La nota fue publicada a doble página en 1986.
Cuarenta años después, de pura casualidad, lo que quedaba de su cuerpo fue encontrado por unos obreros a los que se les derrumbó una medianera en la obra en la que trabajaban en el barrio de Coghlan.
La obra se estaba levantando sobre el terreno de una casona donde entre 2002 y 2003 vivió Gustavo Cerati. Ese detalle -aunque no tuviera que ver en sí con el cuerpo- ayudó con su difusión y, en gran parte, en resolver el misterio cuya investigación quedó en manos del fiscal Martín López Perrando.
Aplicado, Diego jugaba al fútbol en el club Excursionistas, de Belgrano. Entrenaba todos los días, menos los jueves. Iba a la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N° 36 y llevaba su uniforme cuando desapareció, pista detectada por los investigadores al mando de López Perrando.
Cuando se lo tragó la tierra, sus padres conservaron su cuarto intacto. Diego tenía dos hermanos, un hombre y una mujer, que ahora fueron los encargados de darle la noticia a su madre.
Fue un sobrino el que ató cabos luego de ver la noticia sobre el hallazgo de un cuerpo en una casa lindera a la que había ocupado el músico Gustavo Cerati. Los datos del NN que se iban conociendo -edad, vestimenta, sexo contextura- lo fueron convenciendo que tal vez se trataba de su tío Diego. Y no se equivocó.
Una prueba de ADN determinó sin lugar a dudas que los 150 huesos encontrados en el jardín del chalet de avenida Congreso 3742 eran los de el adolescente desaparecido en 1984.
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) le tomó una muestra a la madre que dio un match perfecto. El padre de Diego – dedicado al venta de repuesto de autos- ya no vive. Murió en un accidente de transito. Estaba convencido de que a su hijo lo había secuestrado una secta.
Aunque todo indica que el crimen está prescripto, ahora al fiscal López Perrando le queda la trabajosa tarea de tratar de reconstruir lo que pasó. Y seguramente el primer paso será citar a los dueños del chalet donde apareció el cuerpo y que vivían allí en 1984. Se trata de una mujer ya muy anciana y de dos hijos, una mujer y un varón de apellido Graf.
Fuente: Clarín