La Compañía brasileña de Danza Deborah Colker regresa a Buenos Aires

Con 20 años de reconocida labor internacional, después de una década, para presentar los días 15 y 16 en el teatro Ópera.



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Con 20 años de reconocida labor internacional, después de una década, para presentar los días 15 y 16 en el teatro Ópera.




«Es una historia sobre el amor, la amistad, los procesos de maduración y los celos, que tiene unos personajes increíbles que me apasionaron», confesó Colker durante una entrevista con Télam.

Capaz de describir a las cinco criaturas que escogió para saltar de la literatura a la danza, repasó que «Pushkin es un escritor que se apasiona, sufre, interfiere con sus personajes; Oneguin, un dandi, fascinante, aburrido, intrigante, angustiado; Lensky, el poeta que cree en el hombre y en la naturaleza; Olga, la hermana superficial, ligera, que haría cualquier cosa para salir de aquel lugar; y Tatyana, introspectiva, inteligente, profunda, que alcanza una transformación impresionante».

Narrado como cuento sin lugar específico ni tiempo, «Tatyana» muestra su origen ruso a partir de las músicas de Rachmaninov, Tchaikovsky, Stravinsky y Prokofiev.

A través del correo electrónico, la coreógrafa indicó que «la manera que escogí para conectar mi espectáculo con Rusia fue a través de la música. Todos esos compositores influenciaron todo lo que se está haciendo en música ahora en el mundo y son composiciones clásicas en el sentido de que traspasan el tiempo, fueron compuestas en el siglo XIX pero son atemporales y universales».

En el mismo sentido, abundó que «la música fue mi gran maestra en este espectáculo, principalmente el segundo acto fue concebido a través de la delicadeza del concierto de Rachmaninov, que es el primer concierto que incluí completo en una de mis obras y a través de él terminé de contar la saga de ‘Tatyana’, a través de los cinco sentidos».

La reconocida bailarina, que en 2009 creó la puesta «Ovo» (huevo) para el Cirque du Soleil, resaltó la decisión de elegir a «Tatyana» para volver a la Argentina porque en ella «están contenidos los focos importantes de mi trabajo: la investigación de la relación movimiento-espacio, darle intención al espacio y cargarlo de sentido».

«‘Tatyana’ -insistió- es producto de la madurez de la compañía y nos permitió conectar el mundo clásico y el mundo contemporáneo, traer otros acontecimientos para dialogar con la danza y dejarse llevar por la música, la historia, la geografía y colocar todo en el cuerpo».

La compañía que desde 2012 cuenta con dos bailarinas argentinas: Amalia Alzueta (formada en el Teatro Colón y ex integrante del Ballet Estable) y Sheila Lokiec (que formó parte del taller de danza contemporánea del Teatro San Martín y del Ballet del Mercosur), en estos 10 años sin venir por aquí generó los títulos «No» (2005), «Dínamo» (2006), «Cruel» (2008), «Tatyana» (2011) y «Belle» (2014).

La compañía viene de cumplir 20 años ¿qué balance hace del camino recorrido?

En estos 20 años la compañía desafió y experimentó nuevos caminos en la danza contemporánea, investigó profundamente la relación de espacio y movimiento en cada nuevo espectáculo trayendo nuevos espacios que propiciaron nuevas respuestas en el movimiento.

Tenemos muchos proyectos educativos y artísticos que trascienden los espectáculos, siendo que con los espectáculo procesamos los embriones de nuestras cuestiones y cuestionamientos actuales.

¿Con qué impronta nació el grupo y cómo ella se ha ido profundizando o modificando con los años?

Cuando comencé en la década del 90 todavía era difícil conseguir espacio en los teatros, espacio con las empresas y cualquier otra forma de patrocinio. Pensar en una compañía de danza en los años 90 en Río de Janeiro era como plantar una semilla en el desierto.

Pero esos tiempos cambiaron para mejor y estoy segura que mi compañía ha tenido mucho que ver con ese cambio. Para mí, uno de los puntos importantes de mi trabajo es el diálogo del mundo contemporáneo con la danza contemporánea. Crear el diálogo entre el movimiento y el espacio es también importante para mí.

¿Cómo evoca su trabajo para el Cirque du Soleil con «Ovo»?

Una experiencia maravillosa y un gran desafío en el que creo que, para adaptarme a las necesidades del Cirque, tuve que hacer concesiones, pero el resultado del trabajo resultó muy feliz para ambos lados.

El director del Cirque du Soleil quería que yo hiciera una obra sobre la biodiversidad y la naturaleza, entonces escogí el mundo de los insectos, que siento que tienen una relación fascinante con los acróbatas y tuvimos un trabajo de mesa que duró un año y medio y luego más de nueve meses de ensayos con los artistas. Ellos son creativos, sistemáticos, super profesionales y encuentro que hemos conseguido un lindo resultado.

¿Qué actividades salientes tiene para lo que resta de 2014?

En estos tres meses que restan vamos a llevar «Tatyana» a Israel, donde haremos presentaciones en Tel Aviv y Jerusalem y cerraremos la gira de «Belle» de este año en Belo Horizonte.

Paralelamente iré a estrenar un reposición de «No» en Mulhouse en Francia, por el Ballet de la Opera Nacional del Rhin y que luego irá a Strasburgo y Colmar.

Fuente: telam.com.ar