Fin de un mito: vivir en Europa no es tan atractivo como parece

Un estudio de la Comisión Europea en más de 79 ciudades del Viejo Continente reveló que los habitantes de Roma, Atenas y Estambul son los más disconformes con la calidad de vida que llevan. Las razones



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Los londinenses tienden a ser muy felices con la vida que llevan en su ciudad. Pero a la vez, a la hora de coquetear con la idea de una vida en una ciudad italiana, ellos perciben «una noción que evoca plazas bañadas por el sol, torres inclinadas y fuentes de agua perfectamente diseñadas en cada ciudad». La referencia es de una encuesta realizada por Eurobarómetro, en la cual se le preguntó a 40.000 personas en 79 ciudades acerca de las percepciones sobre el transporte, servicios de salud, seguridad, contaminación y la vida junto a los extranjeros. Lo curioso resultó al notar que muchos habitantes de las ciudades italianas no lograron entender cómo otras personas ven con buenos ojos vivir en su país.

La investigación de la Comisión Europea buscó medir la forma en que los habitantes de Europa miden la calidad de vida que poseen en sus tierras.

Las ciudades de Europa se alinean constantemente con la idea de estar entre los mejores sitios para vivir, por lo que no resultaría asombroso que las ciudades más turísticas se declaren satisfechas de vivir allí. Pero existen algunas excepciones. En Italia, ciudades como Roma, Palermo y Nápoles se alinean con Atenas, Estambul, Madrid y Praga a la hora de pensar en la insatisfacción de llevar una vida allí. Si bien existen algunos focos considerables para entender la infelicidad de algunas regiones de Europa del Este, resulta curiosamente llamativo que muchos sitios italianos transiten el camino de la disconformidad.

A fines de 2015, el cantautor italiano Roberto Vecchioni causó un escándalo cuando en una conferencia en la Universidad de Palermo se refirió a Sicilia y a sus habitantes de un modo muy despectivo, citando el mal estado de los servicios públicos y el desorden que se vislumbraba en las calles. Palermo y Roma están separados por más de 900 kilómetros y quizá hasta lleven formas de vida completamente diferentes. Sin embargo, los encuestados coincidieron en ser más propensos al descontento que aquellos del norte de Europa. El estado de las calles y los edificios, el transporte público y el nivel de oportunidades: las razones principales.

Las tres cuartas partes de las de la mayoría de las ciudades encuestadas dijeron que se sentían seguros, pero apenas la mitad de los de Roma estuvieron de acuerdo en esa afirmación; casi la misma que en Marsella, Estambul y Atenas. A todos se les preguntó sobre los niveles de confianza entre las personas que viven en su ciudad. Los londinenses son quienes más confían en ellos (69 por ciento).

En tres ciudades italianas, más del 60 por ciento de los encuestados afirmó que los servicios administrativos no ayudan a las personas de manera eficiente. La eficiencia administrativa, por el contrario, triunfó en la opinión de los ciudadanos de Zurich (78 por ciento).

La encuesta mide las percepciones, y también se concluyó en que los italianos sureños (en general) son más difíciles de complacer que el resto. Los resultados cuadran con un crecimiento lento, aumento de la productividad cero y altos niveles de desempleo, especialmente entre los jóvenes. En este sentido, la encuesta tiene un claro mensaje en donde se comprende la importancia del gobierno de la ciudad.

La encuesta, en forma potencial, acerca una visión que va más allá de las ciudades en sí mismas: al menos el 80% de los encuestados en todos menos seis de los lugares dijeron que estaban felices de vivir en su ciudad, con las puntuaciones más altas (por encima de 98 por ciento) registradas en el norte de Europa. Lo que sorprende es que no parece haber una correlación entre los que informan altos niveles de satisfacción y aquellos que ven a los extranjeros en su ciudad como una ventaja. Por el contrario, los encuestados que se quejaron más fuerte sobre el transporte, los servicios públicos, seguridad y otras cuestiones tendían a ser ver la presencia de extranjeros mucho menos favorable.

Todas menos una de las ocho ciudades con los niveles más bajos de satisfacción apareció en la parte inferior de esta lista. Aquí, de nuevo, Italia se destaca. Cuando se le preguntó si la presencia de los extranjeros era un hecho positivo, las seis ciudades italianas encuestadas -Turín, Roma, Bologna, Palermo y Napoles- respondieron en forma negativa.

Esto no puede simplemente ser descartado como un reflejo de la cantidad de extranjeros que se encuentran en una ciudad. Casi uno de cada tres residentes de Zurich es extranjero; más de una cuarta parte de los habitantes de Estocolmo son inmigrantes (15%). Pero el 89% de los encuestados en Zurich y el 85% en Estocolmo coincidió en que los extranjeros son buenos para su ciudad.

En 1950, sólo el 30 por ciento de la población mundial vivía en zonas urbanas. En 2050, las Naciones Unidas estima que serán ese número alcanzará el 66%. En Europa, el 75% vive en zonas urbanas. De allí que es lógico pensar que las mejores ciudades satisfacen las necesidades básicas de una persona, ya sea el transporte público, vivienda o atención sanitaria.

Cuanto mayor es la percepción de que los recién llegados pueden ser acomodados y agregan valor, esto coloca a las administraciones urbanas en el corazón del rompecabezas mundial sobre la inmigración y la integración. Algunos lo están haciendo claramente mejor que otros.

FUENTE: INFOBAE

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