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Dos ataques a puñaladas, dejaron dos israelíes muertos y otros dos heridos en Tel Aviv y en la ocupada Cisjordania.

En medio de este clima de tensión, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, volvió a mostrarse intransigente al «invitar a aquellos que se manifiesten contra Israel y a favor del Estado palestino» a «mudarse allá», según reprodujo el diario local Haaretz.

«No le haremos ningún problema», prometió el jefe del gobierno israelí durante una reunión con la bancada de su partido, el Likud, en el Parlamento, apenas un día después de pedirle públicamente a su ministro del Interior que estudie la posibilidad de revocar la ciudadanía a aquellos que «atenten» contra el país.

Alrededor del 20% de los ciudadanos israelíes son palestinos.

Estados Unidos condenó los ataques de hoy y pidió a ambas partes reducir las tensiones.

«Es absolutamente crítico que las partes tomen todas las medidas posibles para proteger a los civiles y disminuir las tensiones», dijo la vocera del Departamento de Estado norteamericano, Jen Psaki.

Mientras la represión, las detenciones y hasta los asesinatos son moneda corriente en Cisjordania, uno de los tres territorios ocupados junto con la sitiada Franja de Gaza y la anexada Jerusalén este, dentro de Israel la comunidad palestina no protagoniza protestas ni confronta con las fuerzas de seguridad de forma masiva desde el final de la segunda intifada, hace casi una década.

Este lunes, un joven palestino de 18 años oriundo de un campo de refugiados cercano a la ciudad de Naplusa, en el norte de Cisjordania, acuchilló y mató a un sargento israelí de 20 años en un barrio del sur de Tel Aviv, informó el Ejército, que identificó a la víctima como Almog Shiloni.

Según el portal de noticias israelí Ynet, testigos contaron que el palestino se acercó al militar cuando éste se encontraba afuera de la estación de tren Haghana, lo acuchilló en el estómago y luego se escapó.

La policía lo arrestó a unas cuadras de allí, y poco después la prensa local lo identificó como Nur al Din Abu Khashiyeh, un joven de 18 años que, según contó su padre al diario Jerusalem Post, era un pintor y un decorador que había entrado ayer ilegalmente a Tel Aviv.

Mientras el joven soldado era intervenido en el hospital, afuera de Gush Etzion, el mayor bloque de asentamientos judíos en el territorio ocupado de Cisjordania, otros tres israelíes, todos ellos colonos, fueron apuñalados por un joven palestino, informó la policía.

«Un auto paró en la parada que se usa para hacer dedo en la entrada de Alon Shvut (una de las colonias que compone Gush Etzion), el conductor se bajó del auto y acuchilló a tres civiles que estaban parados allí», explicó a la prensa una vocera policial israelí, Luba Samri.

Fuentes médicas informaron que una mujer de 25 años falleció y otros dos hombres resultaron levemente heridos, mientras que la policía aseguró que el atacante fue trasladado a un hospital de Jerusalén, luego que un guardia de seguridad de Alon Shvut le disparara y lo hiriera de gravedad.

La agencia de noticias palestina Maan sostuvo que familiares del atacante lo identificaron como Maher Hamdi al Hashlamon, un joven de 25 años de la ciudad de Hebrón, una de las regiones de Cisjordania en donde más se siente la tensión entre los palestinos y los colonos israelíes.

Este último atentado fue reivindicado por la Jihad Islámica, uno de los grupos armados palestinos más activo en la Franja de Gaza durante los últimos años.

«La Jihad Islámica aplaude los dos ataques de este lunes en este día sagrado y afirma que un miembro de la Jihad Islámica llevó a cabo el ataque al norte de Hebrón», dijo el grupo islamista en un comunicado.

En tanto, el movimiento islamista Hamas, que desde hace unos meses convive en un gobierno de unidad nacional con la fuerza política moderada del presidente palestino Mahmud Abbas, también justificó los ataques de hoy y de los últimos meses en otro comunicado difundido a los medios locales.

«Las operaciones de resistencia (…) son la reacción natural a los crímenes israelíes contra el pueblo palestino y sus lugares santos», explicó el partido que, desde 2006 hasta hace unos meses, gobernó la Franja de Gaza.

La actual ola de violencia comenzó en Jerusalén este, la parte palestina de esa sagrada ciudad, a mediados de este año.

Desde entonces, la policía arrestó a cerca de 900 palestinos en Jerusalén, mientras que sólo entre julio y agosto pasado, el Ejército israelí detuvo a más de 1.000 en el territorio ocupado de Cisjordania, según datos de Addameer, la principal organización que aboga por los derechos de los prisioneros palestinos.

Durante esos primeros meses la bronca se concentró alrededor de la última ofensiva militar israelí contra la Franja de Gaza, que dejó más de 2.100 palestinos muertos, la mayoría de ellos civiles.

Pero desde agosto las protestas y los ataques palestinos se enfocaron contra el avance de las colonias sobre Jerusalén este y las crecientes restricciones para rezar en Al Aqsa, la tercera mezquita más importante del mundo musulmán ubicada dentro de la Ciudad Vieja.

Desde agosto, cinco ataques cometidos por palestinos, uno a tiros y otros con autos usados para embestir a transeúntes, dejaron cinco víctimas fatales israelí, y, en todos los casos, los atacantes terminaron muertos. Sus muertes no hicieron más que avivar las protestas en Jerusalén este.

Este fin de semana, el conflicto se expandió al norte de Israel, luego que la policía matara a un joven palestino de 22 años de un poblado cercano a Nazareth. Su muerte, que fue filmada y difundida por la televisión local, provocó ayer la convocatoria de una huelga general y una nueva ola de protestas y represión.

Fuente: Telam