Fiesta de la fe en Salta: una procesión que mueve a toda una provincia

Miles de peregrinos llegan todos los años a la capital salteña para renovar su voto con el Señor y la Virgen del Milagro. El por qué de su creencia y las imágenes que salvaron a un pueblo.



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Miles de peregrinos llegan todos los años a la capital salteña para renovar su voto con el Señor y la Virgen del Milagro. El por qué de su creencia y las imágenes que salvaron a un pueblo.




Cuando la provincia de Salta aún se recupera luego de la fiesta y procesión del Señor y la Virgen del Milagro, que reunió cerca de 800 mil personas, la fe sigue intacta en los fieles que se movilizan año tras año para renovar su alianza.

Cerca de 30 mil peregrinos de todas partes caminan horas enteras, y días, para llegar a la Plaza 9 de julio dónde todos los 15 de septiembre veneran a sus santos patronos desde 1962. Y este año no fue la excepción.

Los fieles se acercan para rendir homenaje, pedir y agradecer por los favores concedidos. Las caravanas se inician desde distintos puntos estratégicos y no se limitan por sexo o edad, ya que familias enteras se suman sin importar el frío, el calor o las lluvias.

Nada de todo es es un problema para ellos, que entre rezos y cánticos avanzan a paso firme para llegar a tiempo a una de las celebraciones más emblemáticas en dónde son recibidos como ‘héroes’, responsables de mantener viva la creencia en el Señor y la Virgen.

En su camino, la hospitalidad y el amor cobran protagonismo, ya que muchas familias están dispuestas a recibirlos para ofrecerles un lugar dónde dormir en su largo trayecto, además de la tarea de lavar sus pies, muchas veces lastimados y ampollados por la travesía.

Al costado de la ruta, otros, reúnen viandas con alimentos para colaborar con los fieles y que lleguen sanos a destino.

Una multitud en la plaza

A pie, a caballo o en bicicleta, las distintas columnas van llegado a la Plaza 9 de julio luego de haber vivido todo tipo de hazañas. Con un aplauso fundido, desfilan delante de la Catedral y ya se instalan para la procesión del Señor y la Virgen del Milagro.

El recorrido parte cerca de las 16 de la catedral hasta el monumento 20 de Febrero con unas 15 cuadras cubiertas de fieles que reiteraban la fórmula «Señor, Tú eres Nuestro y nosotros somos Tuyos»

Un colchón de claveles rojos adornan al Señor mientras que para la Virgen son de color blanco. Los claveles son donados por todos a cambio de un ‘pedido’ o un ‘agradecimiento’ y es ‘Doña Porota’ quien con 91 años y por tradición familiar, los prepara con pequeños alambres para la decoración final. (Son entre 5 mil y 6 mil en total)

Una vez que las imágenes de los santos patronos salen de la catedral, miles de pañuelos blancos se alzan en alto al ritmo de las campanadas. La gente se emociona, canta y reza. ¿Qué los mueve? Nada más ni nada menos que la fe.

La historia

La leyenda data del año 1582 cuando el obispo de Tucumán, el único presente en la fundación de Salta, mandó a traer desde España, dos cajones para América, uno con la imagen de la Virgen del Rosario para Córdoba y otro con el Señor Crucificado para Salta.

La embarcación naufragó pero los cajones aparecieron flotando años más tarde en el puerto de Callao, Perú, y luego de ser veneradas, las autoridades decidieron que deberían llegar a destino. Y así fue.

El Cristo Crucificado llegó a Salta pero luego del fervor, quedó olvidado durante un siglo en el Altar de las Ánimas. La otra imagen de la Pura y Limpia Concepción, ya estaba allí también. En 1692 comenzaron los terremotos que destruyeron la ciudad de Esteco, el centro geográfico y comercial. La imagen de la Virgen se salió de su hornacina en una actitud suplicante y según cuentan, los colores de su rostro fueron cambiando. Fue entonces cuando el padre José Carrión escuchó una voz que le decía: «Hasta que no saquen al Santo Cristo del Altar de la Ánimas no cesarán los terremotos». Y así fue como cumplieron con el deseo y sellaron un pacto de fidelidad que renuevan año tras año.

Los milagros

Son miles las personas que caminan para agradecer y hay tantas historias como personas, pero el salteño Carlos Soriano cuenta la suya en primera persona.

«Hace 8 años que peregrino para agradecer el milagro de mi hijo. Cuando estaba en la panza de la mamá (Alejandra) le diagnosticaron megaloencefalia, y me dijeron que ni bien naciera había que operarlo de urgencia. Así fue como se lo encomendamos a la Virgen y la Señora cumplió. Mi hijo nació sano, sin absolutamente nada».

Su hijo tiene 8 años, los mismos que hace que la familia Soriano peregrina. «Lo seguiremos haciendo hasta que sea mayor y pueda hacerlo solo en nombre de todos», asegura su madre.

Ambos aprovechaban los últimos minutos de descanso antes de los 10 kilómetros finales que le restaban para llegar a la Catedral de Salta. Habían sido recibidos en una casa de familia, dónde almorzaron y se cambiaron las vendas de los pies.

Luego de la fiesta y la misa, la plaza se fue desconcentrando con el correr de las horas, y las campanadas, y sólo quedaron algunos restos de la multitudinaria procesión. Los rostros de las personas se alejan cargados de emoción y esperanza. El pacto fue renovado… hasta el año que viene.

Fuente: Infobae

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