Una mujer mató a su pareja «cansada» de las agresiones a las que la sometía

María Belén Di Benedetto, de 22 años, primero dijo que su concubino fue víctima de un asalto, pero luego confesó el crimen.



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María Belén Di Benedetto, de 22 años, primero dijo que su concubino fue víctima de un asalto, pero luego confesó el crimen.




Tras el llamado al 911, a partir de un supuesto robo, los oficiales se dirigieron hacia la casa hubicada en 131 bis entre 517 y 518, del barrio de Hernández, en La Plata, y al ingresar se encontraron con esta escena: un hombre, el dueño, tirado en la cama y con la cabeza destrozada con una hachuela.

La versión de la mujer, María Belén Di Bendetto, de 22 años, fue que habían entrado ladrones, la habían encerrado en una habitación junto a sus hijos, y cuando pudo escapar encontrado a su marido muerto, según publica el diario platense El Día.

A medida que pasaron las horas la joven sin embargo fue contradiciéndose, aunque lo que más la complicó fueron las charlas que ella misma había mantenido con amigas. Según fuentes judiciales y policiales, les habría anticipado que quería matar a su marido cansada de las descalificaciones y agresiones a las que supuestamente la sometía, revelándoles cómo planeaba hacerlo.

El crimen habría sido ejecutado, dicen, a la medida de aquel plan premeditado desde hacía tiempo atrás. Lo primero que dijo Di Benedetto fue que a las 2.30 de la mañana dos hombres la habían abordado cuando sacaba la basura de su casa de 131 bis entre 517 y 518. Que entraron con ella y que logró apartarse con sus dos hijos (un varón de 5 y una nena de 3 años), refugiándose en un dormitorio del que salió 20 minutos después, cuando todo era silencio.

Según su relato vio las luces de la pieza de su concubino, Luis Barria estaban apagadas y que, temiendo lo peor, salió a la calle para pedirle ayuda a un vecino y llamar al 911. Los policías del CPC encontraron el cuerpo de Barria -empleado de una hormigonera- tirado sobre la cama de dos plazas teñida de rojo, tapado con una frazada. Tenía la cabeza destrozada, a simple vista, a golpes.

Ya en la escena, los detectives del gabinete de homicidios de la DDI pidieron las cartas de audio de la línea 911, detectando que hubo dos comunicaciones y que la mujer no había sido del todo sincera. En un primer llamado a la línea de emergencias denunció que «su casa se estaba incendiando y su pareja estaba atrapada», pero después le contó a su vecina la versión del robo y ésta volvió a pedir ayuda.

Los pesquisas decidieron preservar todo hasta que Casos Especiales de Policía Científica terminara de hacer su trabajo. Y fue ese trabajo lo que complicó a la chica. Es que en un pequeño departamento ubicado en la parte delantera de la casa, que alquila una amiga de Di Benedetto, los peritos encontraron una blusa marrón con manchas de sangre, una cuchilla, un taper con restos de comida que habría ingerido la víctima y una suerte de hachuela (combinación de martillo y pico) de mano utilizada en albañilería. También dos celulares y gotas de sangre en una heladera.

Las chicas que viven ahí no estaban, pero, según los investigadores, «Di Benedetto tenía acceso a ese lugar». Lo que terminó de colocarle las esposas a María Belén fue la declaración de dos amigas que confirmaron la «muy mala relación de la pareja, con constantes malos tratos de parte de Barria hacia su concubina y claras manifestaciones de ella de querer matarlo porque no soportaba más esa situación», reveló un jefe policial.

En esas charlas la chica se imaginaba suministrándole a su pareja una excesiva cantidad de los psicofármacos que él tomaba para dormir. La comida, la ropa y el arma secuestradas serán analizadas. María Belén quedó detenida para que la fiscal Ana Medina la indague por «homicidio doblemente agravado por premeditación y alevosía». Sus dos hijitos fueron entregados a un familiar.

Fuente: minutouno.com

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