Las predicciones cumplidas de la ciencia ficción

Lo más apasionante de leer literatura futurista es ver que productos finalmente se concretaron



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Desde las nuevas formas de comunicarnos que usamos no hace más de diez años pero a las que ya estamos habituados, como el email, Skype o las videollamadas con el celular, incluso Facebook donde nos encontramos con nuestros contactos exponiendo cada día nuestros pensamientos en su muro digital, muchas de las tecnologías que forman parte de nuestro día a día, fueron concebidas en la mente de escritores de ciencia ficción.

¿Será que ellos tenían un talento especial para conjeturar mundos futuros que son nuestro presente? ¿O será, en todo caso, que sus ideas sirvieron de inspiración para los desarrolladores de estos inventos? Seguramente también se trate de ambas posibilidades. Lo que no resta interés a nuestro desafío. Sin ser devota del género, reconozco un auténtico deleite al descubrir esas supuestas predicciones.

No tengo idea de cómo será el mundo dentro de cincuenta años, ni me atrevería a imaginarlo. Me resulta mucho más cómodo mirar hacia atrás, hallar explicaciones con el diario del lunes en la mano. De ahí, el encanto que me produce leer, cincuenta o más años después de publicados, a clásicos como Verne, Huxley, Bradbury, cuyos relatos están repletos de indicios anticipatorios del presente.

Así, el soma de Un mundo feliz (1932) escrita por Aldous Huxley anticipó el furor de la fluoxetina, uno de los antidepresivos más recetados en la actualidad.

La sociedad vigilada a través de la mirada omnipresente del Big Brother en la novela 1984 (1949) que George Orwell publicó a mitad del siglo veinte, no sólo se convirtió en el formato televisivo conocido como reality, sino también presagia los actuales sistemas de cámaras de vigilancia y los sistemas de rastreo informatizados en manos de los gobiernos.

Los auriculares, los televisores de pantalla plana y los muros digitales que hoy tienen la mayoría de las redes sociales, aparecieron en Farenheit 451 (1953) de Ray Bradbury.

Los videófonos imaginados por Philip K. Dick en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968) son lo más común hoy en día. Y aunque todavía no existen los androides como los Nexus 6, tan similares a los humanos, algo de lo que el autor vislumbró con respecto al desarrollo de la vida y la inteligencia artificial ya está disponible: máquinas tanto o más inteligentes que los humanos como el robot Watson de IBM, ovejas clonadas, y órganos biónicos que se usan como prótesis, tejidos prácticamente naturales o gadgets electrónicos o robotizados que ya se usan para reparar o sustituir ciertas partes del cuerpo humano.

Nuestra lectura conjunta para hoy, Cuento de Navidadde Ray Bradbury, imagina una celebración de navidad en el futuro 2052 durante el primer viaje en cohete de un niño. Quizá lo que destaca de este relato es que se aleja un poco de la visión desoladora de la sociedad del futuro que propone en Crónicas marcianas y en Farenheit. Acá apuesta a valores imperecederos como el espíritu navideño y la inocencia infantil que se conservan intactos en un mundo donde ya son posibles los viajes intergalácticos. 

Fuente: Lanacion.com.ar

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