Tormenta en la Iglesia por el debate sobre gays y divorciados

Cambios en el Vaticano El lunes se presentó un documento con señales de apertura para las parejas de homosexuales y las uniones de hecho. Ayer, el ala más conservadora del cónclave reaccionó con dureza a la propuesta.



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Cambios en el Vaticano El lunes se presentó un documento con señales de apertura para las parejas de homosexuales y las uniones de hecho. Ayer, el ala más conservadora del cónclave reaccionó con dureza a la propuesta.




Una tempestad desatada por cardenales y o bispos conservadores siguió ayer al documento de trabajo “Relación tras el debate”, que al resumir la primera semana de discusiones en el Sínodo sobre la Familia hizo aperturas sin precedentes sobre las parejas homosexuales y conviventes y también los divorciados, con un drástico cambio de tono en las críticas de la Iglesia a quienes hacen “vida irregular” para los preceptos católicos. De los purpurados que abrieron el fuego con sus críticas, que inevitablemente toman de blanco indirecto al papa Francisco, las más duras fueron del presidente de los obispos polacos, cardenal Stanislaw Gadeki.

Gadeki dijo que la relación que leyó el relator del Sínodo, el cardenal húngaro Peter Erdo, representa “el alejamiento de las enseñanzas de Juan Pablo II y el fruto de la ideología antimatrimonial”.

“La relación demuestra que no hay una clara visión del objetivo del mismo Sínodo”, agregó el cardenal polaco.

“Nuestro objetivo pastoral principal es sostener a la familia y no castigarla exponiendo las situaciones difíciles que existen, pero que no constituyen el núcleo central de la familia”, declaró el cardenal de Poznam.

La declaración del purpurado polaco resumió en términos duros las críticas de otros personajes “doctrinarios”, como se definen los conservadores. El cardenal Gadeki dijo que el documento desdeña » las familias buenas, normales, comunes que luchan por la fidelidad y no por la banal supervivencia, con criterios que suscitan dudas ”.

Las reacciones airadas contra el documento de la apertura sin precedentes, parecen reabrir en algunos aspectos las luchas intestinas que ensombrecieron el final del pontificado de Benedicto XVI, acelerando su dimisión en febrero de 2013. El “ministro” para la Doctrina de la Fe, el más importante dicasterio vaticano como guardián de la ortodoxia, el cardenal alemán Gerhard Mueller, dijo que “la Iglesia no puede reconocer a las parejas homosexuales”.

Mueller ya firmó un libro con otros cuatro cardenales contra la reforma de la actual prohibición de dar los sacramentos a los católicos casados por la Iglesia y divorciados y vueltos a casar por el civil, en un ataque abierto a las posiciones de apertura del pap a Jorge Bergoglio, que apoya las tesis del cardenal alemán Walter Kaspers, en favor de devolver la comunión eucarística a los divorciados, aunque sin cortar el vínculo del matrimonio indisoluble.

Otro cardenal, abierto enemigo del Papa argentino, es el norteamericano Raymond Burke, titular de la Signatura Apostólica vaticana. Burke dijo a un diario romano que “emerge una tendencia preocupante porque algunos sostienen la posibilidad de adoptar una praxis que se separa de la verdad de la fe, con peligrosas aperturas”.

El cardenal Burke agregó, aludiendo a los divorciados vueltos a casar, tema convertido como se esperaba en el punto más crítico de la discusión: “No veo cómo se pueda conciliar el concepto irreformable de la indisolubilidad del matrimonio con la posibilidad de admitir a la comunión a quien vive en una situación irregular”.

El anciano cardenal Camilo Ruini, retirado pero aún con mucha influencia en los sectores conservadores, escribió que “debemos ser muy prudentes en lo que atañe al matrimonio y la familia, modificando las posiciones que propone el magisterio (el Papa): en caso contrario las consecuencias sobre la credibilidad de la Iglesia serán muy importantes”. También el cardenal sudafricano de Durban, Wilfrid Napler, y el cardenal australiano George Pell, uno de los ocho purpurados de la comisión que ayuda a Francisco a gobernar la Iglesia, se opusieron a las aperturas más avanzadas.

El texto llamado “Relación tras el Debate” que ha causado el estallido de la borrasca fue el resultado del diálogo abierto que pidió el Papa para hablar de los desafíos de la transformación de la familia moderna. El documento admite el valor y el amor existente entre las parejas de hecho o que optan por la convivencia sin casar, la situación de los divorciados vueltos a casar y de los homosexuales “que nos desafían sobre cómo elaborar caminos de crecimiento, afecto y madurez humana y evangélica”, una apertura extraordinaria en la Iglesia.

Las polémicas han sido tan vastas que la oficina de prensa del Vaticano publicó ayer algunas intervenciones en la que no todos se mostraban conformes con las aperturas del documento redactado por el cardenal Erdo y sin valor jurídico. Algunos cardenales como Burke y una docena de obispos denunciaron “manipulaciones” en la información que da el Vaticano a los medios de información, porque refiere las intervenciones en el Sínodo pero sin identificar a ninguno de los 191 padres sinodales que hablan. Los que protestan sostienen que “los fieles tienen derecho a saber qué dicen sus obispos”.

El cardenal Burke sostiene que la manipulación apunta a “destacar sólo una tesis en vez de informar fielmente todas las posiciones expuestas”.

Fuente: clarin.com

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