Apareció otra mujer que quiere alojar a Barreda en su casa: «Voy a hablarle de Dios», aseguró

Tiene 49 años y vive en Olmos, a diez cuadras del penal donde se encuentra alojado el odontólogo. La Justicia podría volver a otorgarle la libertad condicional



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Tiene 49 años y vive en Olmos, a diez cuadras del penal donde se encuentra alojado el odontólogo. La Justicia podría volver a otorgarle la libertad condicional




Hace tan solo un mes y una semana, la Justicia ordenó que Ricardo Barreda (79), el hombre que en 1992 mató a escopetazos a toda su familia, debía retornar a la cárcel. El juez Raúl Dalto consideró que la convivencia con Berta André, con quien compartía un departamento en el barrio porteño de Belgrano, era «peligrosa». El 22 de diciembre de 2014 se terminaba así el beneficio de la libertad condicional, que gozaba desde hacía cuatro años. Barreda fue alojado en el penal de Gorina.

Sin embargo, en medio de la oscuridad del encierro, al odontólogo se le abrió una luz de esperanza. Una mujer de 49 años fue a visitarlo para ofrecerle alojamiento en su casa de Olmos, a solo diez cuadras de la cárcel. Se llama Yolanda Sonia Marisa García, y asegura que lo hace porque tiene «un alma generosa».

El abogado de Barreda, Eduardo Gutiérrez, ya presentó el pedido el 13 de enero, y ahora el cuádruple homicida deberá esperar la respuesta de la Justicia. Una asistente social realizó diez días después un estudio ambiental en la casa de la mujer, que consta de dos dormitorios, living-comedor, y una superficie total de 70 metros cuadrados. El 26, el informe fue elevado al juzgado.

Si el juez Dalto determina que Barreda está en condiciones de recuperar la libertad condicional, podrá aceptar el ofrecimiento de Sonia y vivir en su casa. En las próximas horas las autoridades judiciales podrían definir la situación de Barreda.

Sonia García asegura que su intención nada tiene que ver con el deseo de iniciar un romance con Barreda. Por el contrario, asegura que su objetivo es «hablarle de Dios». Es que la mujer es feligresa de la iglesia mormona, donde asegura que encontró «un lugar en el mundo».

«Me bauticé y empecé con la misión de visitar a la gente a la que de verdad le hace falta estar junto al espíritu de Dios», contó en una entrevista con el diario El Día.

La mujer contó cómo fueron sus encuentros con Barreda en la cárcel: «El martes pasado estuvimos hablando mucho de Dios. Él se muestra interesado y me pregunta sobre mi iglesia. Hasta estuvimos en una guitarreada que duró como tres horas. Fue una tarde muy agradable», relató.

«No sé si lo van a dejar salir de la cárcel y tampoco sé si va a querer venir a mi casa. Pero lo que está claro es que se quiere ir de donde está», aseguró.

El 15 de noviembre de 1992 Ricardo Barreda mató con disparos de su escopeta de caza a su esposa Gladys McDonald (57), a su suegra, Elena Arreche (86), y a sus dos hijas, Cecilia (26) y Adriana (24). En 1995 fue condenado a prisión perpetua y en los primeros meses de 2008 se le concedió el beneficio del arresto domiciliario por su buena conducta y por ser mayor de 70 años, prerrogativa que le fue revocada en un par de oportunidades por haberla violado.

A fines de 2011 el tribunal que lo condenó y del que participaba el juez Dalto, le otorgó la libertad condicional y se fue a vivir al departamento que su pareja de entonces, Berta, tiene en el barrio de Belgrano, en la Capital Federal.

Finalmente, en diciembre del año pasado el juez Raúl Dalto consideró que era «un peligro» que el odontólogo continúe viviendo con su pareja, y ordenó la inmediata detención de Barreda y su traslado al penal de Gorina.

Dalto se basó en los problemas de convivencia que había mencionado en reiteradas oportunidades la mujer, las declaraciones en distintas audiencias, y el informe del Patronato de Liberados.

Fuente: Infobae



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