«Mi hijo enloqueció cuando le dije que volvía a Racing»

Diego Milito contó por qué regresó, cuánto influyó su familia, cómo ve al país tras una década en Europa 



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Diego Milito contó por qué regresó, cuánto influyó su familia, cómo ve al país tras una década en Europa 




Pensaba volver en junio de 2013, pero la lesión (rotura de ligamentos) me mató. Compañeros, hinchas y dirigentes del Inter se portaron muy bien conmigo. No podía fallarles. Debía seguir jugando ahí un tiempo más después de romperme”. Está soleado el mediodía en Avellaneda, aún vacío de nubes negras que, por la tarde, despedirán agua a baldazos. Como una isla en medio de ese mar de butacas de la platea del Cilindro, Diego Milito le cuenta a Olé los detalles de una intención de retorno que siempre estuvo en sus planes pero que debió atravesar un proceso. Primero, cumplió con el valor moral en el club donde ganó todo y es símbolo. Luego llegó el tiempo de comunicar la decisión en su hogar: “Mi señora y yo siempre quisimos regresar, pero al momento de hacerlo le costó un poco. No fue fácil”. Hubo, en cambio, alguien que enseguida dio el visto bueno desde un aluvión de entusiasmo. “Mi nene (Leandro, de siete años), fanático de Racing, enloqueció de alegría cuando le dije que iba a volver al club. Ahora está chocho, de local siempre viene a la cancha”, sonríe el Príncipe.

-¿Ya te evalúa? -Sí, je. Es chico, pero por ejemplo el sábado, después de perderme el mano a mano en Bahía, cuando llegué a casa lo primero que me dijo fue: “¡Papi, qué gol te erraste!”. Estoy feliz porque a ellos los veo contentos.

-¿Y con tu mujer tuviste que remarla mucho? -En un principio fue difícil. Nos sentamos a conversarlo, no fue que agarré la valija y me vine. A ella y a mis hijos les agradezco que me hayan apoyado en una nueva aventura porque me veían muy ilusionado. A los nenes (también es padre de Agustina, de 4 años) les pregunté qué querían hacer. En Milán tenían su colegio, sus amigos, todo. Ahora están felices. Lo tomaron bárbaro, se adaptaron muy bien al nuevo colegio.

-¿Nunca pensaste en continuar en Italia? -Sinceramente, desde el primer día que me fui supe que terminaría en Argentina. Acá están nuestras raíces, nuestros afectos.

-¿Cómo ves al país? -Cada seis meses venía, pero estando radicado acá se siente mucho más la locura que existe acá. Veo lo que todos ven: se vive a mil, lamentablemente la gente está loca por todos lados, está el tema de la inseguridad… Hay una diferencia muy grande con otros lugares de Europa. Seguramente pasarán muchos años, pero ojalá lleguemos a ver el cambio.

-¿Qué te dejó hasta aquí tu vuelta a Racing? -Un balance muy positivo, tal vez hasta mejor de lo que esperaba. Había incertidumbre, se armó un equipo con un nuevo cuerpo técnico. En lo individual, tuve que reinsertarme en un fútbol argentino muy competitivo y físico. Estoy conforme, venimos haciendo las cosas bien a nivel colectivo y en lo personal.

-¿Era tu desafío mostrar que estabas vigente? -Sabía que venía bien, más allá de que en fútbol no se puede vivir de rentas, del nombre, del pasado. Por eso me exijo, cada vez que juego debo demostrar que estoy a la altura.

-¿Hubo algún momento o partido en el que celebraste haber vuelto? -Nada en específico. Como por edad no me queda demasiado tiempo de fútbol, me propuse volver para disfrutar de todo. No sólo de los partidos, sino también del día a día, del grupo, de estar con compañeros que me hacen sentir bien.

-¿Y ahora a qué cosas le sacás más el jugo? -En realidad, ya de joven, nunca fui el típico jugador que se entrena y se va rápido a su casa. Siempre traté de disfrutar todo. Ahora disfruto y me cuido más en lo físico también para no quedar lejos de los pibes. Estoy atento a muchas tareas extra, desde los ejercicios con el cuerpo médico hasta la manera de alimentarme. Son detalles que te van ayudando.

-¿Con qué Racing te reencontraste? -Me llevé una grata sorpresa. Me encontré con un club en constante crecimiento, mejor de lo que esperaba. Me llena de satisfacción. Obvio que hay margen para mejorar porque siempre se debe apuntar a más, a la elite. Yo conozco al club desde muy chico y sé lo que pasaba.

-¿Por ejemplo? -Me acuerdo de que teníamos que ir a diferentes predios por Buenos Aires, donde no nos dejaban entrenarnos porque Racing no había pagado. Lo sufrí en carne propia. Hasta antes de irme a Italia, en el predio Tita había una sola cancha que inauguramos nosotros, en 2001, previo a campeonar. Hoy, con varias canchas, el predio y la pensión son nuestra casa, un verdadero orgullo, un ejemplo de crecimiento. Uno viene de ahí, de Inferiores, por eso lo valora.

-¿Hubo alguna reacción de los hinchas con vos que te asombrara? -Hubo una muy loca. Un hincha conocido de Gastón Díaz fue a verme al hotel de la concentración y me pidió una firma. Me dijo que se la iba a tatuar, y así fue: al otro día volvió para mostrarme cómo le había quedado. Siempre fui un eterno agradecido a esta gente que me da su cariño. No hay nada

más lindo que eso. Me generan una enorme satisfacción y también el compromiso grande de devolverles lo que me dan. Quiero hacer todo para que disfruten. Se lo merecen.

-Hace mucho que Racing no gana nada…

-Todos los clubes luchamos por lo mismo y sólo uno lo gana. Lo importante es sentar las bases. Ahora hay que intentar ganar los 18 puntos que quedan, sin pensar en los que están delante nuestro. Racing tiene que empezar a ser protagonista en todos los campeonatos, pelearlos hasta el final, acostumbrarse a eso. No sirve terminar entre los tres o cuatro primeros de un torneo y al siguiente salir decimoséptimos. No hay que caer en ese tipo de altibajos.

-¿Cómo analizás la idea de juego de Racing? -Me gusta. Me siento identificado con eso de tratar bien la pelota, de ser protagonista, de buscar en todas las canchas. A veces se puede y otras no. Es normal porque somos un equipo nuevo, desde el primer día lo dijimos. Y no estábamos equivocados.

-¿Es cierto que tenés un grupo de fans mujeres? -Sí, son italianas hinchas del Inter que formaron una especie de fan club mío. Después de mi lesión ese grupo se incrementó y se hizo enorme. Desde el Facebook me siguen a la distancia y me han ido a ver desde todas partes de Italia, no sólo de Milán. Me demuestran mucho afecto: me mandan fotos, me aguantan, es muy lindo.

-¿Qué jugadores del fútbol argentino ves con más proyección para emigrar a Europa? -Varios. Me gusta mucho Joaquín Correa (Estudiantes), tiene unas grandes condiciones. De hecho, creo que ya lo vinieron a buscar de algún club de allá. También Teo Gutiérrez, Lucas Pratto… Son jugadores que marcan la diferencia. Hay otros más que ahora no me vienen a la mente, pero Argentina siempre es una fábrica de sacar jugadores.

-¿Y en Racing quien te sorprendió mejor? -Le estoy muy encima a Centurión. Es un jugador con un potencial bárbaro. Siempre le digo que tiene que irse a Europa y quedarse diez años allá. Dependerá de él. Si logra pulir algunas cositas, será un gran jugador. Cuando puedo le doy consejos, me acerco a él, es un chico que escucha. Es muy sano. Por su bien, su crecimiento y el de la familia, ojalá que pueda regresar a Europa y no volver al año como le ocurrió ahora (Ricky estuvo en el Genoa de Italia).

Milito es una muestra fiel del sentido de pertenencia. Brilló en el Inter, conquistó trofeos por doquier, fue una figura del fútbol mundial, jugó la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010… Y siempre con Racing como su futuro inamovible en su mente.

Fuente: Ole.com

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