Sin Grondona cambia el escenario internacional

Desde la televisación de las copas Libertadores y Sudamericana, pasando por los cupos del continente para el próximo Mundial, hasta el poder en la Conmebol y en la FIFA. Todo eso se pone en juego sin Julio Grondona.



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Desde la televisación de las copas Libertadores y Sudamericana, pasando por los cupos del continente para el próximo Mundial, hasta el poder en la Conmebol y en la FIFA. Todo eso se pone en juego sin Julio Grondona.




Así como tras la muerte de Julio Humberto Grondona reina la incertidumbre alrededor del futuro del fútbol argentino y de la AFA, el vacío que dejó su fallecimiento a nivel continental y mundial no sólo difícilmente sea rellenado a la misma altura, si no que abre varias batallas político-económicas que podrían terminar con toda una nueva estructura a cargo del fútbol sudamericano y mundial.

Según Tiempo Argentino, era tan ancha la espalda de Grondona en la dirigencia de la pelota, y tantas cuestiones se sostenían en su persona que su ausencia les permitirá a muchísimos actores entrar en una escena en la que, hasta ahora, parecía vedada su presencia, especialmente de cara a las elecciones de Conmebol y de FIFA del año que viene, con los derechos de televisación y los cupos mundialistas como principales temas.

No bien se conoció la muerte de Grondona, los que conocen cómo se maneja la Conmebol no dudaron en señalar que el primer favorecido de esta noticia sería el empresario uruguayo Paco Casal. El dueño de Tenfield aspira hace rato a quedarse con los derechos para televisar las Copas Libertadores y Sudamericana, además de quedarse con los derechos en distintas ligas sudamericanas para ejercer presión en las distintas federaciones nacionales. También acusó, a través de una denuncia de siete clubes uruguayos, que sus “ofertas para la adquisición de estos derechos superan ampliamente lo acordado entre la Conmebol y la empresa T&T Sports (sociedad de Torneos, de Argentina, y Traffic, de Brasil). “La gente que se beneficia son los directivos de la Conmebol, Julio Grondona (presidente de la AFA) y Eugenio Figueredo (presidente de la Conmebol)”, amplía la denuncia radicada en Uruguay el año pasado y que de llegar a la FIFA podría poner fin al contrato que liga a la Confederación con T&T hasta 2018.

Con 82 años, Figueredo reemplazó a Nicolás Leoz, quien se fue el año pasado por el escándalo de las coimas de ISL, pero siempre respondió a Grondona y a José Luis Meiszner, secretario de la Conmebol, mientras que la Confederación Brasileña de Fútbol funciona como un continente propio en connivencia con el resto de sus vecinos. Figueredo dejará el cargo en las elecciones de marzo del año que viene, en las que el presidente de la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF), Juan Ángel Napout, parece tener todos los números para ser elegido como nuevo presidente por ser el actual vicepresidente, por tener buena relación Horacio Cartes, presidente de la República, y por residir en Asunción, requisito obligatorio para manejar la Confederación. Pero su elección no debe ser vista como una continuidad Grondona-Leoz-Figueredo, ya que sin el cacique argentino las viejas relaciones podrían romperse, Casal podría quedarse por las buenas con los derechos y hasta podrían ganar terrenos las federaciones del Pacífico, siempre relegadas en la repartija de favores, dinero y cupos coperos.

Justamente los cupos, pero de la Copa del Mundo, eran la gran arma de Grondona a nivel continental. Los 4,5 que le corresponden a los diez equipos sudamericanos levantan la bronca en Europa y era el expresidente de la AFA quien sostenía en Zúrich ese númeo a pesar de las presiones de Michel Platini, mandamás de la UEFA. Grondona utilizaba la posible reducción como amenaza para las federaciones, que respondían ante el hombre más fuerte del continente por miedo a quedar fuera del Mundial, temor que sin su presencia al lado de Joseph Blatter comenzó ganar terreno. Por eso Sudamérica podría bajar drásticamente la cantidad de representantes en las próximas copas del mundo después de que en Brasil 2014 jugaran el 60% de los países. Esto no quiere decir que el cambio sea inmediato ya que en la FIFA, a pesar de sus manejos poco claros, todavía se respetan las jerarquías futbolísticas y el subcampeonato conseguido por Argentina y la vigencia de Lionel Messi como máxima figura mundial le dará cierta chapa en Zurich al próximo presidente de la AFA.

Además, el año que viene también habrá elecciones en la FIFA, y Blatter querrá mantener cerca a sus aliados americanos en la que puede ser una de las elecciones más reñidas desde las de 1998, cuando ganó su primer mandato gracias al lobby de Grondona, cuya figura aglutinadora de favores a cobrar no tiene remplazo en el corto plazo.

La otra cuestión que sostenía Grondona en la FIFA era la candidatura de Argentina y Uruguay como sede del Mundial 2030, cuya anteproyecto debía ser presentado el año que viene. El antiguo mandamás de la pelota había conseguido encolumnar a todo el continente detrás de este proyecto, como lo hiciera en su momento con Brasil 2014, pero si Venezuela, Chile, Colombia o Perú-Ecuador no consiguen la Copa de 2026, ya nada les impediría competir por la siguiente.

Es que sin Grondona, la política del fútbol internacional perdió a un hombre que sostenía mil mundos y su ausencia les permitirá a otros miles de hombres buscar meter su cuchara y quedarse con una porción de su manejo. Con todo, imposible.

Fuente: Infonews

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