Fiebre post Mundial: cada vez más chicas se prenden a jugar al fútbol

Por un lado, se midió el altísimo interés de las mujeres por no perderse los partidos de la máxima competencia de este deporte. Y por otro, los entrenadores y en las canchitas notan una mayor presencia femenina con los cortos.



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Por un lado, se midió el altísimo interés de las mujeres por no perderse los partidos de la máxima competencia de este deporte. Y por otro, los entrenadores y en las canchitas notan una mayor presencia femenina con los cortos.




Todavía quedan resabios de la fiebre que desató el último Mundial, y algunas argentinas eligen vivir su propia historia de amor con el fútbol. Según explicó Tiempo Argentino, juegan tanto a nivel profesional como amateur, en canchas alquiladas como al aire libre.

 «Cada vez más chicas juegan al fútbol, lo veo a diario en la escuela», cuenta a este diario Lía Gutiérrez, directora técnica deportiva en fútbol de la escuela de fútbol femenino «La Descosemos». Cuenta que tanto en 2010, con el Mundial de Sudáfrica, como ahora, subió la inscripción.  «En general, el mes de julio es cuando menos alumnas vienen, pero el mes pasado con el Mundial se despertó un repentino interés por el fútbol.»

Un estudio de la consultiora Initiative mostró que los partidos de la Selección fueron más vistos por mujeres que por hombres. «La Copa del Mundo no fue la excepción para que ellas se sumen a la ola del fanatismo por la pelota (y los jugadores). Aunque para algunas sea una obviedad y para otros una absoluta falacia, lo cierto es que a lo largo de los últimos años las mujeres se han ido futbolizando».

El furor alcanza a algunas de las miles de chicas que se coparon mirando los partidos. Según Ibope, tanto en la TV abierta como en cable, el rating medido sobre hombres y mujeres mayores de 20 años indicó que ellas estuvieron mucho más pendientes del fútbol, alcanzando al menos dos puntos de rating por encima del promedio de los hombres. Esta diferencia se mantuvo a lo largo de todo el Mundial y durante los siete partidos que jugó Argentina, alcanzó los 5 puntos de diferencia. También la Copa del Mundo generó la idea de superación deportiva: 7 de cada 10 argentinos encuestados en un estudio de Powerade dijo que gracias al Mundial empezaron a ejercitarse más físicamente (ver recuadro).

Casualidad o no, por esas fechas, Marita Des (25) armó junto a otras nueve chicas su propio equipo. «Espartanga» (Esparta deformado por el toque femenino) en el club La Gambeta, de Nuñez: «Yo fui una de esas mujeres que vio todos los partidos. Pero a este Mundial  se agregó un componente. No sólo veía fútbol por televisión, también lo practicaba. Sabía las reglas. Recuerdo el partido contra Holanda, ese día grité como nunca y salimos a festejar, a cantar, a saltar, luego a jugar. Todas queríamos estar en contacto con la pelota, sentirnos Messi, Mascherano. Intentábamos hacer sus jugadas, corríamos la pelota hasta debajo de la cama. Qué ganas de estar en esas canchas, de poder defender la camiseta argentina».

Para la jugadora de la primera división de Boca FUTSAL, Florencia Pereyro, «el Mundial generó de por sí sentimientos muy fuertes en gente que quizá nunca jugó al futbol. Desde mi lugar, amando este deporte, aún el efecto fue más potente». Florencia viene de familia futbolera. «Los primeros recuerdos que tengo son con mis hermanos y primos, con los que improvisábamos una canchita en el comedor; corriendo todos los muebles hacíamos un picadito. Pero ya de bebé me dormía con una pelota en los brazos. Mi abuelo Pepe me llevaba a la cancha a ver a su amado Almagro, era la única entre tantos hombres, porque a mis hermanas le parecía aburrido».

En Argentina el fútbol femenino sigue siendo amateur y poco difundido, lo que implica que no hay un contrato de trabajo entre el club y la jugadora, las chicas no tienen remuneración alguna, sí algún viático, que otorgan muy pocos clubes. Hacen todo a pulmón, porque quieren, porque les gusta.

Para la periodista deportiva Ayelén Pujol, la génesis de su amor por el fútbol, si bien se disparó por el Mundial, empezó mucho antes, al mismo tiempo que «mis compañeritas llenaban el álbum de Sarah Kay. Yo ya juntaba figuritas del Mundial 90’. A los 12 años dejé de jugar puertas afueras de mi casa, era muy fuerte, lo que me pasaba con la mirada de los demás –le decían machona, varonera. A los 13 años le pedí a mamá que me lleve a un torneo en un club de Monte Grande, pero apenas terminaba los partidos me llevaba rápido a casa, no me dejaba bañarme, ni cambiarme en los vestuarios con las chicas. Me parece que tenía miedo de que me volviera lesbiana».

EN LA UBA – «Es una convención social que desde chicas la mayoría de las mujeres juegan a las muñecas, pero cada a más chicas nos gusta la pelota», dice la «Zurda» Gómez, quien jugaba con la camiseta 10 en Boca  y es conocida como «la Riquelme femenina». Cuenta a este diario: «A los diez años mis viejos me llevaban a un club para jugar, claro era un club de nenes. No me importaba, en esos años había mucha discriminación. Mi mamá, Zunilda, se peleaba con las madres de los chicos que decían: ‘mirá qué bien juega ese nene’, por mí. Mamá les salía al cruce: ‘pero no es un nene, esa es mi hija!’”.

Hoy entrena a  tres veces por semana en Ciudad Universitaria, al equipo de futbol femenino de la UBA, que juega los torneos de la AFA y componen cerca de 30 chicas de entre 20 y 30 años. Llevan camisetas sueltas de manga corta de tela semi-transparente, pantaloncitos de futbol  amplios de varón –que les marcan la cola–, botines de cuero. En los entretiempos, desde la cancha de al lado, los varones las miran a través de una red. No los miran, se miran entre ellas.

Dentro de la cancha la dinámica es llamarse por apodos, o por apellidos, nunca por el nombre, porque algunos nombres se repiten. «Rubia», le gritan a una que se da vuelta haciendo jueguito con la pelota, a otra le dicen «Gómez». 

La Zurda habla mientras observa al equipo: «Hoy es natural ver chicas jugando un picado en cualquier canchita, hay un cierto libertinaje, una cierta rebeldía». Una de las alumnas se acerca corriendo. Grita: «¡La rodilla de Paula, la rodilla de Paula, Paula se rompió los ligamentos!”. No es lo mismo un dolor para un hombre que para una mujer. Paula está tirada en la mitad de la cancha, aferra la rodilla contra el pecho. La entrenadora la revisa. «Yo la llevo a la casa», dice una chica alta, rubia de ojos verdes que besa en la boca a una compañera. Se aleja cargando a Paula al hombro. Desconsolada, Paula está llorando por su rodilla.

El crecimiento de la audiencia femenina + 4

Un análisis de la consultora Initiative sobre el rating que tuvo la Copa arrojó que los partidos de la Selección fueron más vistos por mujeres que por varones. “En Sudáfrica 2010, la audiencia masculina había mostrado más interés por el mundial en general y especial afinidad por los canales de cable. Esto se adjudicó en su momento a que los canales deportivos presentan un perfil marcadamente masculino. Según Initiative, ese nivel de alcance presentó una tendencia diferente en Brasil 2014, disminuyendo la audiencia masculina un -2% y aumentando la femenina 4%”, explica el estudio. También aclara que, según Ibope, tanto en TV abierta como en cable, el rating sobre hombres y mujeres mayores de 20 años indicó que “ellas estuvieron más prendidas a la pantalla del televisor que ellos, logrando alcanzar al menos 2 puntos de rating por encima del promedio de los hombres. Esta diferencia se mantuvo durante los siete partidos de Argentina, alcanzando los 5 puntos de diferencia en los encuentros contra Irán, Nigeria y Holanda”.  Otro dato llamativo es el volumen de horas que los televidentes le dedicaron durante el mes a la competición: si bien el 39% indicó que vio entre 6 y 20 partidos de los 64 disputados, un 34% dice haber observado más de 36. A diferencia de la Initiative, hay una diferencia entre los hombres y las mujeres: mientras el 43% de los hombres declara haber visto más de 36 partidos, en las mujeres desciende a 26.

Las ganas

«Recibir siempre comentarios de que el fútbol es un deporte de hombres me hizo aguantarme por años esas ganas de jugar que me nacían de adentro. Ahora nos preparamos con mi equipo para los play off del torneo. Queremos la copa»: Gisele Roitbarg Riverós.

Entrenador

«Estoy al frente del Futsal Femenino de Boca. Teniendo en cuenta que la rama femenina deportiva siempre se sintió desplazada, tenía en claro que debía hacerlas sentir importantes. Las entreno igual que a los hombres»: José Luis Godoy.

En grupo

«Somos un grupo de chicas que van desde los 19 hasta los 28 años, empezamos como un hobby. Buscamos una canchita en la Capillita Dorrego y Luis María Campos y arrancamos, imaginate: todos los varones riéndose de estas minitas»: Maira Loyola.

Fuente: Infonews

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