Una pelea a los estereotipos de belleza

Una periodista reconstruye el origen de un proyecto que se extendió a 40 países para poner en tela de juicio la palabra "linda" y la supuesta magia del Photoshop. Modelos y disputa cultural.



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Una periodista reconstruye el origen de un proyecto que se extendió a 40 países para poner en tela de juicio la palabra «linda» y la supuesta magia del Photoshop. Modelos y disputa cultural.




Aunque prefiera hablar en inglés, la periodista estadounidense Esther Honig es bilingüe. Haber nacido hace 24 años en San Francisco, California, no le impidió enriquecerse con la cultura latina cuando –de muy pequeña– le tocó irse a estudiar a México. Y esa experiencia, quizás sin saberlo ni entonces ni ahora, posiblemente la haya marcado para crear «Before & After» (Antes y Después), un proyecto que la llevó a contratar a más de 40 diseñadores de distintas partes del mundo para que, mediante la magia del Photoshop y a partir de una foto suya, simplemente la hagan «linda». Así como en la adolescencia el acercamiento a un nuevo idioma le enseñó las arbitrariedades que rigen las distintas lenguas, son ahora sus propios retratos modificados los que dejan en claro lo que ella pretende recordar: que existen tantas bellezas posibles como culturas que elijan admirarlas.

–¿Cómo nació «Before & After»? –Partiendo de la idea de que el estereotipo de belleza es siempre diferente, dependiendo del país y de la cultura en la que uno esté inmerso, «Before & After» surgió desde mis ganas de explorar las imposiciones del Photoshop en los parámetros de belleza, aunque ya sea un tema que circula mediáticamente porque esta herramienta se ha vuelto un símbolo de nuestra sociedad. Este debate es importante para saber cómo nos sentimos a partir de eso y cómo se sienten los otros: me parece necesario que seamos proactivos a la hora de entender cómo esas modificaciones e imposiciones pueden afectarnos. Mi proyecto, que por pequeño no tiene rigurosidad para formar conclusiones, parte de la idea de aportar a esa discusión como un experimento para ilustrar los diferentes estándares de belleza de distintas culturas.

–¿Qué relación ve, en nuestros días, entre belleza y tecnología? –A través del Photoshop y la tecnología, se realizan manipulaciones con el fin de alcanzar estándares de belleza inalcanzables y muchas veces, en ese gesto, excluimos a gente diferente sólo por el modo en que se ve. Creo que, en ese sentido, el Photoshop y la tecnología hacen más difícil que diferentes tipos de belleza sean apreciados como tales porque no «encajan» con los estándares que nosotros tenemos incorporados.

–¿Tiene una visión optimista sobre esa relación? –A partir de que nuestro mundo se encuentra cada vez más globalizado, en el ámbito de la moda y la belleza son cada vez más los diseñadores que inspiran sus creaciones en prácticas de partes del mundo distintas de las que ellos provienen. Esta situación se está viendo cada vez más y me parece que es un ejemplo claro de cómo la gente es capaz de apreciar lo que es reconocido como bello en otra cultura. No sé si mi visión es completamente positiva sobre el futuro, pero sí me parece bueno que cuestiones así estén sucediendo porque implican una posibilidad de mayor diversidad y tolerancia en la concepción de la belleza. Con el pelo recogido o suelto, con los labios pálidos o rojos y con más o menos polvo de maquillaje. Cada foto modificada le devuelve a Esther una belleza distinta, que dice más del diseñador que la imaginó y de su cultura que de los rasgos físicos de la propia periodista. Cada foto le devuelve a Esther una certeza: lo bello no es natural.

–¿Cuál de las fotos la sorprendió más? –La imagen que recibí desde Marruecos es la que más me impactó, porque realmente hay una modificación profunda. Cuando le pedí «hazme bonita», él respondió agregándole a la foto un hijab (NdeR: velo que cubre el cabello y el cuello) en mi rostro. Se trataba de un nuevo elemento en la constitución de la belleza, que incluía no sólo los aspectos estéticos sino también las costumbres religiosas. Me impactó porque, como una chica del mundo occidental, nunca se me ocurrió que eso podía ser parte de la perspectiva de algunas personas sobre la belleza.

–¿Creés que tu condición de mujer te motivó a pensar en «Before & After»? –Claro que sí, porque, como todas las mujeres, vivo bajo todas estas expectativas y estos estándares y he sido influida por ellos toda mi vida. Y la verdad es que en los Estados Unidos, donde vivo, no cumplo con ninguno de los parámetros del estereotipo: no soy rubia, ni tengo ojos claros, ni soy muy alta. Digamos: modelo no podría ser aquí… Creo que se trata de una lucha para todas las mujeres que nos oponemos a expectativas que no existen ni son justas, y en la que nos sentimos bien al poder deconstruir esos estándares.

Fuente: Infonews

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