La incriminación del Conejo: con la confesión no alcanza

Más allá de lo que diga el acusado del crimen de Lola, la Justicia uruguaya deberá probar que realmente es el autor del homicidio



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Más allá de lo que diga el acusado del crimen de Lola, la Justicia uruguaya deberá probar que realmente es el autor del homicidio




Confesar no alcanza, hay que probar los delitos. Esa es una máxima de los Tribunales. A la confesión hay que dotarla de pruebas.

En cuestión de minutos, se informó que Richard Gutiérrez, «El Conejo» había confesado ante la policía haber asesinado a Lola Chomnalez, en Uruguay.

Viene bien recordar que, la confesión sólo tiene valor ante la justicia. Lo otro, es decir, dichos ante personal policial, deben quedar asentados en un acta.

Testigos -en general son sólo los policías- deben acreditar esos dichos y firmar su declaración dando constancia de lo que escucharon.

En este caso, se informó primero que Conejo había confesado ante personal policial, pero luego el Ministerio del Interior de Uruguay, lo desmintió.

Así las cosas, supongamos que Conejo confiese ante la jueza, esos dichos hay que verificarlos, probarlos.

Hasta ahora, lo que se sabe es que se llegó a Conejo tras la elaboración de un identikit. Luego, se sumó la nota que hizo C5N cuando el hombre apareció en plena búsqueda de Lola, presentándose como un curioso, solidario.

Pero el indicio más relevante contra Conejo, más allá de su parecido con el identikit, es que sus compañeros de trabajo en el arreglo de un techo, aseguran que les llamó la atención que el día de la desaparición de Lola, el sospechoso, se fue de su lugar de trabajo entre las 15 y 18 horas.

A esa hora, se presume, habrían asesinado a Lola.

Y lo más raro es que cuando Conejo volvió llegó con bolsas de comida. Cuando le preguntaron con qué dinero compró eso, contestó: encontré plata en la playa.

Ahora es tiempo de la justicia. Los delitos hay que probarlos, las confesiones por sí solas, no alcanzan para una condena.

Fuente: Minuto Uno