el radar de varios equipos medianos del continente, aunque no se hablaba de los grandes. Si hasta hace unos días el Southampton inglés ofreció 12.000.000 de euros, el club portugués rechazó la oferta y Marquitos se enojó tanto que lo suspendieron por un partido (no jugó ante Académica) por pedir que se quería ir de un club en el que tenía un contrato vigente.

Lleva cuatro temporadas fuera de La Plata. Dejó Estudiantes por 2.000.000 de euros y se fue al frío de Moscú, para tratar de hacer pie en el Spartak. No le fue mal: duró dos años en la nieve, hasta que el Sporting de Lisboa apareció en su vida, puso el doble de dinero (cuatro millones) y lo hizo emblema del club, tanto que le dio la cinta de capitán de uno de los grandes del fútbol luso, que intenta volver a ser.

Sabella lo potenció. Lo hizo mejor jugador y le dio confianza. “Será uno de los mejores laterales del Mundial”, pronosticaba Pachorra, en la previa del debut en el Maracaná. Muchos lo miraban casi con sorna y era uno de los puntos vulnerables (criticables) del entrenador argentino. Pero cuando empezó a rodar la pelotita en Río de Janeiro, de ser un jugador casi desconocido para el público en general se tornó un futbolista simpático. De ser el Garré del 86, a tirar una rabona contra Bosnia, para evitar el posible empate rival y hasta ser felicitado por Messi. “Fue un buen recurso, je”, comentó el mejor del mundo. Tanto explotó esa jugada que se hizo canción y su familia la recreó en una producción para Olé .

Su torneo siguió de manera ascendente. Metió un gol con Nigeria ¡con la rodilla! y el rendimiento mejoró tanto que cuando recibió la segunda amarilla con Suiza, todos se preguntaban cómo reemplazarlo ante Bélgica. Redondeó un gran Mundial y los clubes grandes se empezaron a fijar en él. Ahora se meterá en el selecto club de compatriotas que jugaron la camiseta del United: sólo se la calzaron Verón, Heinze y Tevez. “La Bruja me contó cómo es jugar en el Manchester, él conoce bien lo que es jugar ahí”, contó.

Ayer pasó por el entrenamiento, se despidió de sus compañeros y, sobre todo, de Jonathan Silva, el joven de Estudiantes al que recomendó para ser su sucesor. “Me encantaría enfrentarme con Messi en la próxima Champions. Ojalá que se dé”, deseó, con una sonrisa. Ahora es más Red que nunca.

Fuente: Ole.com.ar