Sigue el misterio sobre la pieza arqueológica que Italia le reclama a la Argentina

Es un tesoro de 2 mil años de antigüedad que, se sospecha, tendría una familia oculta en nuestro país Fueron indagadas varias personas que negaron saber algo del capitel de la cultura etrusca.



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Es un tesoro de 2 mil años de antigüedad que, se sospecha, tendría una familia oculta en nuestro país Fueron indagadas varias personas que negaron saber algo del capitel de la cultura etrusca.




Una familia de buena posición económica y empleados suyos quedaron bajo la mira de la Justicia. Se sospecha que guardan el secreto sobre un tesoro arqueológico del Siglo II D.C perteneciente a la cultura etrusca de la etapa helenística de incalculable valor, sobre la cual se hallaron evidencias que confirman su existencia y de la cual testificó una mujer en medio de un conflicto de divorcio.

El francés Jean Carlos Michel Cortés y empleados a su cargo de «Mi Querencia», una estancia que tiene la familia en el kilómetro 314 de la Ruta 5, en Carlos Casares de 2.300 hectáreas se presentaron ante el juzgado federal de Sebastián Ramos.

El juez los acusa de participar en el ocultamiento de un capitel, un elemento arquitectónico que se dispone en el extremo superior de una columna, que sería oriundo del área de Vulci, Italia. De la pieza, no se sabe cómo llegó a manos de la familia, aunque un indicio es que la compró el anticuario Nicolás Florencio Cortés a sólo 3 mil pesos en Bolivia en 1989. Según un testimonio, recibieron en la actualidad una oferta de compra de 10 millones de euros.

Es una pieza que de acuerdo a la ley 25.743 serían de dominio público del Estado pero a raíz de los indicios y las pericias que se practicaron que dan cuenta de su autenticidad, desde Roma llegó un oficio el 22 de enero pasado en el que reclaman la repatriación del bien amparándose en una convención de la UNESCO de 1970.

Jean Michel Cortés ante el juez se negó a contestar preguntas y presentó un escrito. «Ni mis padres ni yo hemos cometido delito alguno», aseguró, y desmintió a su ex mujer, Paola Kasianoff, quien el 23 de noviembre de 2009 cuando afrontaba un proceso de divorcio con aquel se presentó en la división protección del patrimonio cultural de INTERPOL y además de confirmar la existencia del capitel, dijo que la familia de su esposo la había comprado en forma ilegal.

Cortés aseguró en el escrito que presentó días atrás que su ex «actuó cegada por la ira para intentar posicionarse mejor en la discusión sobre la división de bienes conyugales» y la tenencia de los hijos que tuvieron en común. Terminó pidiendo su sobreseimiento.

También fueron indagados empleados de la estancia «Mi Querencia», la cual fue allanada en dos oportunidades en abril de 2011 en búsqueda del capitel. En el segundo operativo fue que se encontró con un pozo en medio de la nada, cercado por una media sombra y a un costado dos candelabros de bronce de casi dos metros de alto, lo que se sospecha fue la estructura posaba el capitel.

Gastón Mut es el encargado de la estancia y quien recibió a la policía en el allanamiento. El juez le recordó que desde su celular que en ese momento estaba intervenido, surgió una escucha en la cual Liliana Beatriz Alonso, también empleada de los Cortes, mantuvo una conversación con «Roberto» (se trataría de Roberto Ugalde, el 2do mayordomo de la estancia), en donde le informó que el procedimiento policial era por el «secuestro de las cosas que están detrás de la casa de Daniel». El mencionado sería Daniel Corradini, encargado del tambo.

Mut y Alonso aseguraron que recién se enteraron de la búsqueda del capitel cuando la policía allanó la finca y le mostró unas fotos. Él dijo que los candelabros que encontró la policía estaban ahí porque su jefe les había ordenado que fuesen puestos al aire libre para que «envejezcan» con el sol y la lluvia, pues –según dijo que le refirió- los iba a alquilar para una película.

«Desconocíamos totalmente el tema de la piedra, me entero cuando el señor de INTERPOL me muestra la foto», dijo Mut. Por su parte Alonso, quien en 2013 dejó de trabajar para los Cortés y ahora trabaja en una fábrica de lácteos en Pehuajó, tampoco dijo saber nada del capitel.

Refirió la mujer que en el primer allanamiento ella mantuvo una conversación con «Roberto» en que éste le preguntó a qué había ido la policía, y ella contestó: «que se lleven lo que se tengan que llevar». A raíz de esa escucha, es que la policía volvió a la semana y ella les contó sobre un cerramiento que habían hecho cerca de la casa del tambero Daniel, que fue donde la policía encontró luego los candelabros.

El tambero Corradini quien trabaja desde hace 15 años para los Cortés también fue indagado como partícipe de un supuesto ocultamiento de la pieza. «Niego rotundamente que me estén acusando de la piedra porque nada que ver», dijo.

Resta que sean indagados el anticuario Nicolás Florencio Cortés y su pareja Eunice Regiolo, quienes al estar en el exterior pidieron una prórroga y fueron convocados para fines de noviembre. Mientras tanto, sigue la búsqueda de la piedra.

Lo que se sabe hasta el momento es que la misma estuvo en poder de Kasianoff en el country «El Bosque» de Campana, y que ella la cedió como parte del acuerdo de divorcio. Lo hizo a través de una persona que sólo se la conoce por su nombre, Carlos, en noviembre de 2009. Según lo que pudo reconstruir el juez y el fiscal Federico Delgado, la pieza habría sido trasladada a una propiedad de la familia en Marcelo T de Alvear 1458/60, donde funciona un estacionamiento que fue allanado pero nada se encontró, y finalmente llevada a la estancia de Carlos Casares.

Pero hasta el momento no pudieron dar con la pieza. De su existencia, sobran los indicios: el testimonio de Kasianoff, el descubrimiento de unos candelabros que se relaciona con la estructura de la misma, la escucha telefónica, y el hallazgo de 11 fotografías de la piedra que estaban ocultos en el hueco de un departamento en Arenales 1954 2º piso, propiedad de la familia.

Fuente: Infobae

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