Con una nueva doctrina militar, Putin apunta contra la OTAN y EE.UU.

El Kremlin redefinió su estrategia armada e identificó como principal amenaza la expansión de las fuerzas occidentales.



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El Kremlin redefinió su estrategia armada e identificó como principal amenaza la expansión de las fuerzas occidentales.




MOSCÚ.- En uno de los momentos más críticos de la economía rusa en los últimos años, y cuando la vecina Ucrania sigue soltando amarras de la vieja sociedad con el Kremlin, el gobierno de Vladimir Putin salió ayer a escena a marcar presencia con un fuerte discurso en el sector donde nunca tambalea: el militar.

En este fin de año cargado de malas noticias, el Kremlin presentó una nueva doctrina de seguridad, en reemplazo de la versión que rigió la estrategia de las fuerzas armadas durante los últimos cuatro años. Según la flamante doctrina, la OTAN y Estados Unidos son las mayores amenazas externas del país, y el terrorismo es el gran peligro puertas adentro del enorme territorio de la Federación Rusa.

La doctrina anterior databa de 2010, cuando no había indicios de la crisis en Ucrania que la propia Rusia contribuyó a fomentar. Tampoco era previsible el conflicto ucraniano cuando la nueva visión se planteó entre las autoridades rusas por primera vez, a mediados de 2013. Le tomó más de un año en ver la luz.

El texto actualizado se preocupa por «el refuerzo de las capacidades ofensivas de la OTAN directamente en las fronteras rusas». Y expone que Rusia adoptará medidas para contrarrestar los intentos de ciertas potencias de lograr la «superioridad militar» por medio del despliegue de elementos estratégicos de defensa antimisiles, en clara alusión a la presencia del escudo norteamericano en Europa.

Otros peligros para la seguridad de Rusia, según el texto, son la escalada del terrorismo y el extremismo internacional, así como «la amenaza real de la comisión de actos terroristas con el empleo de sustancias radiactivas y químicas».

El documento introduce el concepto de «contención no nuclear», que consiste en mantener en estado de alerta máxima a las fuerzas armadas como maniobra disuasoria con el fin de prevenir posibles conflictos. Y mantiene la cláusula de que sólo recurrirá a su arsenal atómico en caso de situaciones límite.

«La Federación Rusa se reserva el derecho a usar armas nucleares en respuesta al empleo en su contra y/o contra sus aliados de diferentes tipos de armas nucleares o de destrucción masiva, y también en el caso de una agresión contra Rusia con armamento convencional, cuando esté bajo amenaza la misma subsistencia del Estado», indica el texto del Kremlin.

Moscú señaló el «carácter defensivo» de su doctrina militar, una característica que estaba en vigor y con la que el gobierno intenta subrayar el compromiso de que el ejército sólo entrará en acción si fracasan todas las soluciones no violentas.

Así lo había definido Putin la semana pasada al discutir el documento con altos cargos de Defensa y del ejército: como una doctrina defensiva. Con todo, no dudó en calificar de «impresionantes» los planes de rearme del ejército ruso, que recibirá en 2015 más de 50 nuevos misiles intercontinentales capaces de superar el escudo norteamericano en Europa del Este.

RIESGOS

La doctrina militar previa ya identificaba la expansión de la OTAN como un riesgo importante para Rusia. Pero las apuestas aumentaron durante el último año, cuando la OTAN impulsó su presencia en el este de Europa ante la evidencia de que Moscú agitaba la rebelión en las regiones de habla rusa de Ucrania.

Rusia y Occidente se encuentran desde entonces en la peor crisis diplomática desde el fin de la Guerra Fría, una crisis que alcanzó sus horas más tensas con la anexión de la región de Crimea, y que Estados Unidos y sus aliados se propusieron no consentir en las demás regiones sublevadas.

Moscú niega su papel en la crisis y no quiere saber nada de tropas occidentales en su vecindario: esta semana dijo que la OTAN está llevando a Ucrania a una «posición de confrontación», y amenazó con cortar los vínculos entre ellos si se concretan las esperanzas de Ucrania de unirse a esa alianza militar.

La furia de Moscú sobrevino luego de que el Parlamento de Ucrania votara el martes pasado la renuncia como país «no alineado» o neutral, para allanar el camino de una postulación como miembro de la alianza atlántica, una posibilidad que, de todos modos, tomaría años en concretarse por la complejidad del procedimiento.

«Si Ucrania decide aplicar por una membresía de la OTAN, el organismo evaluará su preparación para unirse a la alianza de la misma manera que cualquier otro candidato. Éste es un tema entre la OTAN y los países individuales que aspiran a una membresía», dijo un funcionario de la alianza militar, al subrayar que respetaba la medida del Parlamento ucraniano y que Rusia debería hacer lo mismo.

El anuncio de la nueva estrategia militar del Kremlin coincide con la crisis más profunda de la economía rusa en las últimas dos décadas, con el precio de las exportaciones petroleras en caída libre y el rublo en terapia intensiva (ver aparte).

Pero el listado de peligros militares deja en su renovada mirada del mundo, más allá de las críticas acerbas a la OTAN y a Estados Unidos, una mención positiva: «La probabilidad de una guerra de envergadura contra Rusia ha disminuido».

INTERCAMBIAN PRISIONEROS EN UCRANIA

Las autoridades ucranianas y los rebeldes prorrusos intercambiaron ayer casi 370 prisioneros, un paso importante para reducir las hostilidades en el este de Ucrania.

El gobierno ucraniano entregó 222 prisioneros y los rebeldes, 145, informó la agencia estatal rusa RIA Novosti, en el mayor intercambio de este tipo desde el inicio de la insurgencia, en abril.

El canje estaba planeado para hace unos días, y su postergación demoró otra ronda de conversaciones de paz en la capital bielorrusa, Minsk, que debía comenzar ayer, pero que se suspendió indefinidamente.

Los combates en el este de Ucrania entre fuerzas del gobierno y separatistas prorrusos dejaron ya unos 4700 muertos. En las conversaciones de septiembre, se acordó una tregua y un pacto para retirar armas pesadas, pero no hubo acuerdo en torno a una línea limítrofe y las escaramuzas continúan.

Las hostilidades se atenuaron en las semanas recientes en medio de las gestiones de paz, pero la desconfianza mutua ha entorpecido el progreso.

Fuente: La Nación

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