Una compañía surgida de la necesidad

Los vaivenes de los elencos oficiales de danza motivaron a Federico Fernández a crear el Buenos Aires Ballet, un grupo "abierto" a sus pares para que todos bailen más; la función de hoy y el optimismo por la llegada de Paloma Herrera al Colón.



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Es una soleada tarde de verano porteño. En un prestigioso estudio de la calle Montevideo, una veintena de bailarines ensayan los dúos para una «gala». Las tres figuras salientes de este grupo son Federico Fernández, Julieta Paul Kler y Eliana Figueroa, integrantes de tres compañías oficiales -el Ballet Estable del Teatro Colón, el del argentino de La Plata y el elenco nacional danza-, de las que se «desprenden», cada tanto, para reunirse en esta pequeña troupe privada que es Buenos Aires Ballet. Es con este elenco «abierto» que hoy presentarán once Pas de Deux del repertorio clásico en el teatro ND Ateneo.
Fernández es el impulsor y director artístico de este feliz proyecto que arrancó hace dos años; han recorrido parte del país y tuvieron un estrepitoso triunfo en el XXV festival de La Habana el año pasado. Fede, como lo llaman en la cotidianeidad del trabajo, ostenta cierta precocidad: empezó a bailar en el ballet argentino de Julio Bocca cuando tenía 14 años y, previo tránsito por la compañía inicial de Iñaki Urlezaga y por el ballet del Teatro argentino de La Plata, llegó al Teatro Colón: hoy, con casi 31 años, es uno de los principales bailarines del Ballet Estable.
«Armar esta compañía privada responde a inquietudes y también a necesidades -dice el director del Buenos Aires Ballet-. al interior llevamos dúos tradicionales (como los que presentaremos en el Nd Teatro), porque allí se ve poca danza clásica; de modo que, aprovechando que en el Teatro Colón y en el argentino de La Plata hay pocas funciones [de ballet], les ofrecemos este material tradicional, que es lo que más piden. Más adelante incorporaremos a coreógrafos neoclásicos, como Vittorio Biagi (Pulsaciones), y también a contemporáneos. La iniciativa tiene éxito: nunca un bailarín dijo que no a mi propuesta de integrarse en un programa. Y lo encaramos con vestuarios propios: Karina Battilana es nuestra eficiente productora, que nos conecta con sponsors y mecenas.»

Cuestión de alternancia

La idea de esta compañía es «móvil», asegura el bailarín. «Somos veinte bailarines, de los cuales bailan diez por función -puntualiza Fernández-; se alternan, según los permisos que obtienen de sus respectivas compañías, que no son solamente nacionales: también hay solistas del ballet del Teatro Municipal de Río de Janeiro».
Así, Julieta Paul Kler, primera figura del ballet del Teatro argentino, se suma a las huestes del Buenos Aires Ballet cuando no tiene funciones en su sede natural de La Plata, algo que, lamentablemente, ocurre a menudo. «en nuestro ballet venimos con problemas desde hace seis años -corrobora la bailarina-. Tuvimos buenas temporadas en épocas de [la directora] Cristina Delmagro: hacíamos tres títulos nuevos al año, distribuidos en cinco programas. Así fue hasta 2008. Ahí comenzó la declinación: menos funciones, pocos estrenos.»
La bailarina de 40 años, ex integrante del ballet argentino, donde fue pareja de Julio Bocca en algunos programas, advierte que, en la gestión de la actual directora, Maricel de Mitri, las funciones se interrumpieron en octubre del año pasado por refacciones en el teatro; se rehabilitará en estos días, pero volverá a cerrarse en octubre. «Hemos bailado en el Coliseo, aquí en la Capital -recuerda-, pero no tenemos giras por problemas de presupuesto, de modo que el Buenos Aires Ballet es como un salvavidas; con Federico hemos salido al interior, a Brasil, a Chile y a Cuba. Así, este año acabaré haciendo veinte funciones más.»
Para Eliana Figueroa, de 31 años, no hubo tantos vacíos. Egresó del Instituto del Colón y se convirtió en pareja de Iñaki Urlezaga cuando éste regresó de Europa y armó aquí su ballet Concierto, para continuar -siempre con Urlezaga- en la Compañía danza por la Inclusión y ahora en su heredera-continuadora, la Compañía Nacional danza. El último año intervino, así, en unas 35 funciones.
Pero no siempre el viento sopló a favor: «el año pasado tuvimos cinco meses de incertidumbre por cambios gubernamentales -advierte Eliana-, y justo ahí me convocó Federico. Me parece importantísimo lo que encara con este equipo, porque para un bailarín es tremendo no tener funciones. En las compañías oficiales argentinas se ensaya mucho una obra para hacer cuatro funciones, de las cuales a la bailarina principal le toca solo una.»

Sonrisas al amanecer

«Por supuesto, para hacer nuestras funciones dependemos de las programaciones de los teatros a los que pertenecemos y en los cuales, aunque no trabajemos, igual nos pagan un sueldo», resume Federico Fernández en un descanso de esta sesión en la que se ensayan dúos de El corsario, Coppelia, Raymonda, La Bayadera, La esclava y el mercader y, entre otras más, Las llamas de París. «Capitalizamos -sigue Fernández- la escasa actividad de nuestras compañías originales: en el Colón hay previstas sólamente 22 funciones para este año. Por eso surgió el Buenos Aires Ballet, por una necesidad de bailar.»
Pero en el mismo día en que ocurren estas conversaciones, muy cerca de aquí, en el Teatro Colón, están asumiendo nuevas autoridades: Arturo Diemecke, como director de Programación y Producción, y Paloma Herrera como directora del Ballet Estable. «La compañía [del Colón] hoy amaneció con una sonrisa -admite Fernández-. Lo que ocurrió fue un logro de todos nosotros; la intención de nuestros reclamos no era echar a nadie sino que las cosas cambiaran. Y que Paloma esté en la dirección es una garantía de respeto, de trabajo, de no-corrupción. Conseguir más funciones debería ser el reto al que tendría que apuntar. A otros, esa escasez tal vez les haya servido para hacer otras obras fuera del Teatro.»

Gala Buenos Aires Ballet:
Dirección artística de Federico Fernández
Hoy, a las 21
Teatro ND, Paraguay 918
Localidades, entre $ 300 y $ 350.

Fuente: Telam



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