Un Estudiantes y un después

Gallardo podría hacer seis cambios: piensa poner lo mejor que tiene para enfrentar al rival que más lo complicó en el semestre. Es un partido clave para River, que va por el bi pero sueña con la Copa...



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Gallardo podría hacer seis cambios: piensa poner lo mejor que tiene para enfrentar al rival que más lo complicó en el semestre. Es un partido clave para River, que va por el bi pero sueña con la Copa…




La vida de River, en este caso, ha sido sacudida por sucesos tan dispares en los últimos tiempos que tocó todos los extremos. Aquí y ahora, esa vida futbolera es bella. Radiante. Causa sensación. Y escupe adrenalina por lo que se viene a partir de hoy.

Marcelo Gallardo le devolvió un estilo, una manera de jugar, un motivo de orgullo para reivindicar aquello del paladar negro y para que miles de hinchas que lo disfrutaron durante tantos años, ahora les puedan decir a sus hijos y nietos “vieron, así se juega al fútbol”.

Igual, River no es el mismo del comienzo. Acumuló cansancio, perdió frescura y le resulta complicado disimular un plantel corto en cantidad y calidad, en el que claramente hay titulares y suplentes. Es puntero del torneo desde la quinta fecha y semifinalista de la Sudamericana porque lo sostienen la idea, el convencimiento, el fútbol distintivo y el carácter. Pero está al límite y arrancar perdiendo tan seguido, más allá de que el invicto se mantenga, resulta la más nítida evidencia.

En este contexto en el que el bicampeonato es una zanahoria atractiva pero Boca emerge como la más bendita tentación, Gallardo y sus jugadores sostienen que deben estar preparados para el sprint final y no quieren ceder nada a poco menos de un mes del cierre de la competencia. Por eso esta nochecita, aunque todavía no lo hizo público, el Muñeco pondría lo mejor que tiene a disposición (en la práctica de ayer no dio indicios). Sin Teo Gutiérrez, Carlos Sánchez y Alvarez Balanta, y con los regresos de Maidana (por Pezzella), Vangioni (por el zaguero colombiano), Ponzio (por Guido Rodríguez) y Pisculichi (por Teo), habrá al menos cinco cambios que pueden ser seis dependiendo de quién sea el 9 (está entre los pibes Boyé, Giovanni Simeone o Driussi).

Esto tiene dos lecturas: una es que el rival es Estudiantes, el equipo que más complicó y exigió a River en este semestre en el ida y vuelta copero que todavía está muy fresco. La otra, y se repite, en el horizonte asoma Boca, por lo que la formación de esta noche podría ser muy similar a la que vaya dentro de ocho días a la Bombonera (ahí dependerá de cuándo y cómo regresan los afectados a las selecciones de Colombia y Uruguay).

Porque la presunción, manifiesta, es que habría rotación profunda frente a Olimpo en la antesala del superclásico. Aunque esto tendrá vinculación directa con lo que ocurra este miércoles, y no sólo en el Monumental. Es que cuando River empiece a correr por la pelotita contra Estudiantes, Lanús ya habrá completado su juego trunco ante Tigre (faltan 45 minutos y están 0-0). La obligación de victoria es innata para los de Núñez, aunque estos tres puntos pueden servir para mantenerse o -en el mejor escenario para Gallardo y compañía- alejarse y, así, el domingo poder rotar con un margen de error más amplio.

El pronóstico del tiempo anunciaba lluvias en la madrugada, pero no así durante el resto del día. Si se cumple el presagio -no siempre pasa- finalmente se podrá jugar este partido que fue suspendido hace diez días por un diluvio.

Un partido que para River es un Estudiantes y un después.

Fuente: Ole.com

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