El trastorno obsesivo compulsivo está vinculado a un desequilibrio neuroquímico en el cerebro, según un estudio de Cambridge

El equipo de científicos descubrió que los pacientes con TOC presentan una alteración en zonas cerebrales implicadas en la toma de decisiones



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¿Cerré bien la puerta de casa? ¿Apagué la hornalla antes de salir? ¿Activé la alarma del auto? Estas pueden ser algunas de las obsesiones que sufren las personas que padecen trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

Un estudio de la Universidad de Cambridge publicado ayer en la revista Nature Communications encontró que un desequilibrio en los niveles de dos neurotransmisores, glutamato y GABA, en dos áreas concretas del cerebro puede ser la base de los comportamientos compulsivos.

El trastorno obsesivo compulsivo se caracteriza por “un patrón de pensamientos y miedos no deseados (obsesiones) que provocan en quien lo padece comportamientos repetitivos (compulsiones). Estas conductas interfieren en las actividades diarias y causan un gran sufrimiento emocional. A pesar de los esfuerzos por ignorar o deshacerse de esos pensamientos o impulsos, estos vuelven una y otra vez” según los expertos de la Clínica Mayo.

La mala noticia es que el TOC funciona como un círculo vicioso. Y una vez activado, tiende a empeorar cada vez más y es muy difícil salir.

“Comprender el trastorno obsesivo-compulsivo es una cuestión fundamental para la psiquiatría. Ahora hemos demostrado que se producen cambios definitivos en estos neurotransmisores clave en las personas que padecen TOC”, afirmó el autor principal, el profesor de Neurociencia Trevor Robbins de la Universidad de Cambridge.

Fuente: Infobae

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