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Apenas después de ganar la Sudamericana, los jugadores gastaron a Boca, al que eliminaron en semis, y pidieron «un minuto de silencio». Después se subieron a un descapotable en el Monumental y sigue de fiesta.

Es fiesta. Es descontrol. Es alegría. En el Monumental y en todos los rincones del país. Es Gallardo emocionado, a pura lágrima. Son los jugadores cantando el tradicional «dale campeón, dale campeón», y más. Cantando esas canciones de los hinchas, dedicadas al rival de toda la vida, ése que quedó en el camino en semis. Es «un minuto de silencio» y más, a puro salto, con la Copa. Es un miércoles para la historia de River, campeón internacional después de 17 años por un 2-0 sufrido en el primer tiempo contra Atlético Nacional, que se abrió y cerró rápidamente con los goles de Mercado y Pezzella, justo dos defensores.

¡Qué emoción la de todos! Los jugadores festejando en su lugar, en el campo de juego, y los hinchas afuera, como corresponde. Una vuelta olímpica a lo grande, ordenada, sin intrusos. Con los dirigentes llorando de alegría, con Francescoli elogiando a Gallardo por haber elegido a Pisculichi, con el vice Patanian pidiendo que disfruten los más chicos, que nunca habían vivido algo así. Y todos pasándose la Copa, mientras subían al descapotable que daba la vuelta en el Monumental. Qué noche la del 10 de diciembre…

Todos expresaron su alegría. Y ya una vez puertas adentro, el Muñeco Gallardo se quedó en la intimidad, con los suyos: abrazo con papá Maxi, en un momento de la vida difícil, después de la muerta de la mamá del DT. También el hijo del entrenador, la hermana menor, todos acompañando a Marcelo en esta situación de éxito deportivo.

Que sigan los cantos, como manda el folclore. Que siga la alegría Y un día iba a llegar, y llegó. Se abrieron las puertas de los títulos internacionales, River ganó la Sudamericana y ahora se vienen más Copa. Para que la Banda vuelva a ser lo que fue en otros tiempos, éste es el famoso River.

Fuente: Ole.com