Rusia ratificó que la Argentina es un aliado estratégico en la región.

La presidenta Cristina Fernández y su par ruso firmaron acuerdos de cooperación en materia nuclear, judicial y comunicación audiovisual. Y compartieron su reclamo por una reforma de los organismos multilaterales.



No Banner to display

La presidenta Cristina Fernández y su par ruso firmaron acuerdos de cooperación en materia nuclear, judicial y comunicación audiovisual. Y compartieron su reclamo por una reforma de los organismos multilaterales.




La visita de Vladimir Putin a la Casa Rosada, donde fue recibido con todos los honores por la presidenta Cristina Fernández, estuvo acompañada de gestos, de frases fuertes pronunciadas como al pasar, de definiciones no exentas de complicidad que probaron –en los hechos– lo que ambos mandatarios piensan del vínculo entre ambos países. Tanto la anfitriona como el visitante dijeron que Rusia y la Argentina, que en 2015 cumplirán 130 años de lazos diplomáticos, mantienen una «relación estratégica».

Todo comenzó al mediodía, con una reunión a solas de ambos jefes de Estado y la firma de cinco acuerdos de cooperación, uno vinculado a energía nuclear, tres sobre cuestiones judiciales (asistencia legal recíproca en materia penal, extradiciones y traslado de condenados) y el último, según consignó Tiempo Argentino, sobre comunicación y medios públicos.

Como estaba previsto en la agenda, Putin y Cristina mantuvieron un contacto con la prensa. Fue en ese momento, desde la Sala de Conferencias y con traducción simultánea, en el que se escucharon las palabras más comentadas y aplaudidas de la jornada. En alusión a las riquezas del yacimiento de Vaca Muerta, la presidenta volvió a advertir sobre la existencia de actores poderosos en el mundo –no los nombró– que pretenderían quedarse con esos recursos. Putin, con su mirada de hielo, ensayó una leve sonrisa.

«Los argentinos tenemos lo nuestro», comenzó la presidenta, en alusión a la potencialidad de Vaca Muerta en materia de gas y petróleo no convencional, pero enseguida agregó su advertencia. «Parece ser que otros se han dado cuenta y están intentando por allí hacer algunas cosas para repetir lo que no estamos dispuestos a repetir, por lo menos mientras yo sea presidenta», deslizó ante un auditorio conformado por funcionarios y periodistas, tanto rusos como argentinos. Algo similar había dicho en su discurso en homenaje a Manuel Belgrano, el 20 de junio en Rosario, con el río Paraná de fondo, cuando sugirió que los fondos buitre con los que litiga la Argentina «no sólo revolotean sobre las finanzas, sino también sobre los recursos naturales».

Las palabras de Cristina eran seguidas por ministros y directivos de empresas estatales de Moscú. En primera fila, por caso, se encontraba el canciller de la Federación Rusa, Serguei Lavrov, atento a la traducción que le llegaba desde el audífono. Lavrov fue el funcionario que hizo pública la invitación a la Argentina a participar de la próxima cumbre de los BRICS, a celebrarse la semana próxima en Brasil. Otra de las frases de la presidenta que causó mucho interés –el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, fue rápidamente consultado– fue la confirmación de que representantes y especialistas de compañías rusas visitarán Vaca Muerta para comprobar su potencialidad en el terreno. «Una delegación rusa se va a trasladar a Vaca Muerta, que es la segunda reserva de gas no convencional del mundo y la cuarta de petróleo no convencional del mundo», informó la mandataria.

Tanto en la reunión ampliada con la participación de ambos gabinetes, que tuvo lugar en el Salón de las Mujeres del Bicentenario, como en la declaración conjunta ante la prensa, Cristina insistió en que es necesario y urgente producir reformas en las instituciones y organismos multilaterales. «Hay que volver un poco a las fuentes, e impulsar la reforma de organismos que no han dado respuesta ni a lo político ni a lo económico que está sufriendo el mundo», exhortó. Se refería al FMI y a las Naciones Unidas. La jefa de Estado incluyó en sus argumentos un repaso de las negociaciones que impidieron una invasión a Siria por parte de la OTAN, o de Estados Unidos, para intervenir en la guerra civil y deponer al gobierno de Bashar al Assad. La jefa de Estado aseguró, no sin ironía, que los mismos países que promovían el ataque al gobierno sirio hoy están dialogando con al Assad para detener el avance del islamismo radical en Irak. «Esto no es una cuestión de ganadores ni de perdedores, simplemente creemos en la multilateralidad, en la multipolaridad. En la necesidad de un mundo donde los países no tengan doble estándar, donde podamos arribar a soluciones justas, equitativas, legales, vinculadas al Derecho Internacional», subrayó.

El gobierno sirio, se sabe, cuenta con el explícito apoyo de Putin y su gobierno. Y ayer, en su exposición desde la Sala de Conferencias de la Casa de Gobierno, el titular del Kremlin elogió la política exterior soberana de la Argentina con una frase que contenía cierta dosis de humor. «La Argentina tiene su propia posición sobre las relaciones internacionales. Y tiene su propia opinión soberana, lo cual es bastante raro en el mundo de hoy», reconoció Putin. El elogio del líder ruso, que llegó a los argentinos traducido al castellano a través de los auriculares, despertó una sonora carcajada y un festejo con aplausos que encabezaron Capitanich, el canciller Héctor Timerman y el ministro de Economía, Axel Kicillof, los tres sentados en primera fila.

EL AMIGO QUE LLEGÓ DEL FRÍO. El líder ruso había llegado a la explanada de la sede gubernamental, sobre la calle Rivadavia, en un Mercedes Benz de tres ventanas por lado, casi una limusina por lo largo, con chapa patente rusa. Por la avenida Leandro N. Alem y hasta llegar a la Casa Rosada lo habían escoltado granaderos a caballo con las banderas celeste y blanca, de Argentina, y roja, azul y blanca, de Rusia. Antes de ingresar al edificio y poner el pie en la alfombra roja, el Mercedes Benz de la comitiva rusa pasó delante de un grupo de militantes de La Cámpora.  En cambio, los miembros de la delegación rusa no llegaron a cruzarse con el pequeño grupo de ucranianos que se manifestó en la Plaza de Mayo, alrededor de la Pirámide: repudiaban a Putin por su política hacia las regiones pro-rusas de Ucrania.

Tras su arribo a la Casa Rosada, y una vez cumplidos con los saludos protocolares y las fotos de rigor con la anfitriona, Putin y Cristina iniciaron la sucesión de reuniones. Al terminar se hicieron un tiempo para recorrer los lugares históricos del edificio. El líder ruso fue guiado hasta los balcones que utilizaron Perón y Evita para hablar al pueblo. Horas después, en la aparición de los dos ante los periodistas, la presidenta contó que los rusos, durante su viaje a Moscú, la habían hecho una visita guiada por las instalaciones del Kremlin, «esa maravilla arquitectónica, cultural y política», según su definición. «Quiero agradecer su presencia aquí en la Argentina y sé que esto va a constituir un camino más intenso a partir de ahora en lo que hace a esta relación, en la que usted definió públicamente a la Argentina como socio estratégico, no solamente aquí en la región, sino también en la ONU y en el G-20», remarcó la mandataria en su mensaje delante de la prensa.

En esa intervención, mientras Putin escuchaba y miembros de su Gabinete tomaban nota, la presidenta se refirió al litigio que mantiene la Argentina con los holdouts. Primero elogió una reciente decisión de Rusia, que fue la condonación del 90% de la deuda que Cuba mantenía con Moscú –deuda heredada de los tiempos de la Unión Soviética–, y luego se explayó sobre la paradoja que sufre la Argentina, al querer pagar (a los bonistas que aceptaron el canje de deuda) y no poder hacerlo. «Esto (la condonación de la deuda al gobierno de Raúl Castro) es un ejemplo digno de observar, de imitar, aunque nosotros no estamos pidiendo esto. Estamos pidiendo que nos dejen pagar. Son estos los problemas que están preocupando al mundo», planteó Cristina. Ayer, al referirse a los organismos internacionales como el FMI y la ONU, pero en particular al G-20, la presidenta pidió que en la próxima cumbre de presidentes de ese foro –que reúne a las potencias más países emergentes, como Argentina, Brasil y México por América Latina– se incorporen nuevos temas a la agenda de discusión.

Fuente: Infonews

Publicado en: Sociedad   Etiquetas: , , , , , , ,


Articulos relacionados