Los clubes grandes se oponen al acuerdo con el Gobierno por el nuevo torneo

En una semana la Asociación de Fútbol argentino cambió dos veces el proyecto del próximo campeonato. Boca y River lideran la resistencia a la que también se sumó Rául Gámez. El poder político, clave en los cambios.



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En una semana la Asociación de Fútbol argentino cambió dos veces el proyecto del próximo campeonato. Boca y River lideran la resistencia a la que también se sumó Rául Gámez. El poder político, clave en los cambios.




El martes pasado la AFA, por intermedio de su presidente, Luis Segura, y sus vices Rodolfo D’Onofrio y Daniel Angelici, habían anunciado una decisión tomada tras varias horas de reunión: el próximo torneo del fútbol argentino se jugaría de febrero a junio para, a partir de allí, darle la bienvenida a los campeonatos largos con un calendario similar al de las temporadas europeas. Con ese esquema se facilitaba la exportación de futbolistas, clave para sanear las finanzas golpeadas de algunos clubes.

La postura dejaba un claro escenario de ganadores y perdedores porque la propuesta se aprobó tal y como querían River, Boca, Independiente, Racing y San Lorenzo con el acompañamiento de Vélez, Rosario Central, Belgrano y Godoy Cruz. El proyecto determinaba también que los clubes recién ascendidos (serán en total 10 de la Primera B Nacional) no serían beneficiados con el aumento del dinero de la TV que llega desde las arcas del Estado Nacional mediante su programa Fútbol Para Todos.

Las transmisiones de fútbol que realiza la TV Pública están en la mira de la Justicia por una denuncia de la diputada porteña Graciela Ocaña. En los últimos meses los clubes ya recibieron $1.667 millones, casi un 150% de los $600 millones que estipulaba el proyecto original.

«Acordamos por unanimidad plantearle a FPT la reformulación del torneo, de jugarlo en dos tramos, uno corto de seis meses y uno anual a partir de agosto como hecho principal, y con el objetivo de sanear las cuentas de los clubes», anunciaba Segura -escoltado por los flamantes vices D’Onofrio y Angelici- hace sólo cuatro días. Pero lo escrito con la mano se borró con el codo y horas después volvió a cambiar.

Sucede que en una agitada reunión realizada el viernes, la dirigencia política se hizo escuchar y le exigió a Segura que diera marcha atrás con lo anunciado y se volviera a la decisión original, propuesta por Julio Grondona y aprobada ante su persona en abril pasado, de organizar un torneo de 30 equipos. El objetivo es federalizar el fútbol, más teniendo en cuenta el ascenso ya consumado de Unión de Santa Fe, el de Sarmiento de Junín que podría ocurrir hoy y las posibilidades concretas de subir con las que cuentan Gimnasia de Jujuy, San Martín de San Juan, Boca Unidos de Corrientes y Crucero del Norte (Misiones), entre otros pocos de Capital y Gran Buenos Aires.

Entonces, rápidamente, en la reunión de Comité Ejecutivo se reformuló el proyecto anunciado públicamente hacía apenas 96 horas y se definió que el torneo de Primera de 2015 se jugará con 30 equipos, de febrero a diciembre, con un fixture que comprenderá cruces de todos contra todos durante 29 fechas y una especie de bonus track que será destinado a una jornada de clásicos. Un esquema único en el mundo.

Esto implica que se cumpla aquello de que los últimos serán los primeros: David venció a Goliat y ahora son los clubes chicos los que celebran. Sucede que el proyecto aprobado a comienzos de la semana vedaba por seis meses toda posibilidad de ascensos y descensos, con lo cual el Nacional B iba a tener un semestre sin competencia. Con el plan acordado ayer y que se va a votar el martes próximo, el torneo tendrá un campeón y dos descensos, mismo cupo para los que subirán a Primera en junio próximo.

Aquella idea de los clubes grandes de volver rápidamente al formato de 20 equipos en la máxima categoría (o un máximo de 22) quedó momentáneamente desactivada ya que con el nuevo cambio recién habría 22 equipos en junio de 2019. ¿Cómo se llegará a esa cifra? En 2016 comenzará a disputarse en el Nacional B el Torneo de Transición que irá de febrero a junio con tres descensos y un ascenso.

Esta decisión provocó el desconcierto primero, la furia después, de los que antes se habían visto ganadores. Rodolfo D’Onofrio y Daniel Angelici se fueron ayer sin hablar del edificio de la AFA y entre rumores que indican que podrían renunciar a sus puestos en la asociación del fútbol argentino. El titular del club de Núñez fue diplomático cuando se le cruzó un micrófono y vaticinó que habrá un acuerdo. Puertas adentro el enojo es grande.

Por el lado de Boca, acaso el club que estaba más conforme con la postura que se había votado el martes, el enojo se hizo más evidente. «Me cae mal saber que habrá un torneo de 30 equipos. No encuentro motivos deportivos para este formato», sentenció el secretario César Martucci.

El próximo año hay elecciones en el club xeneize y Angelici apenas tiene una Copa Argentina para mostrarle a sus socios. De no festejar este año en la Copa Sudamericana, un campeonato largo acotaría las chances de una vuelta olímpica antes de ir por la reelección. Así el macrismo podría perder la Presidencia de Boca después de casi 20 años. Amor Ameal y Víctor Santa María, entre otros dirigentes, tienen previsto competir en las urnas.

Raúl Gámez, de vuelta en las ligas grandes, también manifestó su oposición y criticó la intervención del Gobierno en los planes de la AFA. Así las cosas, el martes será otro día clave. Como tantos de aquellos en que en la AFA se toman decisiones que se anuncian como medidas y luego las presiones políticas hacen caer vertiginosamente. En el medio, el fútbol argentino.

Fuente: Infobae

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