En la última jugada, Central amargó a Boca y le empató 1 a 1

Al xeneize le quedó atragantada la victoria; Becker, de tiro libre, puso la igualdad en el Gigante de Arroyito; "Quedan noventa minutos", dijo Arruabarrena



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Al xeneize le quedó atragantada la victoria; Becker, de tiro libre, puso la igualdad en el Gigante de Arroyito; «Quedan noventa minutos», dijo Arruabarrena




Carlos Bianchi siempre relativizaba la Copa Sudamericana y en esta edición 2014 no alcanzó a ser parte. El sueño de Boca comenzó a andar de la mano de Rodolfo Arruabarrena como DT, sabiendo que este presente no se puede dar el lujo de dejar pasar ninguna competencia. En ese punto radica el valor del empate de visitante con Rosario Central por 1 a 1, más allá del sabor amargo por lo que se le escapó en el final.

Está claro que, a veces, en los partidos los defectos de uno suelen generar los aciertos del otro. Y eso sería en buena parte la explicación de lo que sucedió en el encuentro. Hasta hace poco Boca no era capaz de ofrecer señales como la de anoche. Ahora, con los hechos consumados, su faena en el Gigante de Arroyito parece superadora con respecto con lo que vivía hace unos días. Lo que hay que aplaudirle antes que nada es su intención de levantarse y su autoestima para no creerse menos: en situaciones parecidas, en otros momentos este mismo plantel se desmoralizaba. Ahora se siente con algo más entero.

Después de un momento en el que Central le hizo pesar su localía, Boca fue advirtiendo que podía discutir sin complejos el cotejo. Y se fue animando progresivamente, en la misma medida que los dirigidos por Miguel Ángel Russo empezaron a relajarse como si esperara que todo le llegara por decantación. Y de a poco, los xeneizes empezaron a ganar terreno, especialmente por el lado derecho, donde César Meli, en compañía de Leandro Marín, perforaban la resistencia del Canalla.

Con una corrida vertical que lo llevó hasta el vértice del área grande, Marín abrió una grieta en la defensa local; ésa también fue la primera gran intervención en el partido. En la jugada, enganchó para adentro para su pierna más hábil y su remate originó una parábola que confundió a Caranta. Es que Andrés Chávez casi conecta con la cabeza y ese simple intentó confundió al guardavalla. El balón ingresó sin resistencia ante la confusión del N°1. Fue el primer tanto de Marín en su carrera, justo en la cancha donde Arruabarrena también tuvo su bautismo goleador, curiosamente cuando jugó para Central.

Central encontró en el segundo tiempo el protagonismo que le había resultado tan esquivo. Comenzó a inquietar. En una de sus incursiones en el área de Boca, Marín tocó la pelota con el brazo intencionalmente, pero el juez Vigliano no sancionó, y unos minutos después un remate de Ferrari impactó en el travesaño. Boca no lograba amigarse del todo con un funcionamiento confiable. Y las señales de recuperación no estaban del todo firmes en el final. Los rosarinos igualaron a través de un tiro libre de Becker que se desvió en la barrera. Demostración de que Boca aún no encontró toda la tranquilidad.

Fuente: canchallena.com.ar

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