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En la edición inicial, el Ciclón cayó en semifinales con Peñarol, luego campeón, por definir el tercer partido en Uruguay, a cambio de dinero.

San Lorenzo de Almagro puede alzar su primera Copa Libertadores esta noche, cuando reciba a Nacional en el Bajo Flores, desde las 21.15, tras el 1 a 1 que en Asunción. Pero la obsesión del equipo azulgrana por dicho trofeo nació exactamente el mismo día que se anunció su creación: en 1960.

Como campeón del torneo argentino de 1959, el equipo de Boedo se ganó el derecho a participar de la primera «Copa de Campeones de América», de la que participó junto a seis equipos: Bahía (Brasil), Jorge Wilstermann (Bolivia), Universidad de Chile (Chile), Millonarios (Colombia), Olimpia (Paraguay) y Peñarol (Uruguay).

El torneo, creado para imitar la exitosa Copa de Campeones de Europa que había nacido un lustro antes, fue un triunfo personal del dirigente uruguayo Washington Cataldi, luego presidente de Peñarol. «Hemos sido precursores al empujar la Copa Libertadores, primero con los campeones, en 1960, y luego sumando los subcampeones, a partir de 1966. Se dijo por aquellos años que esto era una maniobra para asegurarnos permanentemente la presencia de los dos grandes uruguayos en el torneo, lo que de alguna manera era verdad, pero no era el único fundamento. Yo me encargué personalmente de recorrer toda Sudamérica para convencer a los dirigentes de que para mantener vivo el torneo había que jugar con 20 equipos en lugar de hacerlo con diez. El tiempo me dio la razón», explicó alguna vez Cataldi, en un testimonio rescatado por la revista Un Caño.

San Lorenzo debutó en cuartos de final con el club Bahía, de Brasil. Fue goleada 3-0 de local (20 de abril) y derrota 3-2 como visitante (3 de mayo). El global de 5-3 ubicó a los azulgranas en semifinales.

Quiso el fixture que el siguiente rival fuera Peñarol, una de las potencias del continente. La llave fue muy pareja, al punto tal de que igualaron 1 a 1 en Uruguay el 18 de mayo y en el desquite en el estadio de Huracán, jugado seis días después, tampoco se sacaron ventajas.

El 0 a 0 derivó en un desempate, y aquí fue donde los dirigentes del conjunto charrúa tuvieron la lucidez de notar la importancia que la competición iba a tener a futuro. Porque Alberto Bove, entonces presidente de San Lorenzo, aceptó la oferta, y a cambio de 50.000 pesos el partido se disputó en el estadio Centenario, como en la ida.

«A nosotros recién nos avisaron cuando todo estaba cocinado. Yo como capitan no hubiera aceptado de ninguna manera», recuerda José Sanfilippo, en diálogo con canchallena.com . Y agrega: «Pero entonces los dirigentes tomaban las decisiones sin consultar. Ahora cambió un poco todo. Lo decidió un hombre que tocaba el violín. (en referencia a Bove), cuando enfrente estaba un tipo como Washington Cataldi, que era un dirigente fenomenal, a la altura de Havelange o de Grondona. Lo dio vuelta con una media. Fue una lástima porque ese desempate teníamos que haberlo jugado en Chile o en otro campo neutral»

Pese a la ventaja deportiva, el trámite fue parejo. Pero Peñarol pudo salir adelante gracias a Alberto Spencer (máximo goleador de la historia de la Libertadores con 58 conquistas) que marcó en dos ocasiones, mientras que Sanfilippo estableció el 1 a 1 parcial.

El resto de la historia es conocida. Los uruguayos se proclamaron campeones de esa edición y alzaron la Copa otras cuatro veces, además de perder en cinco oportunidades la final. En tanto que el Ciclón llega por primera vez a la definición en este 2014 que puede ser histórico.

Al respecto, Sanfilippo se anticipa. «Esta dirigencia jamás me invitó a ver un partido a la cancha, pero de todas maneras lo vería en mi casa. Yo no puedo estar en una cancha donde hay alrededor mío 50 personas queriendo sacarse una foto conmigo. Es muy lindo, muy agradable, me gusta mucho y lo siento profundamente, ¿pero el partido cuándo lo miro?».

Fuente: canchallena.com.ar