Andy Kusnetzoff, “refugiado” en la ficción

El conductor de “Perros de la calle” volverá a probarse como actor, en la tira “Viudas e hijos del rock & roll” por Telefe.



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El conductor de “Perros de la calle” volverá a probarse como actor, en la tira “Viudas e hijos del rock & roll” por Telefe.




El patio de un hotel en pleno Palermo Hollywood parece un pedacito de selva sacado de un libro. Intimo, pese a la zona, no tiene edificios que lo rodeen y allí Andy Kusnetzoff, un habitué del lugar, se siente como en su casa. Mientras se prepara para la sesión fotográfica recuerda que antes le costaba “muchísimo” ponerse delante de la lente, pero ahora se relaja y se anima a lo que le pidan. Quizá se deba al tiempo pasado en la profesión, ya que el conductor de Perros de la calle (FM Metro) es periodista desde 1995. O tal vez haya sido su paso por la actuación lo que le permitió desinhibirse.

Lo cierto es que Andy está sediento de nuevos desafíos y por eso se animó, como ya lo hizo en Graduados (Telefe, 2012), a ponerle el cuerpo a un personaje de ficción, que se verá desde enero en Viudas e hijos del rock & roll (Telefe, a las 22).

¿Por qué volvés a actuar?

Porque me divertí mucho en Graduados. No busqué a partir de ahí una carrera como actor. Sí, quizás, cosas que estén relacionadas. Estoy preparando para el año que viene una especie de obra. No es un unipersonal, ni un stand up, ni es Shakespeare. Lo estamos escribiendo con Erika Halvorsen, ella hizo La hija de Dios (de Dalma Maradona), y cuando la vi dije ‘algo así estaría bueno’.

¿Qué te pasó cuando comenzaste?

Me gustó, me hizo bien, sobre todo porque para mí el 2012 fue un año complicado. En la actuación encontré algo que me parece espectacular, que es hacer de otro. Me divertí mucho, fue un desafío pero tanto esa participación en Graduados, como la de ahora en Viudas…, tienen que ver con mi mundo. El año pasado ellos (la productora Underground, de Sebastián Ortega) no me llamaron, ni a mí me interesaba, porque la historia iba por otro lado y yo tampoco quiero actuar en cualquier lugar. Pero este año es en una radio. Le buscaron una vuelta divertida: voy a hacer de un gerente comercial, que se llama Mariano Leterman, le dicen Lete…, y Lete se llama el director de la Metro, pero no todos lo saben, aunque ya se los comuniqué. Me gusta que tenga un poco de juego, me da gracia.

¿Te lo tomás en serio?

Voy a jugar. Me lo tomo en serio, me preparo, pero me divierto mucho. Leo el guión antes de ir, lo leo una vez más, lo ensayamos y me queda, afortunadamente. No tengo buena memoria, y no soy estricto, pero me di cuenta de que lo importante de un texto es que tenga verdad, no que sea exacto. Aprendí mucho mirando a Daniel Hendler, Nancy (Dupláa), Luciano Cáceres, todos actores increíbles.

¿También te preparaste?

Sí, claro. Estudié actuación con Julio Chávez tres años, y ahora quise preparar este personaje con Mercedes Scapola, pero ella no podía así que me recomendó a Valeria Grossi, y me sirvió un montón. Es un desafío tremendo porque son todas decisiones: qué hacer con las manos, con el cuerpo, cómo me muevo, un mundo que no conocía. Me entusiasma aprender algo nuevo, salir de mi lugar de comodidad. En la radio intento hacer siempre el mejor programa, pero es mi casa y necesitaba otros desafíos. Esto es cero comodidad y no estoy instalado, me tengo que ganar cada escena.

Dijiste que no sos de respetar mucho el texto, con Julio Chávez ¿eso no fue complicado?

Chávez es muy estricto, pero tengo una relación especial con él. Creo que me respeta como yo a él, es bravísimo como profesor. Soy muy humilde en las cosas que no conozco, eso lo aprendí de mis padres; una vez me dijeron: ‘vos siempre ponete one step down’, y cuando no sé algo me pongo un escalón abajo e intento aprender.

¿Se puede combinar la diversión con el trabajo serio?

Sí. En Viudas… hay buena onda, nos cagamos de risa y después las escenas salen bien. Eso lo aprendí hace mucho tiempo. Cuando empecé en CQC (Caiga quien caiga, desde 1995 a 1999) había una polémica sobre si era periodismo o no, y para mí siempre lo fue. Tenés que saber hacer periodismo serio para después descontracturar, aunque la verdad es que después se fue todo a la mierda porque los pibes que vinieron sólo iban a buscar la payasada. Cuando yo empecé y tenía que hacer la nota a políticos dejaba que preguntaran primero los pibes que tenían que hacer el laburo serio, y después perseguía al personaje. Eran un montón de leyes que nunca nadie me dijo. No era una payasada que estaba arreglada, era difícil conseguir las notas; cuando las tenía, el humor se lo ponía yo. Por eso creo que me fue bien en el programa, porque entendí cómo trabajar y ser respetuoso, había muchos eventos en los que había otros y nadie me enseñó qué había que hacer. Y con todo eso aprendí que ser sobrio no te da seriedad.

¿Te arrepentís de haberte ido de “CQC” tan temprano?

Para nada. Ahí sí que estaba cómodo. Podría haberme quedado como notero indiscutido o conductor, pero no. Fue muy duro irme, pero fue lo mejor que me pasó para crecer. Fue un trabajo que me había inventado yo, y después tuve que ver cómo lo hicieron todos los demás como si fuera un formato. Acá y en el mundo me fui encontrando con chabones que aprendían con mis videos. De ahí es que tengo más onda con algunos que con otros de los que siguieron: el que yo sentí que me respetaba, bien, y con los que no, no tuve onda. Los nombres son obvios, no tengo un problema personal, es sólo eso.

¿Mirás televisión?

Poco, es rarísima la tele de hoy. Yo me formé en la tele de CQC, Cha, cha, cha, (1992) cuando Pol-ka empezaba y sus tiras modificaban todo. Había programas periodísticos como Kaos en la ciudad (2002), Ser urbano (2009), soy de esa generación. Hoy no hay programas periodísticos, no hay nada nuevo, es todo programa en vivo con panelistas, está muy metida la política en la tele, hay gente que cobra por ir, es una cosa rara por eso me gusta refugiarme en la ficción. 

¿Tenés propuestas?

Propuestas me llegan todo el tiempo, pero es una elección estar o no. Sé que voy a volver. Me gustaría hacer algo periodístico, pero todavía no encuentro la vuelta de cómo hacerlo. Pero hoy la radio, con las redes sociales, tiene la misma o más repercusión que la tele. Yo estoy jugando este partido, dándome el gusto de las cosas que quiero hacer, con una gran producción, que siento que en radio se puede y en tele todavía no pude. Me encanta la tele abierta, me gustaría volver pero tengo que encontrar algo que pueda hacer, y no terminar adaptándome para medir.

Fuente: Clarín