La Villa Olímpica después de los Juegos: la ilusión de las familias que vivirán en el lugar que cobijó a los atletas

Entre abril y junio de 2019 las 1050 viviendas del Barrio Olímpico serán entregadas a sus nuevos dueños. La mayoría de los adjudicados son vecinos de la zona que vieron desde los cimientos cómo se fueron edificando sus nuevos hogares



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Hace más de dos años Analía, Eliana y Gimena fueron testigos del comienzo de la construcción de lo que hoy es el Barrio Olímpico en Villa Soldati. Ellas, que viven relativamente cerca, observaron durante meses con curiosidad y algo de distancia el avance de las obras, entre materiales de construcción, ladrillos, ventanas. Hoy, cuando pasan por el lugar, en pleno proceso de refacción después del paso de los atletas de todo el mundo, lo siguen haciendo. Aunque esta vez, la mirada atenta tiene una razón distinta, corresponde a un deseo que las desvela hace tiempo: el sueño del techo propio.

Más allá de las 32 medallas y miles de emociones de los atletas argentinos, parte importante del legado de los Juegos Olímpicos de la Juventud que finalizaron el pasado 18 de octubre yace en el sur de la Ciudad: un conjunto de viviendas que albergó durante 12 días a más de 7.000 personas, entre atletas y miembros de las delegaciones que llegaron de 206 países. En la actualidad ese complejo está en fase de reacondicionamiento y se está preparando para recibir en 2019 a sus dueños.

El predio, de 125 mil metros cuadrados, contiene 1050 departamentos agrupados en 31 edificios de hasta siete pisos. Las unidades fueron adjudicadas entre el 15 de marzo y el 15 de abril entre 10 mil aspirantes que se inscribieron para solicitarlos.

El plan incluyó parques, calles, servicios públicos e instalaciones deportivas. También se construyó el jardín de infantes Rayito de Sol y se renovó y amplió el Hospital Cecilia Grierson.

Además, la planta baja de cada inmueble fue reservada para locales comerciales, cuyos propietarios aún no han sido designados, informan desde el Instituto de la Vivienda (IVC).

Analía Muñoz tiene 28 años y es vecina de Villa Lugano de toda la vida. Madre de dos varones, de 10 y 7 años, desde hace dos años vive en la casa de sus padres tras separarse de su pareja. En diálogo con Infobae, cuenta que desde hace tiempo tenía la idea de comprar una vivienda.

«Me venía anotando en ‘Mi Primera Casa’, incluso una vez me había salido pero me rebotaron. Como ahora no pago alquiler aproveché para ahorrar y así ver si podía sacar un crédito hipotecario o como última opción irme a alquilar», señala.

Son departamentos de 1, 2 y 3 ambientes

Son departamentos de 1, 2 y 3 ambientes

«El primer día que abrieron la página estuve como tres horas intentando. Me anoté con mucha fe de que me llamaran», recuerda la joven, quien es docente y trabaja en un jardín de infantes integral.

Ahora ella aguarda con ansiedad instalarse en su nuevo hogar de dos ambientes que compartirá con su hijos y que todavía no pudo conocer. «Me han invitado pero por cuestiones laborales no pude. Ni siquiera pude entrar al barrio», explica.

Analía Muñoz con uno de los 31 edificios detrás

Analía Muñoz con uno de los 31 edificios detrás

Por el momento Analía no podrá ingresar al predio. Actualmente el paso al complejo está cerrado debido a que están retirando el mobiliario que se utilizó durante los Juegos.

Según se informó desde la organización, el proceso de desarme se extenderá hasta mediados de noviembre. Luego vendrá una etapa de refacción en las que se instalarán mesadas, muebles, cocinas, griferías y bachas. También pintura. Se prevé que las obras, a cargo del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte de la Ciudad, estén finalizadas hacia fines de abril. La idea es que en junio del año próximo se hayan firmado las escrituras del total de las propiedades.

Así lo espera Eliana Ramos, de 29 años, quien por estos días se aloja en la casa de dos ambientes de sus padres, lugar que además comparte con sus tres hijos (dos varones, de 10 y 3 años, y una nena de 4) y dos hermanos.

«Me enteré por internet y me anoté para probar suerte. No pensé que me iban a llamar. Hace bastante teníamos el deseo de tener una casa propia», dice ilusionada.

Eliana y su mamá Mabel durante la visita a los departamentos

Eliana y su mamá Mabel durante la visita a los departamentos

Eliana vive en Pompeya. Es enfermera y trabaja en un sanatorio de Palermo. Su pareja está temporalmente desempleada. Junto a él y sus tres hijos se mudarán a una unidad de tres ambientes en un segundo piso.

«Ahora estamos muy apretados, nos viene bien un lugar más grande», comenta Eliana, que fue una de las convocadas para hacer una recorrida por el predio, ocasión en la que la acompañó su mamá. «Por curiosa, quería conocer», recuerda.

Al igual que Analía, Gimena Sabilla, de 33 años, también se crió en Villa Soldati. Madre de dos varones, tras el nacimiento de su primer hijo ella debió volver a la casa de sus padres ante la imposibilidad económica de mantener el alquiler de una vivienda en la que convivían con su marido.

Hoy reside junto su pareja y sus dos hijos en aquella casa ubicada en el barrio Ramón Carrillo. Los cuatro comparten un dormitorio, un espacio muy reducido para una familia.

Charlando con vecinos se enteró de la posibilidad y decidió anotarse. «Cuando me llamaron no lo podía creer», expresa la mujer, que atiende un kiosco junto a su marido contiguo a la propiedad. Y manifiesta: «Es un sueño hecho realidad».

Gimena, con gorro blanco, acompañada por su hijo Ezequiel

Gimena, con gorro blanco, acompañada por su hijo Ezequiel

Que las tres mujeres y sus familias residan cerca no es casualidad. La mitad de los departamentos del Barrio Olímpico fueron adjudicados a vecinos de la Comuna 8 (Villa Soldati, Villa Lugano y Villa Riachuelo).

«Además, en un 10 por ciento de los departamentos tuvieron prioridad los empleados de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires y en otro 10 por ciento la tuvieron los docentes dependientes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires», informaron del IVC.

Como la de Analía, Eliana y Gimena hay 1047 historias más, con sus diferentes matices. Historias de gente que mientras observaba los cimientos de cada edificio veía crecer a la par de las obras su ilusión de tener un hogar propio.

Fuente: Infobae



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