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Pasado mañana se reanudará un juicio histórico e inédito para Mendoza. A la gravedad y cantidad de abusos a niños hipoacúsicos en el Instituto Próvolo, por los que se juzga a dos sacerdotes y un exempleado, se suman las dificultades de las víctimas, sordas y mudas, para hacerse entender por medio del lenguaje de señas.
El debate se complica aún más porque uno de los sacerdotes imputados, Nicolás Corradi, de 83 años, está a punto de perder la audición. En este proceso también están imputados el sacerdote Horacio Corbacho, de 61 años, y Armando Gómez, de 51, exjardinero, que también es sordo.
El tribunal determinó que se usarán los videos registrados en la cámara Gesell para que los alumnos afectados no necesiten volver a declarar y no vuelvan a ser «victimizados». Esto no solo es una situación traumática para quienes sufrieron los ataques sexuales, sino que representa una complicación para volver a comunicar lo ya contado.
Así, a la espera de que se avance en el entendimiento y la comprensión entre los diversos actores del juicio, teniendo en cuenta los planteos y estrategias que surgen sobre la marcha del debate, resta esperar a pasado mañana, cuando se retome el proceso.
Fuente: La Nación