El invierno no desaparecerá, pero va a ser más corto

Entrevista a Pablo Canziani, investigador principal del CONICET. El experto advierte que, sin un acuerdo global, subirá tres grados la temperatura de la región antes de fin de siglo.



No Banner to display

Entrevista a Pablo Canziani, investigador principal del CONICET. El experto advierte que, sin un acuerdo global, subirá tres grados la temperatura de la región antes de fin de siglo.




En este invierno ciclotímico que le tocó transitar al área metropolitana, y ante el regreso de la ola de frío durante la última semana, los especialistas aclaran que dichas temperaturas continúan dentro de la estadística previsible. Lo que sí marca una clara consecuencia del cambio climático por los gases del efecto invernadero es el aumento de las precipitaciones en la Pampa Húmeda y Chaco, al igual que en la zona atlántica del sur de Brasil y Uruguay. «Toda esa zona es el lugar del mundo donde más aumentaron las lluvias en los últimos 30 años», advierte el investigador principal del CONICET, Pablo Canziani, director del Programa de Estudios Atmosféricos de la Universidad Católica Argentina y uno de los nueve argentinos que integraron el Panel de Cambio Climático que ganó el Nobel en 2007.

En diálogo con Tiempo Argentino, el especialista menciona también la reducción de diferencias entre las estaciones, como consecuencia de dicho cambio climático, y anticipa un aumento de tres grados o más en la región antes de fin de siglo, si no se consigue un acuerdo internacional para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero.

–¿Seguirá  cambiante  la temperatura?

–Una de las características de la incidencia del cambio climático es que hay mayor variabilidad. Se alterna más entre las olas de frío y de calor. Hace 20 años, el invierno indicaba que a partir de junio y hasta mitad de agosto era continuamente frío, aunque siempre hubo algunos momentos cálidos. La diferencia es que antes la corriente en chorro, que separa el aire más cálido del frío, se quedaba en invierno más tiempo en la zona de Buenos Aires y Rosario. Ahora se ha corrido un par de grados hacia el sur y eso hace que el invierno acá sea más variable. Eso no quiere decir que la primavera vaya a ser más cálida. Lo que ocurrió este invierno estuvo dentro de la estadística. El período cálido de hace unos días estaba dentro de lo que se puede esperar, al igual que la ola de frío. Es normal en esta zona, siempre fue así. Los trabajos de la doctora (Matilde) Rusticucci de la Universidad de Buenos Aires dicen que en la Argentina hay un aumento mayor de las temperaturas mínimas que de las máximas, y las noches no son tan frías como antes. Hay una reducción de rango diario de temperaturas en gran parte del país, no en todo. Y también hay cambios en el régimen de precipitación de la Pampa Húmeda, sobre todo en verano, donde las lluvias aumentaron. Junto a la zona atlántica del sur de Brasil y Uruguay, es el lugar del mundo donde más aumentaron las lluvias en los últimos 30 años. Eso se debe tanto al cambio climático, por los gases del efecto invernadero, como al agujero de la capa de ozono.

–¿Cuál es su definición del cambio climático?

–Son las desviaciones del estado del sistema climático inducidas por el hombre. Porque hay otras variaciones que son naturales, cíclicas, propias de la órbita terrestre, que a veces son inducidas por el vulcanismo o las corrientes oceánicas. La principal actividad humana que influye en el cambio climático es el uso de combustibles fósiles para la emisión de energía eléctrica. La segunda es la agricultura industrial, por lejos. Uno piensa: «qué lindos los campos sembrados» pero, desde el punto de vista ambiental, el modo en que se está haciendo es absolutamente ineficiente. Hay un exceso de producción de alimentos en el mundo, que lamentablemente no llegan a la gente.

–¿Afecta a todas las zonas?

–No. Generalmente los cambios ya observados son más intensos en el hemisferio norte. En nuestro sector del mundo está morigerado porque Chile y Argentina son una península en un universo oceánico. Eso estabiliza bastante. No quiere decir que no haya efectos, pero sí que son más moderados. Igual ya se ven cambios climáticos porque el sistema tiene un retardo de 20 o 30 años para reaccionar, entonces estamos viviendo las consecuencias de esa época.

–¿La Argentina se puede transformar en un país tropical?

–Depende el grado de calentamiento. Lo que va a ocurrir, probablemente, si hay un acuerdo internacional, es que el tipo de régimen subtropical se extienda hacia el norte patagónico. Pero si no hay acuerdo, no se sabe bien qué va a pasar. Sí se sabe que va a haber un aumento de tres grados o más para esta región del planeta para fines del siglo XXI. Firmar un acuerdo internacional implica reducir en más de un 50%, preferentemente un 70%, las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. Eso tiene que hacerse en los próximos 20 años. Hay puntos de quiebre que no podemos cruzar. Según la convención marco de Naciones Unidas, tiene que haber un acuerdo para diciembre de 2015. No está muy clara la posición de Argentina sobre el tema.

–¿Se terminarán las cuatro estaciones tal como las conocemos?

–Tal como las conocemos sí, pero no quiere decir que no se siga un ciclo estacional. Pueden ser algo distinto en un futuro, en función de qué acuerdo se logre. No habría una desaparición del invierno, pero sí un acortamiento significativo. El calentamiento tiene distintos efectos en distintos lugares. Aquí se observa una reducción de las diferencias entre estaciones. Y queda claro que habría un aumento de la desertización de los trópicos y una pérdida de glaciares en la Cordillera de los Andes, lo cual sería un problema grave de abastecimiento de agua.

Del liderazgo hasta el retroceso

Para Canziani, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) necesita mayor personal y equipamiento para sus pronósticos. Según explica el investigador, «el SMN sufre un proceso que se inició en el ’66 y terminó recién en 2007: su intervención militar, que tuvo un efecto negativo en varios aspectos. Hubo una militarización del servicio, orientación al control aéreo y su meteorología, y pérdida de profesionales».

El especialista recuerda que «la Argentina creó la primera carrera de Meteorología de Sudamérica en 1950, en la UBA, y fue líder, pero eso se fue degradando en este proceso: se perdió equipamiento, no había actualización». Sostiene que «a pesar de los intentos de recomponer la red desde 2007, es inferior a la del ’50 y principios del ’60. No cuenta con radares necesarios en la zona del norte patagónico hasta la frontera con Bolivia, ni suficientes estaciones meteorológicas adecuadas para la cobertura de todo el país».

También resalta que «el CONICET ha generado un plan de becas para la formación de meteorólogos», pero advierte que «lleva tiempo recomponer los cuadros profesionales».

Según Canziani, «ningún sector del sistema político argentino suele interesarse por estos temas». Dice que hay «buenas leyes ambientales que no se pueden implementar» y que por eso también «hay que trabajar desde el Poder Judicial en su aplicación».

Fuente: Infonews



Articulos relacionados