Para lograr su cometido, el equipo de Colossal trabajó con ADN recuperado de fósiles de lobos terribles, algunos con más de 70.000 años de antigüedad. A partir de ese material, identificaron 20 genes clave que diferenciaban a esta especie extinta del lobo gris. Usando técnicas de edición genética, especialmente CRISPR -tecnología que permite modificar el ADN de organismos vivos-, los científicos introdujeron esas modificaciones en células de lobo gris. Luego, crearon embriones viables que fueron implantados en madres sustitutas de la misma especie. Así lograron el nacimiento de los tres ejemplares.
Beth Shapiro, directora científica de Colossal y experta en paleogenómica, describió el experimento como “la primera desextinción funcional”. De acuerdo con declaraciones que reflotó The New York Times, no se trata de traer de vuelta una especie extinta de forma exacta, sino de crear una versión actual.
Aunque esta compañía es conocida por proyectos más ambiciosos, decidió enfocarse en los lobos terribles por una cuestión práctica. Al estar emparentados con perros y lobos modernos, se pudo aplicar tecnología ya probada en reproducción asistida canina, como la clonación y la implantación de embriones. Esto facilitó mucho el proceso en comparación con otros animales más difíciles de manipular genéticamente, como los elefantes o las aves.
En los próximos meses, la empresa valuada en US$10.000 millones estará abocada a monitorear el desarrollo de estos ejemplares para entender cómo se comportan, cómo crecen y si presentan otras características propias del lobo terrible. Mientras tanto, apuntan a poder empezar a aplicar sus nuevos conocimientos también en la conservación de especies actuales, lo cual abre debates éticos sobre el uso de la biotecnología y el impacto de introducir organismos modificados.
Fuente: La Nación