Sexo: retiros tántricos

¿Querés pasar de pantalla con tu pareja? Estos talleres prometen una nueva conexión amorosa, en la que el prejuicio queda de lado.



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¿Querés pasar de pantalla con tu pareja? Estos talleres prometen una nueva conexión amorosa, en la que el prejuicio queda de lado.




¿Hay que desnudarse? ¿Las lecciones son en público? ¿Mirás a otras parejas en acción? Si alguna vez escuchaste hablar de los retiros tántricos, seguro te preguntaste todas estas cosas. Lo cierto es que, lejos -lejísimos- de las connotaciones fiesteras, de los impulsos exhibicionistas y de los intercambios swinger, estos encuentros son cada vez más populares en el mundo y proponen acercarse a la dimensión más consciente e integral del sexo.

Los primeros retiros tántricos comenzaron a aparecer en Occidente durante la década de los 60, en Inglaterra y los Estados Unidos, cuando el movimiento hippie descubrió que era necesario conectarse con otro tipo de sensibilidad. Así, florecieron las prácticas de meditación y autoconocimiento en busca del amor y la paz interna para entonces hacer posible un mundo sin guerras. Estas «nuevas» disciplinas pronto revelaron otras maneras de conectarse sexualmente y surgieron también facilitadores que te guiaban a explorarlas.

En la actualidad, aunque en Latinoamérica el fenómeno en formato retiro es bastante reciente, en muchas ciudades de Europa, especialmente en las costeras, la oferta existe desde hace más de una década. Mientras, en nuestro país comenzaron a difundirse hace muy poco tiempo. Te contamos lo que tenés que saber de estas experiencias que pueden tentarte.

¿CON QUIÉNES ME VOY A ENCONTRAR?

Generalmente, el rango promedio de edad de quienes asisten a los talleres residenciales ronda entre los 35 y los 60 años. La mayoría son yoguis treintañeros que quieren compartir su práctica con su pareja. Pero también están los más veteranos, que buscan una reconexión íntima después de muchos años de relación (aunque no se recomienda -y hasta se desaconseja- acercarse a los retiros con la esperanza de resolver conflictos profundos).

Para todos, el requisito es tener una buena sintonía interna para luego poder abrirse al otro de una forma sincera. Partir de la calma y el respeto es necesario por el bien no solo de nuestra pareja, sino de las otras que acuden a los talleres.

¿DÓNDE SON?

Por regla general, los retiros suelen realizarse en contextos abiertos a la naturaleza, esa es la razón por la que es tan frecuente en ciudades costeras de Europa y Oceanía. En nuestro país, existen varios retiros en la provincia de Buenos Aires y, por supuesto, en el epicentro de prácticas alternativas en que supo convertirse Capilla del Monte, en Córdoba. Es importante aclarar que no se trata de spas o resorts lujosos con múltiples estímulos sensoriales, al contrario, se brinda comodidad y belleza desde locaciones simples. Se considera que lo fastuoso conspira contra el espíritu tántrico, que busca la sencillez y el acercamiento a la naturaleza.

¿QUÉ VOY A APRENDER?

– Meditaciones dinámicas: se trabaja con el cuerpo en movimiento a través de danzas, tambores y clases de un yoga específico no tan difundido en nuestro país, que es el tantra yoga, el cual activa la energía sexual. La idea de todo esto es dar cuenta de zonas del cuerpo de las cuales no tenemos registro. A través de estas lecciones, poco a poco se empieza a entender (y a sentir) cómo funciona la circulación de la energía vital y se descentralizan las sensaciones erótico-sexuales de la zona genital, para ampliarlas a todo el cuerpo. El objetivo es abrir cada poro a la sensorialidad y convertir nuestra corporalidad en una gran zona erógena.

– Respiraciones conscientes: una función indispensable para poder trabajar el estado de presencia que el tantra propone. Se realizan ejercicios para conectarse conscientemente con la energía del otro.

– Herramientas para el vínculo: a nivel de la pareja, un retiro podría redefinir qué los une, desde dónde se encuentran, y acercarlos a otro nivel de profundidad y conexión.

¿QUÉ TIPO DE EJERCICIOS VOY A HACER?

Son bastante comunes las asanas (posturas) polares, una variación del yoga que se realiza de a dos y que vincula íntimamente los cuerpos. Son polares porque complementan las energías masculinas y femeninas en cada dupla, estimulando ciertas aptitudes. De todas formas, cada retiro cuenta con sus propios ejercicios definidos por los facilitadores. Por ejemplo, en Masajes para el Alma (ver apartado) proponen el «Laberinto Sagrado», donde cada pareja recorre, en completo silencio, 700 metros a través de un yantra, un dibujo sagrado plasmado con piedras en el piso. Se trata de una metáfora que busca revalorizar el recorrido por sobre la llegada. A la salida del laberinto se invita a los miembros de la pareja a que posen sus manos en una piedra con la intención de pedir algo que tenga que ver con ellos. Ninguno revela su secreto al otro. Luego, vuelven por el mismo sendero circular. Quizá leído así suena medio tirado de los pelos, pero cada dinámica se hace dentro de un contexto de conciencia y experimentación, en el que es clave que uno apague el prejuicio y se conecte con la inocencia.

¿¡VOY A TENER QUE DESNUDARME?!

No necesariamente. En los retiros para iniciados casi no hay prácticas explícitamente sexuales. Como te contamos, hay trabajos corporales, de destrezas y conexión, tal vez masajes, pero nada que te ruborice demasiado. Una vez superado ese nivel, los ejercicios pueden ser más comprometidos si querés. A los retiros avanzados solo llegan quienes pasaron por los primeros niveles y están listos para explorar lo que sigue. Y lo que sigue son retiros en los que se practica el tantra nidra, un estado de meditación en el que la penetración o la unión física a través de un contacto íntimo es la puerta de entrada a un estado de éxtasis compartido. Pero no significa que vos y él vayan a estar teniendo sexo por el jardín. La unión se hace a través del maithuna (cópula sagrada) en una sala amplia, a través de una posición muy íntima, con la mujer sentada arriba del hombre, porque es justamente la mujer quien lleva las riendas del ritmo, la que ayuda al hombre a regular. Cuando se realiza este ejercicio, cada pareja está a una distancia considerable, sobre su propia manta y realizando su meditación íntima. De todas formas, ni la penetración ni la desnudez son requisitos excluyentes, la unión de los cuerpos (o incluso una mirada sostenida) es más que suficiente para encontrarse.

¿CÓMO DEBERÍA PREPARARME?

Lo ideal es que tanto vos como tu pareja comiencen por practicar yoga para ir aprendiendo los pranayamas (respiraciones) y trabajando la flexibilidad y el foco en la postura. Si pueden compartir clases, todavía mejor. Además, poco a poco pueden comenzar a chusmear en la web y leer algún libro. Incluso pueden ir practicando en casa cómo convertir la pulsión sexual («hagámoslo ya») en un saboreo del momento («tomémonos nuestro tiempo»), en que la meta no es el orgasmo, sino la sensualidad del recorrido.

Aunque no es obligatorio, porque también uno puede llegar sin saber nada de nada; lo ideal es saber previamente de qué se trata retirarse del mundo exterior para sumergirse en el interior. En definitiva, el viaje es de a dos, pero quienes llegan a destino disuelven la dualidad y se sienten uno.

Fuente: La Nación

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