Hugo Moyano, en el acto central del 21-F: «No tengo miedo de ir preso»

El principal promotor de la movilización llegó a las 14.40 a la avenida 9 de Julio



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El principal promotor de la marcha contra el Gobierno, el líder gremial Hugo Moyano, brindó esta tarde su discurso durante la movilización que se despliega en el centro de la Ciudad. Aunque no llamó a un paro, cuestionó con dureza las políticas económicas de la Casa Rosada y se defendió de las acusaciones en su contra por supuesta corrupción.

Moyano llegó pasadas las 14.40 al palco principal montado en la 9 de Julio y Belgrano y poco después comenzó un duro discurso contra el Gobierno, donde se defendió de las acusaciones en su contra e insistió en que el acto se realizó contra las políticas económicas del Gobierno y no por motivos personales.

«Esta movilización que convocó el gremio de Camioneros y que es acompañada por muchas organizaciones gremiales y sindicatos fue aprobada por la CGT. Hago esta aclaración por todas los disparates que dijeron, de que vienen a acompañar los problemas legales que tengo», expresó el líder sindical, que llegó acompañado por su hijo, el diputado nacional, Facundo Moyano.

«Si tuviera un problema, tengo las suficientes pelotas para defenderme solo, no tengan ninguna duda. Estuve tres veces en cana, dos en la dictadora. Cuando muchos de los que están en este Gobierno que estaban debajo de la cama. No me cagué nunca, siempre tuve las que tuve que poner, ahora voy a hacer lo mismo», siguió.

«Perdonen, me salió el camionero, pero después de tantas ganzadas, estaba caliente», disparó.

Ante los cánticos contra el presidente Mauricio Macri, Moyano dijo: «Dejémoslo, no hace falta». E inició su crítica a la Casa Rosada: «No sigan llevando adelante políticas que hambrean a la sociedad. Se ríen de nosotros. Les ponen títulos que nada tienen que ver con la realidad».

«No venimos a amenazarlo», siguió. «No somos antidemocráticos, ni desestabilizadores. Somos hombres y mujeres de trabajo que le venimos a decir al Gobierno que deje las políticas que hambrean a los trabajadores y sus hijos».

Fuente: La Nación