Antonio Banderas produce y protagoniza «Autómata»

El filme transcurre en un futuro apocalíptico poblado por robots. Se convirtió en la segunda película española exhibida hasta hoy en el Festival de San Sebastián



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El filme transcurre en un futuro apocalíptico poblado por robots. Se convirtió en la segunda película española exhibida hasta hoy en el Festival de San Sebastián




«No se trata de ninguna gran superproducción, es una película que se ha hecho con sangre, sudor y lágrimas, y tirando de favores personales», afirmó el actor malagueño en Donosti, donde su presencia –junto a uno de los autómatas que aparecen en el filme- provocó gran revuelo entre sus admiradores.

En relación a su trabajo en Hollywood, el actor aseguró que «hoy por hoy es sólo una marca. Ahora mismo lo que me apetece es hacer más cine en mi país, apostar por el talento que hay aquí, que es mucho, y retomar las sensaciones sobre mi profesión que tenía en mis inicios, cuando interpretar, para mí, tenía algo de hobby».

Banderas aseguró que «habiendo trabajado en todos los géneros, me faltaba hacer una película de ciencia ficción» y sostuvo que interactuar con los robots que aparecen en la película, lo que «fue una experiencia difícil pero divertida»

Sin embargo, este filme futurista que recuerda al «Blade Runner» de Ridley Scott tanto en su estética y atmósfera, como en su pretendida preocupación existencialista en torno a robots que podrían comenzar a sentir y pensar como hombres, está muy lejos de merecer alguno de los premios principales del festival.

No ocurre lo mismo con «La isla mínima», de Alberto Rodríguez, la otra película española que entró en la Competencia Oficial y que, gracias a una oscura historia policial que transcurre en un pequeño pueblo rural donde todos callan lo que saben sobre un cruento asesinato, se convirtió en candidata a quedarse con la Concha de Oro.

Ambientada a fines de los 70, durante el proceso de transición política entre la dictadura franquista y la democracia, la película de Rodríguez es un thriller denso y angustiante que sigue los pasos de dos policías llegados desde Madrid a un poblado de Guadalquivir donde dos hermanas aparecen muertas, violadas y con signos de tortura.

Más allá de la interesante relación que teje entre ambos detectives –muy al estilo de la serie estadounidense «True Detective»-, en la que se ven dos formas de abordar la realidad y de pensar el futuro de España, el director consigue envolverlos en una atmósfera amenazante, donde todos los lugareños saben y esconden algo.

En relación a qué le llevó a ambientar su película en un momento tan preciso de la reciente historia española, el cineasta andaluz comentó las similitudes que percibió entre la España de 2013, cuando escribió el guión de este largometraje, y la de fines de los 70, cuando todavía se sentía el aire espeso de la dictadura franquista.

«En aquel entonces, como hoy, el país padecía los rigores de una crisis económica severa, también había un debate abierto sobre el modelo territorial y una gran polémica a cuenta de la ley del aborto», recordó.

«Nuestro empeño fue hacer una película de suspenso clásica. Es cierto que la trama está imbuida de una considerable ambigüedad moral que nos sirve como materia prima para construir el relato y que puede dejar la sensación de que este queda abierto, pero es al espectador a quien le corresponde cerrarlo», agregó.

Con ecos de «Mississippi en llamas», de Alan Parker, o «Memories of murder», del coreano Bong Joon-ho, el filme toma al policial negro «teniendo en cuenta que es un género que refleja la parte más sucia y oscura de nuestra sociedad, hasta cierto punto es lógico que el cine negro siempre emerja en épocas de crisis», destacó Rodríguez.

Si bien está entre las propuestas más atractivas de la sección oficial, «La isla mínima» comparte esa cualidad con «La entrega», debut en Estados Unidos del cineasta belga Michael Roskam, en base a un libro de Dennis Lehane, autor de las novelas que inspiraron filmes como «Río místico», de Clint Eastwood, y «Shutter Island», de Martin Scorsese.

Se trata de un relato de intriga policial donde el recordado James Gandolfini («Los sopranos») tuvo su última actuación antes de morir, interpretando al dueño de un bar que mantiene conexiones con mafiosos chechenos y donde su primo (Tom Hardy), un hombre retraído y lacónico acosado por un peligroso delincuente, lleva el peso dramático del filme.

Por su parte, la directora danesa Susanne Bier, ganadora del Oscar a la mejor película de habla no inglesa por «En un mundo mejor» (2010), compite por tercera vez en San Sebastián con «A Second Chance», donde propone un relato sobre los límites de la justicia y la moralidad, en manos de personas comunes.

Los protagonistas del filme son dos amigos, agentes de policía ambos, que viven una situación extrema a partir del descubrimiento de un bebé recién nacido en el armario de la habitación de una pareja de drogadictos.

Fuente: Telam.com.ar