A pesar de las controversias, la AFA mantiene la política de venta de entradas en las sedes

En medio de la aparición de tickets a nombre de Julio Grondona y de su hijo Humberto en la reventa, sigue el expendio de las 700 localidades disponibles para cada partido de la Argentina



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En medio de la aparición de tickets a nombre de Julio Grondona y de su hijo Humberto en la reventa, sigue el expendio de las 700 localidades disponibles para cada partido de la Argentina




BRASILIA.- Por la explanada central, un recorrido obligado en esta ciudad de diplomáticos y sedes gubernamentales, miles de argentinos peregrinan por una entrada. Se consultan entre sí, hacen ofertas y algunos están dispuestos a pagar hasta diez veces más del valor original. Siempre en dólares, claro.

Puertas adentro, en el subsuelo de un hotel cinco estrellas, hay un desfiladero de argentinos que parecen ir a un encuentro furtivo. Buscan a Emilio Vázquez. Llegan hasta ahí por algún influyente contacto o anoticiados por el boca a boca. Bajan una escalera y enfilan hacia la sala ejecutiva número 3. Allí, la AFA montó una suerte de boletería, con seis personas que atienden al público y expenden entradas. Se venden a precio oficial y no son para todos. Siempre y cuando haya disponibilidad, la prioridad siempre es para allegados a la entidad. «Las entradas son para atender las relaciones [públicas] y a los sponsors. No hay nada extraño», argumenta Vázquez, jefe de administración de entradas del organismo.

Sin embargo, LA NACION comprobó que muchos particulares, sin relación alguna con la AFA ni con los auspiciantes, adquirieron entradas a Vázquez, ya sea en esta ciudad o en otras sedes.

Recientemente, la AFA quedó envuelta en un berenjenal al conocerse que en el mercado de la reventa aparecieron tickets con los nombres de los Grondona, tanto de Julio como de su hijo Humberto. La entidad, además, estaría involucrada en un escándalo internacional al revelarse la existencia de una red ilegal de venta de entradas para el Mundial, que facturaba hasta 450.000 dólares por partido. La policía brasileña y el Ministerio Público de Río de Janeiro intervienen en este caso tras desbaratar una banda liderada por el argelino Mohamadou Lamine Fofana. Las autoridades locales sospechan de la participación de integrantes de la FIFA, de la Confederación Brasileña de Fútbol y de las federaciones de la Argentina (AFA) y España, según el diario Folha de San Pablo.

«Si la AFA está involucrada, soy el responsable. Tengo entendido que el argelino, entre todas las entradas que tenía, había una sola de la AFA. No es que tenía 50. Es raro, y hay que ver de dónde salió esa entrada», minimiza Vázquez el episodio ante la consulta de LA NACION. Su voz sería la primera reacción oficial de la AFA vinculada a este escándalo, que ya generó un tembladeral en la cúpula organizativa de la Copa del Mundo.

Vázquez y cinco personas vestidas con indumentaria deportiva de AFA atienden al público en la sala 3 del primer subsuelo del hotel Naoum Plaza. Repitieron la metodología en el resto de las sedes por las que pasó el seleccionado: Río de Janeiro, Belo Horizonte (en el Hotel Quality), Porto Alegre (Hotel Sao Rafael) y San Pablo (en la habitación 1313 y en el subsuelo del Hotel Renaissance). La AFA vende las 700 entradas que la FIFA le otorga por partido a cada federación. A veces hay más boletos porque en el mismo circuito están los ingresos para los familiares de los jugadores y los dirigentes de los clubes nucleados en la AFA. Los tickets se venden al valor original, aunque se desconoce si su destinatario luego alimenta el lucrativo mercado negro de la reventa y los comercializa a un precio mayor.

«No me consta qué hacen con las entradas, si las revenden o no. Tenemos todos los datos personales de quienes se llevan entradas», dice Vázquez. Sobre su escritorio tiene una computadora portátil y tres teléfonos celulares que braman con insistencia.

Dirigente de AFA desde hace años, Vázquez defiende a capa y espada a los Grondona. «Si compraron las entradas, alguien las tiene que usar. Te creés que se van a manchar por cien dólares». Se refiere así a un ticket de octavos de final que fue revendido y que lleva el nombre de Humberto Mario Grondona.

Pero también corre la misma explicación para las dos entradas revendidas del partido inaugural (Brasil-Croacia) que tenían el nombre de Julio Humberto Grondona, el presidente de la AFA. Esos boletos, cuyo precio original era de 495 dólares cada uno, fueron a parar a manos de dos entrerrianos que le pagaron 6000 dólares a un hincha de nacionalidad polaca, según publicó Diario Popular y la agencia Noticias Argentinas. Para ese partido, Don Julio habría tenido ocho tickets a su nombre.

En Porto Alegre, hace diez días, fue detenido el jefe de la barra brava de Lanús, Diego Goncebate. Llevaba encima entradas a nombre de la AFA y derivadas a su vez a la Asociación Cordobesa, según publicó Olé. La mayoría de las entradas que comercializa el organismo llevan nombres de las ligas del interior del país. «Es porque hay que ponerle alguna razón social vinculada a la AFA», explica Vázquez. Y toma distancia de los violentos: «Casi no hay barras. Julio [por Grondona] los detesta y ni los conoce». Una respuesta con el sello de la calle Viamonte..

Fuente: canchallena.com.ar

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