Moyano y Barrionuevo presionan a la CGT para una marcha de protesta

Emitieron un documento crítico tras un encuentro en Mar del Plata



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Los sindicalistas de la CGT más distanciados del Gobierno acordaron ayer obstaculizar la reforma laboral y promover la derogación de la previsional, así como reclamar por paritarias sin tope y contra una política oficial de aparente «deslegitimación de las organizaciones sindicales», y le propondrán a la central una marcha de protesta para el mes que viene. El pronunciamiento, en Mar del Plata, reunió a Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, sus respectivos delegados en el triunvirato de conducción, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, al ferroviario Omar Maturano y al bancario Sergio Palazzo, entre otros.

Se trató de la conclusión inusualmente dura del tradicional asado que organiza en la ciudad balnearia el líder de los gastronómicos durante el verano. La convocatoria, aunque representativa de los espacios opositores a Mauricio Macri, fue de todos modos minoritaria en el universo de la CGT: no hubo representación de los «gordos» de los grandes gremios de servicios, de los «independientes» alineados en general con los oficialismos, de los sindicatos de la industria ni de otras organizaciones del transporte como los colectiveros de la UTA.

La radicalización de los participantes ayer tampoco es lineal. Mientras Moyano mantiene una relación sinuosa con el Ejecutivo, que tiene como engranaje central la continuidad de la postal OCA (principal empleadora individual de los camioneros con más de 7 mil empleos directos y otros 5 mil indirectos), Barrionuevo entró en contradicción con Macri recién el año pasado a partir de una serie de allanamientos judiciales en su gremio y de la salida de la cartera laboral de Ezequiel Sabor, un hombre de su confianza.

Las otras patas de la convocatoria responden a estímulos más políticos. Tanto Palazzo como Maturano tienen ambiciones de conducción en la CGT. El bancario, en particular, se convirtió quizás en el más tempranero contradictor de la gestión de Macri al promover todo tipo de medidas de fuerza desde la Asociación Bancaria, y a instancias o por fuera de la central obrera. En el Gobierno lo sindican como brazo sindical de Cristina de Kirchner, a pesar de haber promovido acciones de protesta también durante su gestión.

El bancario y Schmid fueron los encargados de la redacción de un documento plagado de críticas y advertencias al Ejecutivo. Señala que a pesar de las promesas de campaña la gestión se constituyó desde el principio como «un gobierno de CEO, directores, accionistas, dueños de empresas nacionales y multinacionales que, en una clara afrenta a la ley de ética pública, asumían sus cargos con total desparpajo conservando acciones e injerencias en sus empresas y beneficiando claramente de manera ostensible sus propios intereses». Y añade que el Ejecutivo tomó como «enemigo» al peronismo y los sindicatos.

A continuación el texto indica que en el arranque del tercer año de gestión «es imposible» creer que bajará la pobreza o crecerán las inversiones o que mejorará «la institucionalidad» con leyes como las de reforma previsional y tributaria destinadas, señala, a favorecer «a los sectores concentrados de la economía» mientras «castiga a los más amplios sectores alcanzados por la seguridad social» como jubilados y pensionados. También objeta el mega DNU firmado por Macri días atrás.

Dedica, además, tres párrafos a la defensa de las organizaciones sindicales al recordar la política de desafiliación promovida por el Gobierno bonaerense en los gremios docentes o la anulación de la paritaria nacional del sector, así como las «denuncias mediáticas, judiciales, tributarias y a través de un aparato comunicacional afín». «En todo caso este tipo de estrategia gubernamental sólo busca la deslegitimación de las organizaciones sindicales ante la sociedad para avanzar con rapidez sobre el salario y las condiciones de trabajo», apunta el documento.

Entre los sectores ausentes ayer, los de mayor vocación de diálogo con el Gobierno, afirmaban que el pronunciamiento no tendrá viabilidad en el Consejo Directivo de CGT. Basaban esa confianza en que ayer concurrió al hotel marplatense Presidente Perón, de los gastronómicos, un puñado poco representativo de los 37 miembros de la conducción. Incluso en esos espacios se mofaban de la vocación al parecer beligerante de los gremialistas por entender que corrían el riesgo de quedar asociados, con sus denuncias, a sindicalistas investigados o incluso encarcelados como Marcelo Balcedo.

Fuente: ámbito