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Son un grupo de estudiantes kurdos que estuvieron secuestrados y luego fueron liberados. Denunciaron las vejaciones a Human Rights Watch.

Jóvenes kurdos que estuvieron secuestrados en manos del Estado Islámico de Irak (ISIS, por sus siglas en inglés) y que fueron liberados relataron el calvario de torturas y vejaciones a las que fueron sometidos durante el cautiverio, según afirmó hoy la organización Human Rights Watch (HRW).

La ONG ha hablado con cuatro de los 153 adolescentes, que tienen, que estuvieron en manos de los yihadistas en el norte de Siria desde mayo de este año y fueron puestos en libertad hace unos meses. El último grupo de estos rehenes que quedaba en manos del ISIS fue liberado el 29 de octubre.

Los jóvenes eran estudiantes originarios de la población kurdo siria de Kobani, en el norte del país, y regresaban a sus casas tras hacer los exámenes de fin de curso en la ciudad de Aleppo cuando fueron secuestrados por el ISIS. Los cuatro menores, que pertenecen a un grupo de rehenes liberado en septiembre por los extremistas, afirmaron a HRW que durante el secuestro fueron golpeados de forma repetida con mangueras y cables eléctricos, y que los yihadistas los obligaban a ver videos de ataques del grupo y decapitaciones.

Los guardianes, relataron los jóvenes, agredían a quienes intentaban escapar de la escuela de la localidad de Manbech, en la provincia de Aleppo, donde los tenían secuestrados. Asimismo, castigaban a los peores alumnos en las clases de religión que les impartían o cuando percibían un «mal comportamiento».

Los que se llevaban la peor parte, relatan, eran los parientes de miembros del Partido de la Unión Democrática (PYD), el brazo político de las Unidades de Protección del Pueblo, unas milicias kurdo sirias que se han convertido en uno de los principales enemigos del ISIS.

Uno de los menores, de 15 años, interrogado por HRW, explicó que a los alumnos que eran familiares de integrantes del PYD los extremistas les exigieron que les dieran la dirección de sus parientes en Kobani para buscarlos y «cortarlos en pedazos». Según este adolescente, los secuestradores los golpeaban en las manos, la espalda y las plantas de los pies con cables eléctricos.

De acuerdo a este testimonio, un menor que un día murmuró «oh, madre» fue colgado con las manos y un pie atados a la espalda, porque «debería haber llamado a Dios» y no a su progenitora.

Los cuatro estudiantes entrevistados por HRW detallaron que los secuestrados fueron divididos en ocho grupos, repartidos cada uno en una aula del colegio de Manbech. Cada adolescente recibió tres mantas -dos para dormir en el suelo y una para taparse-. Sus captores les permitían lavarse una vez cada dos semanas y les daban dos comidas diarias. También los obligaban a rezar cinco veces al día y recibieron una formación religiosa intensiva.

Otro de los secuestrados, de 16 años, dijo que les hacían aprender versos del Corán. Y relató que los yihadistas «pegaban a los que no aprendían. Cuando algunos chicos intentaron huir, nos trataron peor y todos fuimos castigados y nos dieron menos comida».

Los cuatro chicos dijeron que la única explicación que sus captores les dieron sobre su puesta en libertad es que había acabado ya su formación religiosa. Les dieron a cada uno 150 libras sirias (alrededor de un dólar) y un DVD con material religioso, y los dejaron marchar.

HRW recordó que estos no han sido los únicos secuestrados en pueblos próximos a Kobani, ya que el ISIS tiene a más civiles retenidos aparentemente como moneda de cambio para obtener la liberación de combatientes en poder de los milicianos kurdos.

Fuente: CLARIN