Cuentos Borgeanos presenta su nuevo disco en Vorterix

Abril Sosa cuenta cómo fue volver al estudio junto a su banda después de cuatro años; este domingo 12 de octubre tocarán los temas de Postales en Colegiales.



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Abril Sosa cuenta cómo fue volver al estudio junto a su banda después de cuatro años; este domingo 12 de octubre tocarán los temas de Postales en Colegiales.




Despojado del condenatorio rótulo de regreso forzado, el de Cuentos Borgeanos se intuye natural. Tal vez sea porque pasaron sólo cuatro años entre su último disco (Psicomágico, de 2009) y su reunión sobre los escenarios a fines del año pasado; tal vez sea por la filosofía con la que su líder, Abril Sosa, encara esta vuelta después de dedicar ese hiato al desarrollo de su carrera como solista. «Eso sigue como siempre, inagotable hasta que se agote», dice sobre esa experiencia solitaria, más entrelazada que paralela al devenir de la banda.

Sobre esa doble vida, y sobre cómo fue el reencuentro con sus compañeros, habla el cantante antes de presentar oficialmente Postales, el disco que marcó el regreso también a los estudios, este domingo 12 de octubre en el Teatro Vorterix. «Queremos hacer un show intimista», adelanta.

Después de regresar en vivo, ¿cómo fue volver al estudio con la banda tras cuatro años de distanciamiento?

En verdad sentimos esa dualidad. Somos bichos del vivo pero también de laboratorio; nos gusta encerrarnos a grabar, perdernos en esas circunstancias. Y el resultado fue encantador. Daba la sensación de ser la primera vez que grabábamos. Había frescura e inocencia. Había deseos de jugar a «lo que salga». Pero por otra parte se sentían los 10 años de banda y los cuatro discos anteriores. Luego todo fue a parar a Los Angeles y de la mano de nuestro productor, Adrián Sosa, y nuestro ingeniero, el gran Aníbal Kerpel, terminamos de coronar esa fase.

¿Cómo fue la recepción de los temas nuevos? ¿Cambió el público en estos años?

Yo creo que el público está cambiando exactamente en este momento. Muchos de los que venían desde las viejas épocas, se encontraron con un Cuentos diferente, mucho más pop (¿quizá?), y a partir de los nuevos singles, y sobre todo de «Animales», se empezaron a acercar nuevas caras, que en mi parecer vienen de otro palo. He leído por ahí algunos comentarios de personas que nunca habían simpatizado con el grupo y a raíz de las nuevas canciones se hicieron seguidores. Es muy lindo que eso pase. Como limpiar el estanque, agua fresca.

¿Cómo estás llevando la simultaneidad entre la vida con la banda y tu faceta solista?

Conviven armoniosamente. Se complementan. Cuando hay conciertos en donde el rótulo de «banda» no encaja, quizá porque hay menos pasajes para viajar, o porque el lugar no está sonoramente preparado, me mando con la viola en algunas reversiones de El Piloto Ciego. Además estoy con otro proyecto por ahí, muy interesante, que recién se está gestando, del cual no puedo contar mucho, pero sí aclarar que soy una persona inquieta y que me gusta hacer mucho y dar mucho; o al menos dar mucho en lo musical: en lo humano, muchas personas me consideran egoísta, justamente por estar tan «sometido» al amor irrefutable que el arte me brindó desde que soy chico.

¿Y tu carrera en el cine después de Abril en Nueva York [de Martín Piroyansky]? ¿Sigue?

Jaja. Naaah! Ni sigue ni comenzó. Parafraseando a Borges, yo soy las películas que miré, y la única en la que actué. Fue una experiencia divertida. Yo estaba viviendo allá, no estaba tocando, y junto a Silvana, mi esposa (quien en ese momento era mi amiga y estudiaba cine en NY), armamos un equipo de cámaras, actores, locaciones, y como justo Martín tenía una idea, la llevamos a cabo. Hubo mucho de improvisación. Fue divertido, pero no fue cine, digamos.

Fuente: La Nación

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