Francisco: América latina debe ser «un nuevo modelo de desarrollo»

El Papa llamó a que el porvenir de la región "sea forjado por los pobres y los que sufren"



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El Papa llamó a que el porvenir de la región «sea forjado por los pobres y los que sufren»




ROMA.- En una de las misas más sugestivas de su pontificado, marcada por una extraordinaria interpretación de la Misa criolla por músicos argentinos acompañados por un coro romano en la festividad de la Virgen de Guadalupe, patrona del continente, Francisco llamó ayer a América latina a ser «un nuevo modelo de desarrollo» en el mundo.

«Hacemos esta petición porque América latina es el continente de la esperanza, porque de ella se esperan nuevos modelos de desarrollo que conjuguen tradición cristiana y progreso civil, justicia y equidad con reconciliación, desarrollo científico y tecnológico con sabiduría humana, sufrimiento fecundo con alegría esperanzadora», dijo el Papa, que por primera vez pronunció un sermón en castellano en la Basílica de San Pedro.

La iglesia más importante del catolicismo se encontraba entonces repleta de argentinos, mexicanos, peruanos, bolivianos y demás representantes del continente. Y era lógico, porque se trataba de una celebración de inmensa trascendencia. Aunque la Misa criolla, compuesta hace 50 años por el célebre Ariel Ramírez, había sido interpretada el 12 de diciembre de 2011 en otra misa en homenaje a la Virgen de Guadalupe, ante Benedicto XVI, nunca había sido ejecutada ante el papa argentino, todo un orgullo para la mayoría de los presentes.

Mucho antes de que se abrieran las puertas del templo, a las cuatro de la tarde, ya se veían miles de personas, entre las cuales había muchos sacerdotes y monjas con banderas de sus países, que hacían una larguísima cola que daba varias vueltas en la Plaza San Pedro.

Allí, algunos grupos entonaban cánticos religiosos para engañar el paso del tiempo.

Y la espera valió la pena. Cuando los bombos, quenas, charangos y otros instrumentos de percusión empezaron a sonar en el majestuoso templo, con el charanguista Rodolfo Ruiz, el vientista Tukuta Gordillo -de poncho con los colores vaticanos- dirigidos por Facundo Ramírez (hijo de Ariel), e irrumpieron las imponentes voces de Patricia Sosa, magnífica solista, y de Claudio Sosa (sobrino de Mercedes Sosa), el ambiente se tornó emocionante. Y muchos de los argentinos presentes no pudieron contener las lágrimas.

«Nos sentimos movidos a pedir que el futuro de América latina sea forjado por los pobres y los que sufren, por los humildes, por los que tienen hambre y sed de justicia, por los compasivos, por los de corazón limpio, por los que trabajan por la paz, por los perseguidos a causa del nombre de Cristo, porque de ellos es el Reino de los cielos», dijo Francisco en su sermón, evidentemente escrito de su puño y letra.

En el comienzo, destacó el significado de la Virgen de Guadalupe, patrona de «los pueblos y naciones de nuestra patria grande latinoamericana, cuya devoción se extiende desde Alaska hasta la Patagonia».

El Papa mencionó a los pueblos originarios -hasta hubo una oración en náhuatl- y destacó la «preciosidad de la piedad popular» y ese «ethos americano de los pueblos que se muestra en la conciencia y en la dignidad de la persona humana, en la pasión por la justicia, en la solidaridad con los más pobres y sufrientes y en la esperanza a veces contra toda esperanza».

Además, recordó que «trastocando los juicios mundanos, destruyendo los ídolos del poder, de la riqueza, del éxito a todo precio, denunciando la autosuficiencia, la soberbia y los mesianismos secularizados que alejan de Dios, el cántico mariano confiesa que Dios se complace en subvertir las ideologías y jerarquías mundanas».

La lengua náhuatl que utilizó Francisco en una de sus oraciones fue la misma con que la Virgen de Guadalupe le habló al indígena mexicano Juan Diego. La basílica de Guadalupe, erigida en la Ciudad de México, en el lugar donde según la tradición la Virgen se apareció en varias ocasiones a Juan Diego en 1531; la última, el 12 de diciembre de aquel año.

Entre los argentinos presentes se destacaban el embajador ante la Santa Sede, Eduardo Valdés, junto con su esposa; la ministra de Cultura, Teresa Parodi -que a pedido de la Presidenta se encargó de que la Misa criolla saliera impecable-; el ministro de Culto, Guillermo Oliveri, y otros diplomáticos. Entre ellos, varios llegaron desde otros países, como la embajadora ante Gran Bretaña, Alicia Castro. También estaba el encargado de negocios de la embajada de Italia, Guillermo Moreno.

La misa fue precedida por una procesión con las banderas de todo el continente, el rezo del rosario guadalupano y la interpretación de dos villancicos con música de Ariel Ramírez y textos del historiador Félix Luna.

«Escuchar ante Francisco y en la Basílica del Vaticano cantar «a la huella, a la huella, José y María», fue una de las cosas más hermosas que me pasó en la vida», dijo a LA NACION María Luna, hija de Félix, que viajó junto con su madre y una hermana para no perderse una celebración seguramente única..

Fuente: lanacion.com

Publicado en: Mundo   Etiquetas: , ,


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