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Un hombre acusaba al Partido Popular de haberlo arruinado y dijo que quería perpetrar un atentado. En el vehículo llevaba dos garrafas de gas, que no estallaron. Está detenido.

Un hombre que acusaba al Partido Popular de haberlo arruinado, empotró su automóvil contra la sede central de esa fuerza política y dijo que quería perpetrar un atentado. En el vehículo llevaba dos garrafas de gas, que no estallaron, y dos bolsas con fertilizantes agrícolas que a veces son utilizados para fabricar bombas y provocar incendios.

Cuando fue arrestado dijo a los policías que llevaba dos kilos de amonal un poderoso explosivo muy utilizado por ETA que iban a estallar en dos horas. La policía revisó todo el edificio con la unidad especial, Tedex, de desactivación de explosivos y varios perros pero no se encontraron rastros del amonal.

El hecho lo protagonizó Daniel Pérez Berlanga de 37 años, residente en Bronchales, Teruel. El hecho se produjo poco antes de las siete de la mañana de hoy y el individuo entró a gran velocidad en la puerta acristalada principal de la sede del PP.

En el lugar, solo se encontraba una empleada de limpieza a la que casi embiste el vehículo de Pérez Berlanga que en su impulso atravezó el salón destrozándolo todo y llegó hasta las escaleras del interior. La cristalera quedó destrozada y se aprecia un reguero de  aceite y carbonilla, trazas del recorrido del automóvil.

El episodio causó una extraordinaria alarma porque las autoridades activaron de inmediato un protocolo de seguridad antiterrorista denominado Circular 50. Estos últimos tiempos se han sucedido los atentados en diversas ciudades y era prudente imaginar que el ataque de la sede central del Partido del gobierno podía ser solo el primer paso de una operación de terror más generalizada.

Pérez Berlanga, fue en principio interrogado en un furgón policial para acelerar las acciones policiales en caso de operaciones terroristas. Ahora debe comparecer ante el juez y, posiblemente, afronte acusaciones por delitos terroristas.

Una amplia zona en torno al edificio atacado, ubicado en las llamadas Diagonales en pleno centro de Madrid, quedó de inmediato cerrado al tráfico y se alejó a los civiles que en esa hora llegaban por centenares para acudir a sus empleos. Varias cafeterías y otros comercios quedaron aislados.

El ulular de las sirenas de los patrulleros, servicios de bomberos y de asistencia sanitaria conmovió a la zona céntrica de la ciudad y originó todo tipo de versiones alarmista.

La línea 4 del subterráneo clausuró varias estaciones ubicadas en las cercanías de los sucesos y lo mismo sucedió, aunque con menor incidencia, en otras dos líneas, la 5 y la 10, del Metro madrileño. En la Plaza de Colon, sobre la Castellana, se produjo un formidable atasco.

Fuente: Clarín