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Con la premisa ecológica como emblema, la categoría de autos eléctricos desembarca en para la cuarta fecha de la temporada

La idea apareció por la mente de Jean Todt a fines de 2011. Al poco tiempo, en un barco frente a Mónaco sobre el violento oleaje del Mediterráneo, el promotor de espectáculos español Alejandro Agag y el directivo de la transportadora DHL Pierluigi Ferrari se propusieron llevarla adelante. Y a principios de 2012 ofrecieron su proyecto al presidente de la Federación Internacional del Automóvil. Todt aceptó y así se concibió la Fórmula E, que nacería el 13 de septiembre de 2014, en Pekín, luego de que en diciembre de 2013 rodara el primer prototipo.

Enero de 2015 es el turno de Buenos Aires, una de las nueve ciudades que en esta temporada de bautismo reciben a la categoría de autos eléctricos con motores Renault, la que se plantea generar soluciones ambientales para el transporte terrestre, llevando el mensaje a las generaciones jóvenes mediante un espectáculo automovilístico que les resulte atractivo e innovador.

La capital argentina mirará hoy con curiosidad, pero sin necesidad de taparse los oídos, de qué se trata esto de los coches que hacen un culto de la velocidad, pero no del ruido, que intentan no dejar una huella ambiental. Con las prácticas (a las 8.15), la clasificación (12) y la carrera (16), los 20 pilotos mostrarán sus 40 autos en Puerto Madero durante una sola jornada. Porque ése, correr en el centro de ciudades importantes pero molestando lo menos posible, es un objetivo de la Fórmula E.

Se aguardan más de 10.000 espectadores en las tribunas del trazado de 2,4 kilómetros, entre las localidades que regaló el Gobierno de la Ciudad y las que aún se pueden adquirir por Ticketek.com.ar desde 175 pesos. Todos verán un espectáculo distinto en cuanto al muy reducido sonido -algo que unos cuantos tuercas extrañarán- y a las pasadas por los boxes en carrera, que no serán para cambiar neumáticos -duran toda la jornada y son aptos para toda condición climática, cuestión de consumir poco caucho- sino directamente el coche: las baterías eléctricas no duran mucho más que 25 minutos, y la competencia, en total, una hora. Los pilotos deberán ahorrar acelerador en algún momento, porque si no, no alcanzarán la meta. Hay que ser veloz pero no todo el tiempo: la administración de la energía cuenta mucho.

En los trazados callejeros la clasificación suele ser muy importante, por las pocas oportunidades de sobrepasos. Pues en la Fómula E lo es aun más, porque la pole position otorga 3 unidades para el campeonato, así como entrega 2 la mejor vuelta en carrera (la escala de puntaje es la misma que en la F. 1). Pero algunos corredores tendrán ayuditas extras: los tres más votados por Internet (Fiaformulae.com) en el «fan boost» dispondrán de algo más de potencia durante 5 segundos con cada auto que utilizarán en la carrera. Algo que pueden aprovechar en Buenos Aires, donde, según los protagonistas, el circuito facilita más que otros superar a un adversario.

«Es una pista muy desafiante. Muy linda, y bastante rápida. Hay un montón no de saltos, pero sí de diferentes tipos de pavimento, y también muchos árboles y lugares de sombra. Y en Fórmula E hay menos margen para los errores», analizó Nicolas Prost, 4º en el certamen, luego de transitar ayerel trazado de Puerto Madero en unas pocas y muy lentas vueltas de reconocimiento.

La Fórmula E pasa por Buenos Aires. Desde su silencio en la pista, quiere hacer mucho ruido a futuro.

Fuente: Cancha Llena