Potenciá la creatividad de tus hijos

Julia Cameron, la autora de El camino del artista, ahora publicó un libro donde aplica el método a la crianza y te da herramientas sencillas para el día a día. 



No Banner to display

Julia Cameron, la autora de El camino del artista, ahora publicó un libro donde aplica el método a la crianza y te da herramientas sencillas para el día a día. 




Un rato de creatividad todos los días.

Son las ocho de la noche y de repente en tu casa se corta la luz. Llamás por teléfono a la empresa de energía y te dicen que el corte va a durar tres horas más. ¿Y ahora qué hago?, te preguntás. Frente a esta situación, podés optar por mandar a todo el mundo a la cama dos horas antes que de costumbre o, con un poco de imaginación, una linterna y unos libros de cuentos, transformar una noche a oscuras en una aventura que, además de ser divertida, enriquezca a tus hijos.

Justamente de eso se trata ser creativos. De no detenernos cuando surge un obstáculo.De ver infinitas posibilidades donde otros ven solo una. De abrir nuevas puertas cuando otras se cierran. Cuando nos convertimos en padres, el desafío que tenemos por delante es transmitirles esa forma de ver la vida a nuestros hijos.

Para apoyarnos en esta tarea, la experta en creatividad Julia Cameron escribió un libro lindísimo titulado El camino del artista para padres. Ahí, mientras relata sus experiencias como madre de su hija, nos propone una serie de herramientas simples y concretas para despertar la curiosidad en nuestros hijos y su capacidad de maravillarse. Eso sí, todos los recursos que propone Cameron tienen que ver con el arte. Primero, porque ella nació y se crió en una familia de artistas, y segundo, porque ¿qué puede estimular más la creatividad que el arte? Ahora bien, vale aclarar que cuando Cameron habla de arte, no se refiere al «gran» arte, sino todo lo contrario. Para ella, cualquier tipo de expresión original es valiosa, ya sea pintarte las uñas con un diseño creativo, cocinar una torta o tocar la novena sinfonía de Beethoven.

Entonces, si creatividad y arte caminan de la mano, para que nuestros hijos se conviertan en las personas creativas que queremos, antes vamos a tener que ayudarlos a descubrir una expresión artística que los apasione. O, por lo menos, que les guste. Aunque después no se dediquen profesionalmente a ella y elijan las ciencias o los deportes. Pensá que el arte también les da la posibilidad de encontrar un lugar donde ser ellos mismos, de descubrir un sentido de la trascendencia en lo que hacen y de conectarse con un poder superior mucho más grande y benevolente. ¿Y qué mejor que el hecho de que todo eso lo vivan en la infancia?

Julia Cameron dice que nunca es demasiado tarde -o demasiado pronto- para comenzar con una actividad artística. De hecho, hace veinte años, cuando ella misma escribió El camino del artista, proponía una serie de ejercicios para superar los bloqueos creativos y recuperar la confianza en uno mismo, no solo para las personas que eran artistas, sino para todas aquellas a las que les hubiera encantado dedicarse al arte pero que nunca se habían animado. El libro fue un verdadero boom y marcó una época. Si nunca es tarde para los adultos, mucho menos para los chicos. Así que manos a la obra, que acá te contamos sus mejores consejos para convertir a nuestros hijos en pequeños grandes artistas.

DESEMPOLVÁ EL ARTISTA QUE HAY EN VOS

Así como cuando nos subimos a un avión la azafata nos dice que tenemos que ponernos las máscaras de oxígeno antes de ayudar a nuestros hijos, lo mismo pasa con la creatividad: no podemos estimularla en ellos si no la cultivamos nosotras primero. Para recuperar a la artista que hay en vos (esa que seguro alguna vez -¡cuando estabas menos ocupada!- existió), hacé una lista de cinco cosas que te gustaban y compartilas con tu hijo. Por ejemplo, si amabas ir a una milonga, poné un CD de tango y bailá con tu hijo. Una vez que recuperes el entusiasmo, podés contratar una niñera dos horas y tomar una clase de tango o salir a bailar una noche.

TOMATE EL JUEGO EN SERIO

Los chicos necesitan jugar. Llevarlos a inglés, fútbol y tenis está muy bien, pero además necesitan jugar. En una cultura que se vuelve cada vez más rápida, competitiva y tecnológica, nuestro desafío como madres es proteger el espacio de juego de nuestros hijos. Eso sí, es importante que el juego sea realmente libre, que no tratemos de controlarlo ni de mejorar lo que hacen. Si nuestro hijo hace un dibujo, no terminarlo por él; si cuenta una historia, que el final sea suyo. Una forma de estimular estos momentos es tener en casa materiales. No hacen falta cosas caras, generalmente las mejores herramientas son las más baratas y simples: hojas en blanco, lápices, crayones, ropa vieja para disfrazarse, bloques de construcción, plastilina, instrumentos musicales, envases vacíos. Y es importante, en algún momento, expresarles tu apoyo: pedirles que te cuenten qué construyeron, colgar su dibujo en un lugar importante, escucharlos mientras cantan una canción.

AMIGATE CON EL DESORDEN

Sin desorden no hay creación. Ni juego. Vos misma seguro que nunca llegás a sentarte a leer ese libro que te regalaron porque siempre hay una toalla que levantar o una taza para lavar. Por eso, en algún momento, date por vencida y dejá que el caos gane la batalla. Al menos por un rato. Cuando tus hijos hayan terminado de jugar, tomá el tiempo que te lleva limpiar. Vas a ver que no es tanto, sobre todo si los involucrás a ellos: es otra tarea, que puede ser muy lúdica y creativa, ¿por qué no? Podés hacerlos jugar a «Recoger en 72 segundos»: mientras vos controlás el reloj, ellos tienen que guardar lo máximo posible. Se van a divertir y, de paso, te van a dejar la casa ordenada.

DEJÁ QUE PRUEBEN

Lo ideal es exponer a nuestros hijos a todas las formas de arte posible y dejarlos explorar libremente, sin transmitirles nuestras frustraciones (si cuando estabas en el secundario el profesor de coro se acercó y te dijo: «Vos mejor no cantes», dejá la anécdota para contársela a tus amigas, no hace falta ni es recomendable que se la endoses a tus chicos). Desde que son chiquitos les podemos dar instrumentos musicales o llevarlos al teatro o a un museo de arte. También les podemos dar herramientas para pintar, esculpir, hacer jardinería, cocinar o crear historias. Lo esencial, en esta etapa, es que experimenten mucho y diferentes tipos de expresión. Ojo, no es importante que se «casen» con una de las opciones. Incluso cuando son más grandes, si un año quieren hacer circo, patín y canto y al año siguiente danza, comedia musical y fotografía, no te asustes. Los intereses de los chicos cambian, y además, descubrir la forma de expresión artística que más nos gusta lleva tiempo.

DESCONECTATE (Y A ELLOS TAMBIÉN)

El acto creativo puede definirse como hacer algo nuevo, inventar algo de la nada. Sin embargo, si los dejamos, nuestros hijos podrían pasarse el día de pantalla en pantalla: de la tele a la compu, de la compu a la tablet, de la tablet a la consola de juegos. No existe el momento de la nada. Siempre hay un dispositivo tecnológico listo para proveerles contenido pensado y diseñado por otro. Para Cameron, toda esta parafernalia tecnológica es una verdadera «epidemia». Y lo peor es que los adultos también fuimos contagiados. El remedio es simple, pero a veces nos cuesta: pasar un tiempo significativo cada día sin pantallas de ningún tipo, ni siquiera el celular. «Vos sos lo más importante para mí en este momento», es lo que les estamos diciendo a nuestros hijos cuando apagamos el celu y hacemos algo con ellos. Y, por supuesto, limitarles la cantidad de horas frente a la pantalla.

ENSEÑALES A AMAR EL ERROR

Cuando los chicos comienzan a practicar una disciplina artística, a veces se frustran con facilidad. Si el dibujo no les sale, si le dan el papel a otro, si les cuesta sacar una melodía…, se enojan y quieren abandonar. Como padres, podemos enseñarles que el error es parte del proceso creativo, que los artistas exitosos no son los que nunca fallaron sino los que volvieron a levantarse y a intentarlo de nuevo. Todos los días, nuestros hijos ven en la tele logros increíbles, sin ningún tipo de información sobre los años de sangre, sudor y lágrimas que esas personas pasaron para alcanzarlos. Por eso, si tu hijo se obsesiona con un detalle que no le sale, ayudalo a ver el contexto más amplio y a seguir adelante. Los artistas que crean con libertad y luego corrigen son los más productivos. Y también los más felices.

EL LIBRO Y LA AUTORA

El camino del artista para padres, Editorial Aguilar.

Julia Cameron logró con El camino del artista que muchísimas personas se sentaran cada mañana a escribir sus pensamientos más íntimos, temores, miedos, secretos. Ahora, con este nuevo libro, El camino del artista para padres, propone tres herramientas básicas: las páginas matutinas, las expediciones creativas y los momentos culminantes. Las páginas matutinas son tres hojas escritas a mano que tenés que completar no bien te levantás para hacer catarsis y organizar tus sentimientos. Las expediciones creativas son para planear, desear y hacer con tu hijo. La idea es visitar algún lugar estimulante, que les permita renovar el capital creativo. Tienen que tener travesura, frivolidad y diversión. Los momentos culminantes son un ritual diario en el que vos y tu hijo comparten qué es lo que más les gustó del día antes de acostarse. Propone muchos ejercicios más. Algunos son para hacer sola, como la Cita con el artista, que consiste en llevarte a vos misma a ese lugar que tantas ganas tenías de conocer. A veces te toca armar listas: de cosas que te gustaría hacer, lugares a los que te gustaría ir, música que te gustaría escuchar. Y también hay ejercicios que involucran el cuerpo y la emoción, como ir a un parque de diversiones, armar un álbum de fotos o escribir una plegaria.

Fuente: La Nación