Fiebre amarilla: la gente pasa la noche bajo la autopista para conseguir la vacuna

La demanda sigue creciendo. Quejas de los turistas en Sanidad de Fronteras por la desorganización



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La demanda para vacunarse contra la fiebre amarilla no cede. Esta mañana, en Sanidad de Fronteras había más gente que la semana pasada, cuando estallaron los pedidos de viajeros que van a Brasil al ampliarse las zonas en las que se requiere la vacunación.

Con mate, sillitas de plástico, reposeras y mucha charla entre vecinos de fila, la gente pasa las horas a la espera de recibir la vacuna antes de viajar a Brasil. Los que ya la recibieron (el centro abrió pasadas las 9 de la mañana) llegaron al lugar a la medianoche, por lo que estuvieron más de 9 horas bajo la autopista para conseguir la dosis.

Pero con el correr de las horas la gente comenzó a llegar en malones, tanto que antes del mediodía la cola daba la vuelta tres veces al edificio, y algunos ya empezaban a quejarse. Es que casi no hay nadie que organice ni anote los nombres en lista ni tampoco reparta números. El desconcierto es total y muchos hacen la fila sin saber si conseguirán o no el objetivo de irse con el hombro marcado. En la fila circulaba la versión de que existen mil vacunas disponibles, pero la cantidad de gente que hay en este momento supera por lejos ese número. El jueves y el viernes, por la gran demanda, las autoridades ampliaron el cupo diario de vacunas que aplicaron.

Así, por ejemplo, César Maidana llegó con su mujer y su nieta Luisana de 8 años a las 7.30 de la mañana. Vinieron desde Ezeiza, por lo que debieron despertarse cerca de las 5. Con la incertidumbre de no saber si podrán o no vacunarse, hacen la fila eterna en la que debieron preguntar a mucha gente antes de saber quién era el último. “No tenemos número ni confirmación de nada, pero creemos que vamos a conseguirla”, decía el hombre confiado.

Gabriel Blasetti y sus dos hermanos viajarán a Cabo Frío y Río de Janeiro dentro de dos semanas, pero antes de disfrutar de sus playas paradisíacas debieron torturarse con una noche entera a la intemperie. Llegaron a las 12 y recién a las 10.30 estaban a punto de recibir la vacuna: “Estamos re cansados, nos fuimos turnando para dormir en el auto mientras el otro se quedaba cuidando el lugar. No había nadie, ni policías ni personal que organizara. Nosotros tuvimos que ir diciéndole a la gente que se ubique de tal manera. Una locura”.

Muchos de los que estaban en Sanidad antes pasaron por el Hospital Alvarez, donde sólo les dijeron que había 50 dosis y a las 5 de la mañana ya había más de 100 personas haciendo fila. Algo similar ocurrió en el Vélez Sarsfield, donde la respuesta es que todavía no sabían si habría o no vacunas disponibles.

Fuente: clarín

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